Nadal Suau (centro) junto a los ocho escritores participantes en el coloquio. Foto: FDQ
¿Cola de león o cabeza de ratón? ¿Chupar banquillo en el Barça o ser la estrella del Villarreal? ¿Zulo en Malasaña o dúplex en Vallecas? Estas tres preguntas son análogas a la que se hace todo escritor novel: ¿Qué interesa más, pasar desapercibido en una editorial potente o fichar por un sello independiente que trate con mimo tu obra y se esfuerce en su promoción?En la mayoría de casos no es posible elegir; encontrar editor ya es bastante difícil como para ponerse exquisito. Otras veces sí, y hay quien elige lo primero. Luego están quienes empezaron en una pequeña editorial para dar más tarde el salto a la primera división (en términos económicos, se entiende) del mercado editorial. Y hay quienes prefieren los sellos independientes por múltiples razones. Ocho escritores que han publicado la mayor parte de su obra en ellos han ensalzado su labor este miércoles en la Feria del Libro de Madrid, en un coloquio coordinado por el crítico de El Cultural Josep Maria Nadal Suau y organizado por el Ministerio de Cultura. Han participado los autores Esther García Llovet, Matías Candeira, Remedios Zafra, Vicente Valero, Tania Padilla, Carlos Maleno, Rubén Martín y Beatriz García Guirado.
Como señala Nadal Suau, hay dos formas de entender la edición independiente: como cantera de nuevos talentos que luego dan el salto a editoriales grandes; o como una apuesta decidida por proyectos que solo tienen sentido en sellos independientes. "Por ejemplo, no me imagino una novela como Magistral (de Rubén Martín Giráldez) en otro sello que no fuera Jekyll & Jill", añade el moderador. "Antiguamente, los editores independientes nos preciábamos de ser la cantera de los escritores de las nuevas generaciones, que luego daban el salto a grandes editoriales. Hoy nuestro objetivo es conseguir que se queden siempre con nosotros", apunta el editor de Periférica, Julián Rodríguez, que se encontraba entre el público.
Preguntados los autores por las virtudes del editor ideal (desde el punto de vista del escritor), Tania Padilla (Córdoba, 1985) destaca el entusiasmo y la predisposición al riesgo por partida doble: apostar por autores nuevos sin referencias previas y hacer "artefactos literarios capaces de abrir nuevos caminos". La autora de Nosocomio (Ediciones En Huida) y Un secuestro raro (Algaida) también considera crucial la labor de coedición del propio autor, que debe trabajar estrechamente con el editor. Para Rubén Martín Giráldez (Cerdanyola del Vallès, 1979), otro punto a favor de los sellos pequeños es su mayor predisposición a alterar las convenciones formales y la maquetación de los libros, algo muy importante en sus obras.
Remedios Zafra (Córdoba, 1973), con una trayectoria consolidada en el ámbito del ensayo, especialmente sobre cuestiones de género, identidad y redes sociales, debutó como narradora en Lengua de Trapo y acaba de publicar su primera novela, Los que miran en la editorial Fórcola. "Hoy hay miles de escritores, más que nunca. Lo único que se le puede pedir a un editor en medio de ese exceso es que te vea", algo muy complicado porque, ante la avalancha de manuscritos que reciben las editoriales, "se acaban creando por fuerza círculos de confianza" que dificultan la emergencia de aquellas voces que no frecuentan el mundillo literario.
Vicente Valero (Ibiza, 1963) ya lleva 30 años publicando poesía y en este tiempo ha trabajado con una decena de editores, tanto independientes como "no tan independientes" (véase Tusquets). Cuando escribió su primera novela, Los extraños, decidió no enviársela a ninguno de sus editores anteriores. Finalmente, la obra vio la luz de la mano de Periférica en 2014. "Por primera vez trabajé con un editor de mi generación. Me sorprendió algo tan sencillo como que le llamase y me cogiese el teléfono. Hasta entonces mis editores solían tener unos 20 años más que yo", explica el autor, que después publicó en la misma editorial El arte de la fuga y Las transiciones. "Hasta nuestra generación -añade Esther García Llovet- la literatura española ha sido muy conservadora". La autora de Mamut ha pasado por cuatro editoriales independientes (Lengua de Trapo, Salto de Página, Ediciones del Viento y Malpaso) antes de dar el salto a Anagrama.
Matías Candeira (Madrid, 1984) también ha publicado cada uno de sus libros en una editorial distinta. Antes de publicar su primera novela, Fiebre, en Candaya, publicó las colecciones de cuentos La soledad de los ventrílocuos (Tropo), Antes de las jirafas (Páginas de Espuma), Todo irá bien (Salto de Página) y La segunda vida (Aristas Martínez). La gran ventaja de militar en un sello independiente, según Candeira, "es que valoran hasta las ideas más locas, cosa que no pasa en las grandes editoriales". Beatriz García Guirado puede dar fe de ello. Ha publicado sus relatos en varias antologías de cuentos fantásticos antes de publicar su primera novela, El silencio de las sirenas, en Salto de Página. "Es frustrante enviar manuscritos y no obtener respuesta casi nunca. Una coge miedo al rechazo, así que tardé mucho en enviar esta novela. La mandé a una editorial pequeña y una grande y ambas me contestaron, pero en la grande me dijeron que la segunda mitad era absurda y que tenía que remodelarla para publicarla, a lo que yo me negué". Finalmente la obra encontró acomodo en Salto de Página gracias a un concurso del Festival Eñe.
Carlos Maleno (Almería, 1977) ha publicado Mar de Irlanda y La rosa ilimitada en la editorial Sloper, de Palma de Mallorca. "Estoy muy satisfecho de estar en ese catálogo. Yo veo la literatura como una visión del mundo y para mí lo importante es poder compartirla. Estar en una editorial más o menos grande para mí no es importante".
La dicotomía centro-periferia no solo es pertinente para ubicar a las editoriales en el mapa comercial, sino en su sentido más literal, opina Padilla. La escritora cordobesa señala, por ejemplo, la efervescencia de editoriales independientes en Sevilla. "Hoy las distancias se diluyen gracias a las redes sociales, pero aún así en la periferia surgen artefactos nuevos que no están influidos por modas y corrientes en la misma medida que otras ciudades como Madrid".