Agustín de Hipona es uno de los pensadores más intensos de la tradición cristiana. Sus Confesiones representan el nacimiento de un género, que elude la apología y transforma el yo en objeto de meditación. La historia de una conversión muestra el carácter unificador de la memoria, que posibilita constituir la propia identidad y captar los acontecimientos como una secuencia ordenada hacia un fin. Las páginas dedicadas a la amistad o a las paradojas del tiempo (Dios es anterior al tiempo, el tiempo es una intuición subjetiva del cosmos) continúan deslumbrándonos. Esta cuidadosa edición actualiza un texto que nació como una plegaria. La impotencia del hombre ante la Providencia no menoscaba nuestro anhelo de felicidad, pero la felicidad surge de la gracia. La búsqueda de la verdad puede inducir a la herejía. Agustín fundió la exégesis alegórica de las Escrituras y el neoplatonismo. Su teoría sobre la predestinación inspiró la Reforma luterana. María Zambrano ya advirtió que esta obra nos ofrece un corazón en llamas y que el lector sólo comprenderá su sentido, aceptando que el mismo fuego le devore por dentro.