La Villa de los Quintilii es el mayor complejo residencial de las afueras de Roma, una lujosa ciudad en miniatura situada en la quinta milla de la Vía Apia Antica que dispuso de edificios para espectáculos y un gran complejo termal. Unas excavaciones recientes que pretendían documentar varias puertas del circo han sacado a la luz una extraordinaria sorpresa: una suntuosa bodega imperial de mediados del siglo III d.C. con fuentes decorativas y comedores de mármol donde la producción del vino se habría convertido en una función teatral, quizás con la presencia del mismísimo emperador, según la hipótesis de los investigadores.
El hallazgo se ha dado a conocer en un estudio publicado este lunes en la revista Antiquity y liderado por Emlyn Dodd, arqueólogo del centro de investigación British School de Roma. Los autores del artículo explican que la arquitectura y el esquema decorativo de esta instalación son muy inusuales y muestran un grado de lujo que rara vez se ve en los espacios de producción antiguos. De hecho, según sus conclusiones, el complejo muestra cómo las élites romanas fusionaron la función utilitaria con la ostentación para moldear su estatus social y político.
El nombre de la villa, de 24 hectáreas de extensión en su momento de mayor esplendor, lo brindan los hermanos Quintilio, miembros de una familia senatorial y cónsules en el año 151 d.C. Fueron sus propietarios hasta que el emperador Cómodo, contra quien supuestamente habían conspirado, ordenó su asesinato en 182-183. La residencia fue confiscada y se convirtió en propiedad imperial. Precisamente durante el reinado de este emperador se construyó el circo, sobre el que más tarde se asentaría la bodega recién descubierta.
El complejo cuenta con los elementos típicos de una bodega romana, pero su decoración no encuentra paralelos en una estructura similar en el mundo antiguo. El único ejemplo parecido en este sentido de toda la Antigua Roma se encuentra en Villa Magna, a 50 kilómetros al sureste de la Urbs, cerca de Anagni. Se ha conservado una carta del emperador Marco Aurelio fechada entre 140-145 d.C. en la que describe su participación en un banquete mientras contempla el proceso de producción del vino.
Los trabajos arqueológicos en la Villa de los Quintilii han documentado una zona para pisar las uvas revestida de mármol rojo —material muy resbaladizo cuando se moja, por lo que su uso habla de un lujo extremo—, dos presas mecánicas y un intrincado sistema de distribución que conducía el vino a través de estrechos canales de mármol blanco por el suelo hasta tres fuentes, colocadas en nichos semicirculares abiertos en la pared de un patio —otras dos fuentes vertían agua que se reciclaba a través de un canal subterráneo—. También se han documentado 16 dolia o vasijas de grandes dimensiones enterradas bajo tierra para que el líquido se conservase fresco.
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Alrededor de esta zona se han identificado tres estancias ricamente decoradas, probablemente donde se celebraban banquetes y desde donde se observaba el proceso productivo. Uno de los salones que ha sido completamente excavado, con unas dimensiones de 9x5 metros, tenía varios suelos de opus sectile —técnica de pavimentación con losetas de mármol con motivos geométricos—, lo que muestra al menos dos fases de construcción y renovación. Una inscripción en una tubería de agua de plomo (fistula) hallada en el yacimiento ha permitido datar al menos una de las etapas del complejo, probablemente la más tardía, en el reinado del emperador Gordiano III, que fue depuesto en el año 244 d.C.
En sus conclusiones, los arqueólogos exponen que la estabilidad política y militar que dominó el Imperio romano en la primera mitad del siglo III empujó a Gordiano a desarrollar un programa de construcciones y restauraciones monumentales focalizadas en las infraestructuras del espectáculo. La bodega 'teatral' de la Villa de los Quintilii, que ejemplifica cómo las instalaciones de almacenamiento pueden ser también elegantes, sería un ejemplo más de esta política a unos pocos kilómetros del centro de Roma.
Este espacio, a juicio de los investigadores, ilumina además la relación de la corte imperial con el mundo agrícola: "La élite aprovechó la retórica y el espectáculo visual en torno a la ejecución agrícola idealizada para construir su propia imagen dentro de la cultura y la sociedad romanas, ilustrado cómo los objetivos ideológicos son inseparables del negocio de la producción". También pude ofrecer un vistazo a "la rutina anual del emperador": "En comparación con otras propiedades imperiales, donde los barrios antaño lujosos se transformaron para un uso práctico, la corte imperial de Gordiano pudo haber visitado regularmente la Villa de los Quintilii para [inaugurar con un banquete] la cosecha anual".