La contribución militar, diplomática y económica de España (y Francia) en favor de las Trece Colonias durante la Guerra de Independencia de Estados Unidos es un tema abordado ampliamente en los últimos años por la historiografía, ya sea a través de estudios genéricos, como el brillante Hermanos de armas (Desperta Ferro), de Larrie D. Ferreiro; o de biografías de personajes clave, como el Bernardo de Gálvez (Alianza) de Gonzalo M. Quintero Saravia.
El Museo Naval examina ahora esta historia, todavía "desconocida en un ámbito general", con una exposición temporal cuyo objetivo es difundir el decisivo papel que la Monarquía de Carlos III, y en particular la Armada, brindó a las tropas de George Washington para alcanzar la independencia. "Queremos recuperar y dar a conocer la presencia española en territorio estadounidense durante más de doscientos años de historia y honrar la memoria de los personajes que hicieron posible la última victoria sobre Reino Unido", señala el vicealmirante Marcial Gamboa, director de la institución.
La muestra, que se abrirá este 12 de octubre coincidiendo con el Día de la Hispanidad y se podrá ver hasta el 8 de febrero de 2023, reúne 104 piezas —cuadros, mapas, maquetas de navíos, documentos, armas, uniformes o una bandera de un batallón de infantería inglés capturada en septiembre de 1779 por los hombres de Bernardo de Gálvez— y se divide en cuatro espacios temáticos: un acercamiento a la primera presencia española en Norteamérica desde el siglo XVI, el contexto del reinado de Carlos III y la situación de la Armada, los principales combates de la contienda librados en Gibraltar, Menorca, el Canal de la Mancha y el golfo de México, y sus resultados tras la firma de los tratados de paz.
Berta Gasca, comisaria junto a Inés Abril del montaje, titulado Del Caribe al Canal de la Mancha, también asegura que hay cierto desconocimiento a ambas orillas del Atlántico sobre la intervención de España que salvó la independencia de las Trece Colonias. "No obstante, hay mucha gente en EEUU que está haciendo una labor de memoria y divulgación de esta presencia. En la última cumbre de la OTAN el propio Joe Biden la mencionó", cuenta.
"En los niveles sociales donde conocen la historia y la profundizan son conscientes de este legado", añade Marcial Gamboa, director del Museo Naval, que reabrió sus puertas al público a finales de 2020 tras dos años de renovación y con un discurso museográfico "libre de complejos", para que el visitante se sienta "orgulloso" de los hitos de la Armada. "Muchas veces hemos dejado que escriban la historia por nosotros y así nos ha ido", asegura el vicealmirante.
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Tecnología bélica
El discurso expositivo de la muestra, cuyo montaje simula "un espacio abierto en pleno mar de batalla", con vitrinas que se asemejan a las quillas de las embarcaciones e imágenes y cuadros impresos en grandes lonas que hacen de velas, se resume en una frase de George Washington impresa sobre una pared: "La verdad de la posición depende exclusivamente de los acontecimientos navales. Si Francia y España se unieran, y obtuvieran una superioridad decisiva por mar...". Luis XVI declaró la guerra a Gran Bretaña en 1778 y Carlos III un año más tarde. Pero la ayuda logística y económica, que venía de antes, fue tanto o incluso más importante: ambos países, por ejemplo, proporcionaron el 90% de las armas utilizadas por los rebeldes".
Un perfil comercial que se destaca en la exposición a través de su uniforme original y cartas manuscritas es el del bilbaíno Diego María de Gardoqui, figura clave en el entramado creado en España para el envío de pertrechos bélicos, materiales y medicinas a los aliados estadounidenses. Su labor diplomática, además, resultó esencial para las relaciones con los representantes del Congreso y para la red de espionaje que se organizaba desde Nueva Orleans. Al término de la contienda se convertiría en el primer embajador español en EEUU.
Otros personajes que se ha querido destacar en la muestra son los militares Luis de Córdova, capitán general de la Real Armada —el estudio en el Instituto del Patrimonio Histórico Español del retrato que se expone ha desvelado que fue pintado en vida del marino, que tenía 72 años cuando fue nombrado comandante de la escuadra de Cádiz, y actualizado a medida que el retratado ascendía en el escalafón—, o José Solano, jefe de escuadra en la primera campaña del Canal y del Ejército que auxilió a Bernardo de Gálvez en la toma de Pensacola.
También son valiosas e interesantes las piezas cartográficas, como un mapa de Luisiana del siglo XVIII u otro de la ciudad de Florida realizado como parte del informe tras su conquista, y las maquetas y armas que narran la tecnología de la guerra naval de esa época. Los ingleses, por un lado, introdujeron las carronadas, cañones más cortos y ligeros que requerían menos servidores, de manejo más sencillo y rápido, lo que aumentaba su cadencia de tiro. En el bando español sobresalieron las bombarderas, embarcaciones menores cargadas de artillería y destinadas al bombardeo de objetivos cercanos, como fortificaciones costeras. Se muestra uno recuperado en la bahía de Gibraltar y que seguramente se perdió durante uno de los asedios a la plaza.
Al término de la guerra —la Paz de París se firmó el 3 de septiembre de 1783—, España había recuperado Menorca —se muestra un abanico conmemorativo con una imagen del general británico James Murray entregando las llaves del fuerte de San Felipe al duque de Crillón en febrero de 1782— y Florida y restringido el acceso de Inglaterra a la costa de Honduras, Nicaragua y Campeche.
"España recuperó casi todo menos Gibraltar tras casi un siglo de lucha contra Gran Bretaña", destaca el vicealmirante Marcial Gamboa. "España en ese momento ocupaba tres cuartas partes del territorio estadounidense: tenía los caminos reales hechos, las ciudades, el conocimiento cartográfico de la zona y su presencia había sido asimilada por la población indígena", cierra Berta Gasca. "Para EEUU, el papel que jugó la Monarquía Hispánica fue importantísimo".