El Museo Naval vuelve a abrir al público los espacios de su colección permanente tras casi dos años de renovación. Y lo hace con un nuevo discurso histórico tanto a nivel cronológico como del mensaje que se pretende transmitir: que el visitante se sienta "orgulloso" de los ocho siglos de historia de la Armada. Una propuesta expositiva en la que se resaltan los grandes hitos y sus personajes, como el descubrimiento de América, las expediciones científicas o las victorias militares como la defensa de Cartagena de Indias a cargo del almirante Blas de Lezo.
"Hemos intentado darle a la colección un enfoque más didáctico, clarificarlo para que sea más accesible", explica Marcial Gamboa, director del Museo Naval. "Es un discurso totalmente equilibrado y libre de complejos: queremos presentar nuestra historia sin tener que inventarnos excusas para justificar lo que hicimos mal ni pedir perdón por lo que hicimos bien; destacar nuestros aciertos, que han sido muchos y han marcado el devenir de una nación que mantuvo su imperio durante muchos muchos años".
En las salas de la institución se muestran ahora sus grandes piezas #la carta de Juan de la Cosa, el primer mapa que incluye una representación de América, o el montante bendito de Juan de Austria, una espectacular espada empuñada por el héroe de Lepanto, son dos de las más destacadas# siguiendo una línea temporal que arranca con la Corona de Aragón en el siglo XIII y remata sumergiéndose en la situación actual de la Armada. Un recorrido mucho más comprensible y oxigenado que el anterior, donde había una saturación de objetos y sin que estuvieran contextualizados de forma óptima.
De las 12.000 piezas que conserva el museo, desde este viernes 16 de octubre se expondrán unas 3.000, alrededor de 500 menos que las que se podían ver con anterioridad. Una selección en la que ha primado todo aquello que refuerce ese nuevo discurso museográfico que busca combatir la imagen de una Armada española "ineficaz, mucho más derrotada que vencedora", según ha explicado Juan Rodríguez Garat, director del Instituto de Historia y Cultura Naval.
Una de las obras que se ha retirado de las parades del museo siguiendo esta propuesta histórica es El último combate del Glorioso, uno de los lienzos más conocidos del pintor Augusto Ferrer-Dalmau y que fue inaugurado por el rey Felipe VI. Una decisión que ha indignado a su amigo Arturo Pérez-Reverte, que ha cargado en Twitter contra la institución pidiendo una explicación. "¿Es algo personal contra el pintor, o se trata de simple estupidez?", se ha preguntado el escritor.
El almirante Rodríguez Garat ha señalado que la decisión se ha tomado desde el Instituto de Historia y Cultura Naval y que no responde a "razones artísticas". "El Museo Naval no es un museo de arte, tiene la misión de explicar una historia que sea equilibrada y sin complejos y los españoles tienen una imagen de la Armada que se asocia con la derrota de Trafalgar y esos acontecimientos negativos. Eso es un desaire para los héroes que durante dos siglos y medio mantuvieron el dominio del Atlántico", ha contextualizado.
La justificación que ha dado Rodríguez Garat para prescindir de la obra de Ferrer-Dalmau, que representa la derrota del mítico navío de 70 cañones frente a un convoy inglés tras salir victorioso ese mismo 1747 de otros cuatro lances, se resume en que "no es significativa de la historia de la Armada ni del Glorioso": "Seguro que al capitán Pedro Mesía de la Cerda no le gustaría ser representado en el momento más triste de su carrera", ha añadido el director del Instituto de Historia y Cultura Naval. Es el mejor ejemplo del cambio de política discursiva del museo. El cuadro se encuentra ahora en el despacho del almirante Juan Francisco Martínez Núñez, secretario general de Política de Defensa.
Pintar las victorias
Para narrar la historia del Glorioso, el museo expone otro lienzo del artista Ángel Cortellini en el que el navío español triunfa en el duelo a cañonazos contra el británico Dartmouth. En la nueva propuesta museográfica, sin embargo, sorprende no ver ningún elemento relacionado con la fallida Contra Armada de 1589 que lanzaron los ingleses contra A Coruña y Lisboa, ni siquiera una mención a María Pita.
Fuentes del museo explican que la producción de imágenes en este sentido es nula, y que tradicionalmente se han retratado más las derrotas, como la del cabo de San Vicente, en 1797, de la que se conserva un estupendo lienzo de Antonio de Brugada, que los triunfos. De la también fracasada Gran Armada de Felipe II apenas se muestran cuatro grabados. Las jornadas negras, aunque no se ocultan, han pasado a un segundo plano. "Ya es hora de que los demás dejen de contar nuestra historia", se escuchaba este miércoles en el Museo Naval.
El almirante Rodríguez Garat ha desvelado que están trabajando para ver cómo se pueden solucionar esas "carencias" iconográficas sobre grandes victorias de la Armada española, como la de La Rochellere (1372), proyecto para el que esperan contar con Ferrer-Dalmau, presente en el nuevo recorrido con dos de sus cuadros, entre ellos, el de la conmemoración del quinto centenario de la primera circunnavegación de Magallanes y Elcano."Queremos presentar en obras de arte todos estos episodios históricos que merecen ser recordados", ha concluido el director del IHCN.
El nuevo Museo Naval, cuya entrada recuerda ahora a las cuadernas de una embarcación, se divide en seis unidades cronológicas: La mar en la génesis de España (Siglos XIII al XV), La era de los descubrimientos (XV y XVI), Donde nunca se pone el sol (XVI y XVII), La creación de la Real Armada (XVIII), El fin de un imperio (XIX) y La recuperación de la Armada (XX y XXI). Además, cuenta con varios espacios monográficos dedicados a la edad de oro de la construcción naval (XVIII), la defensa de las rutas marítimas comerciales (XVI y XVII), la construcción naval en la era del vapor (1833-1931) y la vuelta a los mares del mundo.