Lluís Homar: "Yo a Lope me lo creo, con entusiasmo"
El director de la CNTC estrena 'La discreta enamorada', obra en la que interpreta al capitán Bernardo, en el Soho Caixabank de Málaga
27 abril, 2023 02:05Tras complicarse la vida con Lo fingido verdadero, artefacto metateatral de Lope de Vega, Lluís Homar (Barcelona, 1957) vuelve al Fénix, pero ahora con una comedia por derecho, La discreta enamorada, nunca hecha por la Compañía Nacional de Teatro Clásico, que dirige desde 2019. La ha armado con su sección juvenil, que tantos valiosos montajes ha brindado a lo largo de sus seis promociones. Homar dirige el cotarro pero también estará sobre las tablas, encarnando al capitán Bernardo, uno de los protagonistas de una pieza que califica como “perfecta”. Podrá verse en primera instancia en el Soho Caixa Bank de Málaga, a partir del día 27. Luego hará una amplia gira: Barcelona, Almería, Almagro, La Coruña y Las Palmas.
Pregunta. ¿Quién y qué le empujó a La discreta enamorada?
Respuesta. Siempre la he tenido presente en mis conversaciones con Vicente Fuente, al que yo llamo ‘el maestro de la palabra’. También Felipe Pedraza me habló de ella. Es una obra que va como anillo al dedo para hacerse con la Joven Compañía porque los protagonistas son jóvenes. Me parecía, además, muy oportuna su reivindicación del amor como agente de cambio de la realidad. El amor nos enfoca hacia lo esencial.
P. La discreta enamorada es una comedia ‘canónica’ pero se escribió poco antes de que Lope publicará El arte nuevo de hacer comedias, en pleno proceso de reflexión metateatral, pues. ¿Utiliza esta pieza como ejemplo de lo que a su juicio ha de ser una comedia?
R. Es una obra de madurez, de un dramaturgo ya con mucho oficio. Lo demuestra en la carpintería y en el contenido. Yo la veo perfecta. Nada que ver con el carácter deslavazado y abierto de Lo fingido verdadero, que fue, por otra parte, la característica que me atrajo de ella. Aquí percibimos la perfección en el ritmo, el dibujo de los personajes… No puede ser mejor. Era una época en la que se estaban asentando los corrales de comedias y Lope sabía que debía atraer al público.
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P. Aunque no lo hacía a cualquier precio.
R. No, porque los personajes no son excusas para una trama rocambolesca. Lo rocambolesco está desde el arranque: desde que el capitán, un hombre mayor con poder y dinero, va a pedir la mano de Fenisa como el que va a comprar ganado. Es una filigrana de autor, sí, pero no solo para mantener en vilo al público, porque de fondo hay una lección de vida.
P. Ese mensaje de exaltación del amor, aunque pueda sonar un poco naif, tiene una vigencia imperecedera, ¿no?
R. Desde luego. En estos textos encontramos el registro de una vida que se ha ido deshilachando con los años. Ahora nos montamos en avión y en unas horas estamos al otro lado del globo, o apretando un botón conseguimos casi de todo, pero se han perdido cosas valiosas. Transmitir aquella vida esfumada es lo que nos ocupa. No es vida arcaica, aunque lo pueda parecer, sino contemporánea. Como decía Marsillach, todo el teatro es contemporáneo porque se hace en el presente. Yo a Lope y Calderón me los creo, con entusiasmo.
"Para comprobar nuestra implicación en Almagro, basta ver nuestra presencia en la próxima edición"
P. ¿Es más fácil transmitir vida con tanta energía juvenil alrededor?
R. Sí, los doce actores de la Joven Compañía fueron seleccionados entre 960 candidatos. Son una de mis prioridades, como dije desde que accedí a este cargo. Desde septiembre venimos trabajando el canto, el análisis de textos… Esto es un centro de alto rendimiento, y no es fácil porque nuestra ambición es elevada. Pero también es un espacio protegido, una burbuja, algo que nos permite ir más allá, olvidándonos de los egos y los intereses personales.
P. Por cierto, Madrid tiene mucho peso en la obra. El segundo acto transcurre, por ejemplo, en el Museo del Prado. ¿Qué papel juega exactamente la ciudad?
R. Era una época en la que se estaba asentando como capital. Era la nueva metrópolis, y se intentaba que la gente estuviera orgullosa de ella, de sus calles, de sus plazas, de sus jardines… Hay un momento en el que un personaje dice: “Si no me entiendes, no eres en Madrid nacido”.
P. Aunque la obra se estrenará en el Soho Caixa Bank de Málaga. En octubre de 2022 ya estrenaron en La vida es sueño en el Lope de Vega de Sevilla y El burlador de Sevilla en el Grec de Barcelona. Salir más era uno de sus objetivos. ¿Está satisfecho?
R. Sí, también hemos llevado La vida es sueño al Barbican de Londres. El objetivo, con nuestras limitaciones y dificultades, se está consiguiendo. Hay que tener en cuenta que la CNTC no pertenece a Madrid sino a todo el territorio nacional. Estos estrenos fuera hacen que otras ciudades la sientan como suya. Es un esfuerzo desplazar todo el buque en lugar de trabajar en casa pero es algo que debemos hacer como compañía pública que somos.
P. Con Almagro en cambio se enrareció la relación. Ignacio García, al marcharse de allí, deslizó que la CNTC no estaba implicándose lo suficiente con el festival. ¿Qué tiene que decir al respecto?
R. Que basta ver la presencia que tendremos en esta edición. Estamos muy contentos con lo que hemos dibujado conjuntamente con la nueva directora, Irene Pardo.
P. Dijo al llegar a la CNTC, para suspicacia de muchos, que venía a aprender. Fue honesto y humilde. ¿La zambullida en nuestro repertorio clásico está siendo más fascinante de lo que pensaba?
R. Sin duda. Ya solo haber hecho El príncipe constante como actor, oficio que llevo ejerciendo desde hace 60 años, cuando debuté en el teatro amateur, fue una experiencia única, algo que me llevo y algo que he podido ofrecer. San Juan, Ramón de la Cruz, Lope… Vivo en el Barrio de las Letras. Estoy sumergido en todo esto a conciencia. Como me dijo Eduardo Vasco, yo tenía una trayectoria que sumar aquí. Y en eso estoy, muy feliz.
Doblemente discreta
Muy curiosa la coincidencia, que puede que haga décadas que no se produce. La discreta enamorada estará por partida doble representada en la cartelera española, ya que el Teatro Quique San Francisco también la ha programado, con ánimo de convocar a toda la familia en sus butacas. Aquí es Manuel Carcedo el que orquesta los enredos y las confusiones de identidad tan del gusto de Lope, que muestra a Fenisa subvirtiendo los usos y costumbres de una sociedad autoritaria y patriarcal.