Hoy, a veces, se recupera la propuesta inicial, y este el caso. Se utilizará la rompedora producción del extinto e imaginativo regista británico Graham Vick. Fue su última aventura y se estrenó en Parma.

En Barcelona será recreada por Jacopo Spirei, se desarrolla sobre una escenografía construida a partir de una pantalla semicircular que rodea el fondo, con una premonitoria tumba que preside el escenario.

Escena de 'Un ballo in maschera', de Graham Vick

Es sin duda un sugerente y muy libre espacio, que subraya la acción y deja bastante abiertas las relaciones entre los personajes. Como afirma Spirei, se propone “un universo de claroscuros en el que se conjugan los conjuntos monumentales con planos de enorme intimidad”.

Se cuenta con dos magníficos repartos, que se van alternando. En las partes principales concurren los tenores Freddie di Tommaso, un lírico pleno de gran presencia, y Arturo Chacón-Cruz, de menor sustancia vocal, pero firme y decidido (Gustavo III); las sopranos Anna Pirozzi, de amplio caudal y sonoridades plenas, y Saioa Hernández, de timbre esmaltado y canto elegante; los barítonos Artur Rucinski, lírico amplio y rotundo; y Ernesto Petti, un buen fraseador.

['Lear' en el Teatro Real, la feroz galaxia de Calixto Bieito]

El papel de Ulrica se lo disputan dos voces graves bien distintas: Daniela Barcellona, flexible y rotunda, y Okka von der Damerau, una probada wagneriana. Y el del paje Oscar estará estupendamente defendido por dos voces ligeras aéreas y fáciles: las de Sara Blanch y Jodie Devos.

En el foso se situará, junto a la Orquesta del Liceu, un experto tan acreditado como Riccardo Frizza, verdiano hasta las cachas.