Por esas cosas de la vida se dan cita en nuestro país cuatro de las mejores sopranos del mundo, cada una en su estilo. Campeonas de su cuerda y ejemplo para las más problemáticas voces masculinas. Tres de ellas, Sonya Yoncheva, Lise Davidsen y Ermonela Jaho, cantarán en el Festival de Peralada los días 2, 4 y 5 de agosto. La cuarta, Anna Netrebko, lo hará en el Teatro Real el día 25 de julio, dentro del Universal Music Festival. Hablaremos de esta en primer lugar.
De hechuras líricas en sus comienzos, incluso con vetas de lírico-ligera, Netrebko se dio a conocer entre nosotros cuando, con 30 años, se presentó en el escenario del Teatro Real de Madrid en el papel de Natasha de Guerra y paz de Prokófiev. Ha transitado por los parajes de una lírica pura, conectada con las antiguas líricas de coloratura, hasta acceder a su estadio actual, el de una lírica robusta que coquetea abiertamente con lo spinto.
El timbre, carnoso, sedoso, pero límpido, el tinte ligeramente oscuro y penumbroso, el colorido suave, son señas de identidad y propician un espectro sonoro de atractiva sensualidad. Su actual tendencia a servir partes que piden un instrumento más dramático —Lady Macbeth de Verdi, por ejemplo— y su querencia hacia ciertos papeles veristas han incrementado su vibrato. Junto a su marido, el tenor Yusif Eyvazof, y el barítono Elchin Azizov, interpretará un programa basado en Chaikovski. La Orquesta del Teatro será dirigida por el antiguo violinista Michelangelo Mazza.
[La guerra silencia el canto de Anna Netrebko]
Sonya Yoncheva posee un instrumento quizá de mayor envergadura, asimismo rico de armónicos, aún más sedoso y bello, de atractivas coloraciones y de una pasta sensual de alto voltaje. El colorido recuerda en buena medida, aunque el suyo es más hermoso, al de una Maria Callas, de voz más personal, por supuesto, y de un talento dramático y resortes expresivos mucho mayores.
La liquidez de la emisión, lo satinado del sonido, el temperamento controlado, la facilidad en la coloratura son otras tantas virtudes de la cantante. La recordamos en Il pirata de Bellini y en Siberia de Umberto Giordano. En ambas óperas cantó con línea, con expresión y con elegancia. Su programa viene integrado por canciones de Duparc, Chausson, Viardot, Donizetti, Delibes, Puccini, Martucci, Tosti y Verdi. El eficaz Malcolm Martineau se sentará al piano.
La noruega Lise Davidsen es probablemente el más señalado fenómeno vocal en los últimos diez años. Está en el camino de convertirse en una intérprete de los papeles operísticos más espinosos y caudalosos de la literatura wagneriana y straussiana. Posee igualdad, tersura, facilidad emisora por derecho, franqueza en el ataque, solidez en los graves, brillo fúlgido en los agudos, volumen y seguridad. Da la impresión de que nada le cuesta trabajo y de que la voz campanea a sus anchas sin apenas molestarse. Corre rápidamente por la sala, tal es su riqueza de armónicos.
No ha de correr y ha de administrar su ya relevante y metálico instrumento y su ya más que aceptable arte de canto. El timbre es cálido y cristalino, penetrante, pero no agresivo. Tiene carne, grosor, frescura —la de una joven de 35 años—, vibración, irisado espectro y músculo. En unos años, si nada se tuerce, puede ser la gran Brünnhilde de nuestros días. Canciones de Wagner, Brahms, Strauss, Verdi, Grieg, Lehár y Gershwin componen su programa. Tendrá la colaboración desde el piano de Sophie Raynaud.
La noruega Lise Davidsen es probablemente el más señalado fenómeno vocal de los últimos diez años
Por su parte, Ermonela Jaho posee un instrumento de menor radio de acción. Es una lírica que suda la camiseta. Sin los medios de las anteriores, en efecto, posee un timbre agradable, de más punzante espectro, de extensión suficiente y, sobre todo, maneja una técnica soberana que la ayuda a agrandar el sonido, a dotar de amplitud la emisión. Sabe como ninguna llegar al fondo emotivo de sus personajes y suple con arte, con convicción, con entrega lo que le falta de heroísmo, de envergadura.
Es única en la administración de claroscuro y llega fácil al corazón de sus heroínas, entre las que se encuentran Butterfly y Violetta. Hará vibrar al personal con las canciones que componen su recital firmadas por Verdi, Leoncavallo, Puccini, Cilea, Mascagni, Gounod, Massenet y Giordano. Pantesilena Jaho será su acompañante.