Este disco se encuadra en la gran tradición germana, el romanticismo temprano representado por oberturas de su compositores claves como Mendelssohn (Sueño de una noche de verano y La gruta de Fingal), Weber (Euryanthe y Oberon), o Wagner (Rienzi). Una tradición que queda plasmada hoy en un director integrado plenamente en ella como Thielemann, asimismo muy viva en los timbres y fraseo de una orquesta como la Filarmónica de Viena. Un lujo aprovechado magníficamente por la batuta, que sabe exponer con finura y convicción las distintas secuencias de músicas tan expeditivas y teatrales. Hay aciertos indudables en el tratamiento tímbrico y en la regulación de dinámicas, como en ese misterioso comienzo de Oberon, en el que late todo el romanticismo germano.