Fue alumna de Granados y Falla y amiga de García Lorca, compositora, pianista, docente, galerista y la única mujer del Grupo de los Ocho. La llamaban Rosita, se casó con el músico Jesús Bal y Gay, conoció el exilio y el olvido. Murió centenaria en una residencia de mayores, sin descendencia, hace 21 años. Un CD publicado por el sello Cezanne reúne ahora toda la obra de Rosa García Ascot (1902-2002), figura representativa de la Edad de Plata de la cultura española,

El proyecto cuenta con la participación de la Orquesta Sinfónica Ibérica bajo la batuta de José Luis Temes, el pianista Ignacio Clemente y el guitarrista Samuel Diz. "Un paso imprescindible para la justa valoración de esta compositora madrileña de la que tanto se ha hablado y se habla, pero cuya obra se conocía tan poco", en palabras de Temes.

García Ascot es autora de una obra breve y de juventud en la que destacan la Suite para orquesta, Movimiento para piano y orquesta y piezas como Cielo bajo o Española, para guitarra. "Es una figura intelectualmente muy importante", señala Temes, "pero como compositora, a pesar de que tenía un talento enorme y una base extraordinaria, su producción es muy pequeña y desde el momento en que coge el barco y se exilia en México no vuelve a escribir una sola nota". El propio Temes llegó a pedir obra nueva a García Ascot y Bal y Gay en los años 70, cuando dirigía el Grupo de Percusión de Madrid, "pero no me hicieron caso, estaban ya en otra onda".

Rosa García Ascot acompañando al director Gustavo Pittalunga en un 'Concierto' de Falla en el Auditorium de Madrid. Archivo Santos Yubero

Frente a la posibilidad apuntada por algunas fuentes de que parte de su obra fuera destruida en la Guerra Civil, el musicólogo y director de orquesta es claro: "Creo que puedo asegurar que en su obra no hay ni una nota más de lo que está recogido en el disco. Evidentemente, de ningún compositor se puede decir tajantemente que no compuso más… De Beethoven, por ejemplo, prácticamente lo conocemos todo, y las tres o cuatro partituras que no conocemos, que son poca cosa, están documentadas aunque estén perdidas".

"Pero de Rosa García Ascot —continúa— con toda probabilidad se puede decir que no hay más. De su Concierto para piano y orquesta se ha dicho que es una de las grandes tragedias de la música española porque se perdió…, pero nunca lo terminó, solo escribió un primer movimiento que está inconcluso, nunca escribió los dos siguientes. En una relación de sus composiciones realizada en México no cita ni una obra más de las que están en el disco".

[Manuel de Falla y Adolfo Salazar, cartas entre gigantes]

Gran talento y base extraordinaria… "Es que fue alumna de Pedrell, de Falla, de Granados y de Turina: no se puede tener un póquer de ases mejor. Tenía una base compositiva formidable". Temes destaca el hecho de que Falla, que no daba clases y no tenía talante pedagógico, decidiera aceptarla excepcionalmente como alumna. La familia de García Ascot tenía buena relación con Felipe Pedrell y, a través de este, con Enrique Granados, por lo que desde temprana edad los disfrutó como maestros y mentores. A la muerte de Granados, Pedrell le presenta al autor de El amor brujo, a quien desde entonces tuvo ya siempre como referencia.

"Falla —explica Temes— la acogió durante tres años como alumna de piano y, sobre todo, de armonía, contrapunto y composición. Cuando se fue a Granada la dejó como alumna de su hermano Germán, que era un pianista de lo mejor de la época además de compositor, pero no se entendieron muy bien, y García Ascot optó finalmente por Joaquín Turina". De estos años de formación datan sus obras iniciales para piano, incluidas en esta integral.

Rosa García Ascot con Manuel de Falla (Granada, 1935).

Algo posteriores son sus primeras obras no pianísticas, la primera de las cuales, Cielo bajo, de 1924, abre el CD. "Obra breve pero exquisita", en palabras de Temes, "tarjeta de presentación de Rosa García Ascot en el entorno de su generación neoclásica". En la segunda mitad de la década compone sus Dos piezas para orquesta y la Suite para orquesta, en las que reelabora su música anterior para piano.

El decenio siguiente le depara experiencias muy diversas. Se vincula a la Residencia de Estudiantes, foco cultural imprescindible en la España de la época, donde conoce entre otros a Federico García Lorca, con quien establece una gran amistad y que le dedica textos y dibujos, y al compositor gallego Jesús Bal y Gay, que en 1933 se convierte en su esposo.

En ese espacio surge, apadrinado por Falla, Lorca y Adolfo Salazar, el llamada Grupo de los Ocho (considerado la división musical de la Generación del 27), con un objetivo esencialmente renovador. García Ascot forma parte de él junto a Rodolfo y Ernesto Halffter, Gustavo Pittaluga, Fernando Remacha, Julián Bautista, Salvador Bacarisse y Juan José Mantecón. Compone Española, inicia su Concierto para piano y orquesta y a mediados de los 30 marcha a Inglaterra con Bal y Gay, que recibe una oferta como profesor invitado en la Universidad de Cambridge. En el verano de 1936, de vacaciones en Galicia, les sorprende el golpe militar.

Tímida difusión

Logran regresar a Cambridge y no volverán a España hasta los años 60. Pasan un año separados: él en México, donde se relaciona con otros intelectuales españoles que han huido de la guerra, y ella en París, donde están sus padres y avanza en sus conocimientos de composición musical con Nadia Boulanger. Crea su Canción en tres tiempos, para oboe, clarinete y fagot. En marzo de 1939 embarca hacia México para reunirse con su marido.

Allí llevan una vida activa en lo cultural (él, como crítico e investigador, ella como concertista) y en lo social. En 1955 abren la galería de arte Diana, dedicada al arte contemporáneo internacional y gracias a la cual establecen una estrecha relación con la pintora Vera Stravinski, esposa del compositor. Bal y Gay reconoció el apoyo que recibió de Igor Stravinski a la hora de sobrellevar sus penas de exiliado.

Concierto en el Festival de Música Española de León (septiembre de 2021) de la Orquesta Sinfónica Ibérica dirigida por José Luis Temes y con Ignacio Clemente como solista, en el que fueron estrenadas algunas de las piezas que componen el disco.

Hasta que deciden volver a España, primero con un viaje de tanteo en 1962 y luego con el definitivo regreso en 1965, después de cerrar la galería. Se instalan en un piso del Paseo de La Habana de Madrid, donde García Ascot (que, anota Temes, "llega con la sorpresa de que nadie se mete con ella, no tiene el más mínimo problema político ni policial") se dedica a dar clases de piano. De esta manera conoce a Teresa Heredia, madre de dos de sus alumnas y que será para ella un apoyo fundamental (su cuidadora en el tramo final de su vida), hasta el punto de que la nombra "heredera universal a todos los efectos".

En los 70 y 80 su obra tiene una tímida difusión (algunas publicaciones, conciertos, emisiones radiofónicas…). Entre los escasos reconocimientos, el premio Comunidad de Madrid a la creación musical, concedido en 1989 a la pareja, que opta por pasar sus últimos años en la residencia de ancianos de Torrelaguna (Madrid). García Ascot muere el 2 de mayo de 2002, pocos días después de cumplir 100 años y casi una década después del fallecimiento de su esposo.

El proyecto discográfico de su obra completa ha sido posible gracias a la implicación del Festival de Música Española de León, dirigido por Miguel Fernández Llamazares, y la labor de recuperación llevada a cabo por el pianista Ignacio Clemente, ahijado de Teresa Heredia (fallecida a comienzos de este año) y autor del libro Rosa García Ascot y la Generación del 27. Varias de las piezas recogidas fueron estrenadas, por los mismos intérpretes, en el festival leonés en septiembre de 2021.