Tiempo de contrastes, año de grandes presencias (y ausencias, como la muerte de Jerry Lee Lewis) del mundo del rock y del pop. Empezó con la publicación del álbum Motomami de Rosalía, sin duda una de las protagonistas de la temporada musical.

Su videoclip de la canción Despechá, incluida en su Motomami World Tour, puso coreografía (y ciertos toques horteras) al tórrido verano y hace tan solo unos días tocó el cielo en los Grammy con uno de los grandes galardones en el apartado latino (con censura en la televisión estadounidense incluida y con Jorge Drexler triunfando).

La catalana compitió con el directo de los Rolling Stones, que abrieron gira europea en el Wanda Metropolitano con el tour Sixty, un guiño a las seis décadas que llevan marcando el paso del rock, ya sin el añorado Charlie Watts (en un año en el que se han editado dos biografías). Mick Jagger, Keith Richards y Ronnie Wood echaron de menos al mítico batería, al que dedicaron numerosas imágenes en sus pantallas gigantes. Podría decirse que siguen llevando el mayor espectáculo de rock del mundo.

Buenas noticias: las grandes bandas siguen contando con nuestro país para dejar su rastro, como los Rolling Stones, The Cure, Metallica o Kiss

A los grandes nombres del rock se unió The Cure con el mítico Robert Smith a la cabeza (en forma aún). Buenas noticias: las grandes bandas siguen contando con nuestro país para dejar su rastro, incluso para despedirse, como Kiss, que dijo adiós a los escenarios en Barcelona y Madrid con un show aderezado con plataformas elevadoras, chorros de fuego y Paul Stanley cruzando el estadio en una tirolina a sus 70 años. Admirable.

[Los Rolling Stones desatan la euforia en el Wanda]

Grandes vibraciones llegaron de festivales como el madrileño Mad Cool, abierto con el thrash metal de Metallica ante 65.000 personas. En el festival también destacaron los conciertos de Muse y Florence + The Machine. El Cala Mijas rompió moldes en su primera edición convocando al australiano Nick Cave, que se presentó acompañado de su banda The Bad Seeds. Una visita sorprendente con la que se apuntó un tanto el debutante festival malagueño.

Y, sin duda, otro de los protagonistas del año ha sido el rapero C. Tangana, estrella en el Sónar de Barcelona y protagonista de uno de los conciertos más extraordinarios que ha visto el escenario del Wizink Center. Con una impecable realización cinematográfica y rodeado de colaboradores de lujo, Tangana consolidó en marzo su lugar en el trono del pop español con un espectáculo apoteósico, el concierto "más importante de su vida", como él mismo reconoció. Una superproducción que tenía más que ver con el teatro musical y el cine que con un concierto al uso.