Con tan solo 9 años un jovencísimo Jean Paul Gaultier ya soñaba con montar un musical en el Folies Bergère como los que veía en la tele, pero protagonizado por Nana, su peluche favorito, al que le añadiría unos (icónicos) conos a modo de sujetador, creando el primer peluche trans de su particular historia y, de paso, uno de sus referentes visuales más reconocibles.
En la actualidad, el diseñador francés, conocido también por sus vestuarios para los filmes de Almodóvar y Luc Besson, lleva retirado de los desfiles desde 2020. Un año antes comenzó a impulsar y codirigir Fashion Freak Show, un espectáculo de corte cabaretero basado en su vida que cuenta con 300 piezas de vestuario creadas por el famoso enfant terrible de la moda y que une música, circo y danza con 18 intérpretes sobre el escenario.
Después de conquistar el ansiado Folies Bergère de París y el Roundhouse de Londres, el musical Gaultieriano aterrizó anoche en Barcelona para desplegar toda su diversidad en el teatro Coliseum hasta el 21 de abril.
Let’s Dance
Y es que Fashion Freak Show rinde un homenaje brillante y divertido a los últimos 50 años de la cultura pop, desde la música disco hasta el pop y el rock, pasando por la new wave y el punk en una producción que mezcla revista de cabaret y comedia musical.
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Un excéntrico espectáculo donde la música es el latido que va marcando las diferentes etapas vitales y artísticas del reconocido diseñador francés. Las canciones de David Bowie, Madonna, Marvin Gaye, George Michael o Frankie Goes to Hollywood suenan a todo volumen, mientras los bailarines ejecutan lujuriosos números de baile vestidos con las icónicas prendas sexis del diseñador: corsés, bodys, ligueros y toda la iconografía que le hizo tan reconocible durante toda una época. Sobre todo con el uso indiscriminado que le dio la cantante Madonna en su Blonde Ambition Tour.
Pero en el musical también hay momentos más delicados con las también icónicas camisetas marineras marca de la casa y momentos florales representando la parte más romántica y naif del diseñador, especialmente dedicada a su pareja Francis Menuge, fallecido a principios de los 90 por culpa del SIDA.
Estrellas como Rossy de Palma y Catherine Deneuve aparecen como invitadas en el espectáculo, haciendo apariciones especiales a través de las diferentes pantallas móviles y aportando algo más de glamur a la producción.
De Palma interpreta a la castradora maestra de colegio del pequeño Gaultier que no para de gritarle repetidamente "¡Gaultier ves demasiada televisión!". Mientras que la gran diva francesa Deneuve, durante uno de los mejores números del espectáculo, simulando uno de sus irreverentes y potentes desfiles de pasarela, enumera algunos de los mandamientos más importantes del decálogo Gaulteriano, como "He’s a Bad Girl", "Don’t Talk, Walk!" o "Men Feel Like a Woman", remarcando todavía más su habitual ideario de hombres muy feminizados y mujeres empoderadas y dominantes.
La Fashion Police
Pero si hay algún momento especialmente cómico dentro del show es su particular 'ajuste de cuentas' con la figura de Anna Wintour, la mítica directora de Vogue que en un principio no validó las creaciones iconoclastas del diseñador francés.
La Fashion Police por excelencia de la moda internacional mantiene en la actualidad una buena relación con Gaultier, pero no fue así en el pasado. La figura de la Wintour recibe varios palos (humorísticos) por criticar al nuevo hype de la moda con mucha saña y, posteriormente, alabar un tiempo después las creaciones más molonas y exitosas de JPG como si le hubiesen gustado de toda la vida. Donde dije, digo y donde digo, Vogue.
Además, sacó a una voluntaria del público para que desfilase sobre el escenario y demostrar que "todo el mundo puede ser modelo", aunque sea por un rato. La chica lo hizo divinamente y el público le obsequió con una gran ovación desde un patio de butacas repleto de caras conocidas como las de Isabel Coixet, Rigoberto Bandini, Antonia dell’atte o el mismo Jean Paul Gaultier.
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Cierto es que a lo largo del show hay números musicales más potentes que otros y que, al sucederse de manera continua sin apenas dejar un respiro el espectador, el hilo conductor a veces puede quedar un poco desdibujado y el impacto global del espectáculo acaba disminuyendo.
Pero, sobre todo, en su tramo final, Freak Fashion Show sube la temperatura y se convierte en escapismo puro y duro, en celebración lujuriosa y desenfadada y en una gran diversidad que celebra la vida de la mano de un diseñador que tiene muy claras sus consignas: "No hay una sola belleza, hay muchas", "Podemos usar la moda y no dejarnos usar por ella" y así las repitió anoche totalmente exultante sobre el escenario y rodeado de su equipo tras finalizar el show.
Una vida dedicada a convertir en realidad textil y transgresora los sueños más locos: La vie en rose.