El dramaturgo y guionista de cine y televisión Antonio Onetti ha sido nombrado presidente de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), tal y como ha acordado la Junta Directiva de la entidad reunida en sesión extraordinaria en el día de hoy, con 21 a favor, 8 abstenciones y 6 en contra. Onetti sustituye a Fermín Cabal, que ha ocupado el cargo de manera interina durante dos semanas después de la moción de censura que el pasado 15 de abril logró destituir a la anterior presidenta, Pilar Jurado.
Antonio Onetti llega con ánimo de solucionar los problemas que arrastra la entidad y, especialmente, rebajar la tensión que ha marcado las relaciones con el Ministerio de Cultura y la CISAC, el órgano internacional que agrupa a las entidades de gestión de derechos de autor. El nuevo presidente ha declarado que su principal objetivo es “restablecer la confianza en el correcto funcionamiento de sus órganos de gobierno, con absoluta profesionalidad en la gestión, transparencia y eficacia, convocar lo antes posible elecciones a la Junta Directiva y el nuevo órgano de supervisión, y superar las consecuencias económicas provocadas por la pandemia con el máximo apoyo a los autores y el menor coste posible para la entidad”. “Para ello”, ha añadido, “es imprescindible acentuar la colaboración con las instituciones culturales de las que depende la SGAE: Ministerio de Cultura, órgano tutelar de nuestra sociedad, y CISAC. La cooperación, el diálogo y el cumplimiento escrupuloso de todos sus requisitos deben marcar nuestra inmediata hoja de ruta para normalizar la vida de la entidad”.
La destitución de Jurado se produjo dos meses y medio después de que la entidad de gestión de derechos de autor más importante de España consiguiera, después de tres intentos fallidos, aprobar los nuevos estatutos que ajustan —al menos en teoría— su funcionamiento a la legalidad española y europea, aunque aún no han sido ratificados por el Ministerio de Cultura, que no ha frenado de momento su intento judicial de intervenir la entidad, provocado por las irregularidades en su funcionamiento y su sistema de reparto de derechos. Por esos mismos motivos la SGAE además lleva un año expulsada de CISAC, la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores, y en mayo este organismo decide si la readmite o prorroga su expulsión.
Según explicó Fermín Cabal a El Cultural, entre los motivos que le llevaron a él y a otros 21 miembros de la junta directiva a forzar la destitución de Pilar Jurado se encontraba un cambio en "su manera de actuar, cediendo demasiado a presiones internas, anticipando dineros y haciendo nombramientos que alteran el organigrama de nuestra sociedad, algo que debería ser aprobado por el Ministerio de Cultura, que es órgano tutelar de la SGAE".
La SGAE, con 135.000 socios, lleva una década sumida en escándalos, fraudes y guerras internas que han desgastado rápidamente a los sucesivos presidentes de la entidad. La permanencia de Onetti en la presidencia depende de la junta directiva que salga elegida de las próximas elecciones. Mientras dure en el cargo, tiene ante sí muchos frentes abiertos. Tendrá que lidiar con las luchas de poder, los requerimientos del Ministerio de Cultura y la CISAC, el escándalo de ‘la rueda’ (en manos de la justicia), la desbandada de importantes autores hacia otras entidades, además de un más que probable hundimiento de la recaudación provocado por la actual crisis del coronavirus.
Onetti se convierte en el presidente número 44 de la institución. Una entidad que, a lo largo de sus 120 años de historia, ha estado presidida por compositores (como Ruperto Chapí, Amadeo Vives, Francisco Alonso, Jacinto Guerrero o Moreno Torroba), dramaturgos (como Benito Pérez Galdós, Pedro Muñoz Seca, Carlos Arniches, Eduardo Marquina, Juan José Alonso Millán, Ana Diosdado o Santiago Moncada) o cineastas (como Manuel Gutiérrez Aragón o José Luis Borau), entre otros.