Hilary Hahn. Foto: Karsten Moran
La violinista norteamericana, una de las artistas más reconocidas en el firmamento musical, ofrece esta noche un concierto en el marco de la 4ª edición del festival Formentor Sunset Classics.
A lo largo de su carrera ha explorado la diversidad del repertorio violinístico, desde Bach hasta los más importantes compositores contemporáneos. Su original aproximación a la música demuestra una notable capacidad para respetar las composiciones tradicionales para violín, creando al mismo tiempo nuevas oportunidades para los oyentes. La constante evolución con la que Hahn aborda la creación musical y su curiosidad por el mundo, unidas a su cercanía con la audiencia y su capacidad para transmitir emociones profundas, la han convertido en una de las favoritas entre los aficionados de todo el mundo.
En el concierto de esta noche, incluido dentro del festival Formentor Sunset Classics, y acompañada por una agrupación sinfónica de primera categoría como la Orquesta Filarmónica Checa, interpretará el Concierto N° 5 de Mozart, una obra de gran madurez y belleza que mereció el calificativo de "turco" por su final rítmico y lleno de virtuosismo. Bajo la batuta de Jirí Belohlávek, la orquesta cerrará el programa con la Suite Checa del compositor Antonín Dvorák, principal referente del nacionalismo checo en la música.
Pregunta.- ¿Qué supone para usted tocar en el Formentor Sunset Classics, un festival joven pero por el que han pasado figuras de gran prestigio?
Respuesta.- Creo que soy muy afortunada de estar aquí, es todo un honor y una ocasión preciosa para disfrutar de este precioso lugar donde ya había estado de vacaciones pero nunca había actuado. No suelo ofrecer muchos conciertos al aire libre, y menos en verano, que es la época que aprovecho para descansar, pero creo que la actuación de esta noche en este entorno natural será espectacular, una experiencia absolutamente maravillosa para la audiencia.
P.- ¿Qué ofrecerá el concierto? ¿Hasta qué punto pesa en las piezas que va a interpretar el hacerlo con la Orquesta Filarmónica Checa?
R.- El plato fuerte es el Concierto N° 5 de Mozart, una pieza clásica que comencé a estudiar a los 10 años y que, en mi opinión, refleja mucha crudeza y valor y se aleja del Mozart clásico, del estilo más habitual del compositor, lo que supone emprender un viaje por las diferentes capacidades de Mozart, que son muy ricas y variadas. El resto de piezas son de otro gran compositor, una gran figura checa como Antonín Dvorák, cuya Suite Checa creo que combina muy bien con Mozart. La combinación es muy adecuada, porque la Orquesta de la República Checa, que es una formación que interpreta con mucha energía y un sonido muy unificado, ejecuta magistralmente a Dvorák y toca como ninguna otra la música de Mozart, que vivió en Praga y estaba muy unido a la ciudad y sus habitantes.
P.- Lleva tocando prácticamente toda la vida, ¿cómo mantiene la pasión por la música?
R.- La verdad es un mundo tan complejo y amplio que la rutina no pesa. Siento algo diferente en cada concierto y además trato de poner en práctica lo que he ido aprendiendo a lo largo de los años con mis maestros, a mirar cada partitura como si fuera la primera vez. Así consigo estar en constante aprendizaje, siempre descubriendo cosas nuevas.
P.- Entre sus intereses destaca la interpretación de música clásica contemporánea, ejemplificado en su disco In 27 Pieces: the Hilary Hahn Encores. ¿Por qué es necesario reivindicar este tipo de música te tipo de música?
R.- Creo que a pesar del canon, es importante también interpretar piezas de los compositores contemporáneos porque serán los clásicos del futuro. Por ello, intento equilibrar en mis recitales obras de los clásicos con las de contemporáneos, mezclando estilos y mis influencias de las escuelas rusas y franco-belgas. Después de tanto tiempo, mi técnica es un compendio de todo lo que he aprendido, lo que me ha llevado a tener un estilo propio y muy personal. En el caso particular de este disco, había muchas razones que me impulsaban a hacerlo. Para mí fue un modo de explorar los diferentes estilos de la composición contemporánea, de tener una idea muy exhaustiva de lo que está pasando en la música clásica de hoy en día.
P.- Para los intérpretes educados en el canon como usted, ¿cómo es esta adaptación a la música clásica contemporánea?
R.- Mucha gente tiene la impresión con la música clásica de que porque está escrito y se ve muy específico en la página, ésta te dice exactamente cómo tocar, pero en realidad todo es muy relativo. La música no es como las matemáticas. Es muy difícil describir la música con precisión en las notas sobre una página, porque existe tanta libertad en la música que no puede ser dictada. Está claro que te tienes que readaptar y reaprender constantemente. El canon ha llegado a nosotros a través de las visiones de varios intérpretes, pero con la música actual puedes hablar con el compositor y pulir la pieza con él. Para el disco del que hablábamos, trabajé con varios de los compositores para ir refinando las piezas y me di cuenta de que cada uno tenía sus peculiaridades es y manías, cosas en las que eran flexibles y puntos innegociables. Fue muy útil aprender de cada uno de ellos y aprender a interpretar correctamente lo qué querían decir con su música.
P.- Lleva de gira buena parte del verano con la Orquesta Filarmónica Checa, ¿dónde la veremos tras este concierto, cuáles son sus próximos pasos?
R.- Uno de mis próximos proyectos tiene relación con España, lugar que me encanta porque su público es muy pasional, ama la música y responde con emoción y honestamente a este arte. Tengo previsto estrenar tres partituras para solista que ha escrito para mí el compositor español Antón García Abril. Es un trabajo maravilloso, lleno de belleza y polifonía, lo que no es muy habitual en las piezas para violín. Le animé a escribir seis "partitas", como los grandes compositores de la historia, y él cumplió la hazaña y nombró cada una con una palabra cuya inicial coincide con las letras de mi nombre.