Muere Peret, el padre de la rumba catalana
El cantante, guitarrista y compositor, autor de grandes éxitos como Borriquito y Una lágrima, ha sucumbido a los 79 años al cáncer que le detectaron hace pocas semanas
27 agosto, 2014 02:00Peret en una imagen de archivo de 2011.
El cantante, guitarrista y compositor Pedro Pubill Calaf, más conocido como Peret, ha fallecido a los 79 años. El padre de la rumba catalana anunció en julio que padecía cáncer y tuvo que cancelar sine díe sus actuaciones programadas, como el espectáculo inaugural de la Fira Mediterrània de Manresa (Barcelona), que estaba programada para el próximo 9 de octubre.Peret fue uno de los artífices de la revolución que supuso en la música popular española el nacimiento de la rumba catalana en la década de 1960. Algunos de sus éxitos más célebres son Una lágrima, que se convirtió en la canción del verano de 1968, Borriquito (1971), Saboreando o Canta y sé feliz, con la que participó en el Festival de Eurovisión de 1974).
Peret decía tenerle el mismo cariño a todos los títulos de su repertorio: "Mi familia ha podido comer gracias a mis canciones", aseguraba en una entrevista concedida a El Cultural con motivo del galardón que le concedió en 2010 la Academia de la Música reconociendo toda su carrera. El músico de Mataró, siempre humilde, aseguró entonces: "Es un premio que se le da a la rumba catalana, como todos los que he recibido. Son de ella, y también de la gente de quien yo he aprendido, de todos los músicos". Lo cual no le impedía hacer constar sus méritos: "Es verdad que yo he creado una música nueva en España y que esa música está hoy en todo el mundo".
Borroquito como tú, El muerto vivo, Una lágrima y Saboreando tienen en común haber formado parte de la banda sonora festiva de varias generaciones de españoles, desde verbenas populares a los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992. Con su guitarra 'al ventilador' girando entre sus brazos y sirviendo su madera como instrumento de percusión, Peret, llevó su impronta gitana a la música y creó, a finales de los cincuenta del siglo XX y con sus amigos del barrio del Portal de Barcelona, la rumba catalana o rumba pop, que bebía del mambo y del rock and roll y que desde entonces ha hecho bailar a mayores y jóvenes por igual.
Este cantante, guitarrista y compositor nacido en un pequeño asentamiento gitano de Mataró el 24 de marzo de 1935, esperaba cumplir los 80 años sobre el escenario. Él mismo comunicó el pasado julio que le había sido detectado un cáncer que le obligó a bajar de los escenarios, en los cuales había permanecido 65 años y sin intención de jubilarse, desgranando canciones que forman parte de la memoria musical española como El gitano Antón, El lunar en el pie, Qué suerte, Voy, voy, La fiesta no es para feos y Rumba pa ti.
Con el mismo optimismo que derrochaba en sus letras y música afrontó el diagnóstico y el tratamiento que recibía en la clínica Quirón de Barcelona: "Por experiencia sé que una enfermedad como esta hay que afrontarla con entereza y optimismo. ¿No era acaso yo quien cantaba que es preferible reír que llorar y que así la vida se debe tomar? Pues en ello estoy", apuntó al comunicar su enfermedad. Confiaba en volver a actuar en breve para compartir con su público su primer disco cantado íntegramente en catalán, cuyo lanzamiento estaba ultimando, labor que compaginaba con la grabación de un nuevo álbum en español.
Lo que más le gustaba "en el mundo" era subirse a los escenarios, desde que lo hizo por primera vez con 12 años, acompañado de su prima Pepi, en el Teatro Tívoli de Barcelona, donde se presentaron como los Hermanos Montenegro. En 1962 grabó su primer EP con Ave María Lola, uno de los primeros éxitos en una dilatada carrera en la que siempre actuó en familia. Canciones como Belén, Belén, Don Toribio y, sobre todo, Una lágrima, le coronaron como príncipe del ritmo, del baile y de la fiesta.
Llegó al mercado internacional tras revolucionar al público en 1967 en el Midem de Cannes, protagonizó películas como El mesón del gitano y Si fulano fuese mengano y compuso Borriquito, una crítica a la invasión de la cultura anglosajona que se convirtió en uno de sus mayores éxitos mundiales. Sólo la llamada de la fe le apartó de la música: en 1983 anunció que abandonaba su carrera para ejercer como pastor de la iglesia evangélica de Filadelfia. Pero el "hermano Pedro" dejó de creer a finales de esa década y regresó como productor del primer disco del dúo Chipén, con uno de sus ahijados al frente.
Volvió a la primera línea por la puerta grande, poniendo banda sonora y ritmo a la fiesta rumbera que clausuró la ceremonia de los Juegos Olímpicos de 1992 en su ciudad. Símbolo de su mestizaje musical, grabó con artistas tan dispares como David Byrne, Amparanoia y Macaco y supo mantener entre sus seguidores a personas de distintas generaciones, llegando a actuar en 2008 en el festival Viñarock. Con su último disco publicado, De los cobardes nunca se ha escrito nada (2009), dejó constancia de la filosofía vital de quien se atrevió a crear un nuevo género musical que triunfó dentro y fuera de España y que han compartido artistas como Antonio González "El Pescaílla" (1926-1999), Los Manolos, Los Amaya y Javier Patricio "Gato" Pérez.