El caso es excepcional, aunque no sorprende. Los festivales actúan a la vez como punta de la vanguardia cinematográfica y, sobre todo, como lugar de comunión entre cineastas y fans. Asistir a un estreno mundial, habitualmente reservado sólo para espectadores con invitación, da una escala del fenómeno que tal o cual director es para el público de a pie. Ante un público dispuesto y festivo, no sorprenden tiempos de aplausos dignos de rampas en los dedos.
En Cannes se han llegado a contar ovaciones de hasta 20 minutos. El récord histórico lo tienen los 22 minutos de El laberinto del fauno en 2006, pero estos son cuadros realmente puntuales: habitualmente, las buenas ovaciones quedan en unos diez minutos, y las de rigor –cuando se nota, se sabe, que la película no ha hecho clic con la platea– van del medio minuto a los cinco; siempre, diríamos, según la hora y las ganas.
Venecia funciona en la misma línea que Cannes. Ayer el hijo pródigo unánime entre la crítica, The Brutalist, recibía 12,7 minutos de aplausos (según informa Variety). Era récord notable en esta edición, que ya superaba fácilmente los 10 minutos de la película más aplaudida del año pasado, la boutade de Harmony Korine Aggro Drift, cuya proyección tuvo tantas deserciones como extremistas del aplauso. Pobres criaturas de Yorgos Lanthimos, por ejemplo, cosechó 8 minutos para acabar llevándose el León de Oro.
Hoy Pedro Almodóvar ha recibido 17 (y medio, apunta Vulture). Swinton, Moore y Almodóvar han tenido tiempo para abrazarse, alzar los puños, llorar… Luego, el manchego ha empezado a dar la mano a las filas de la sala, absolutamente pletórico, mientras se coreaba un grito que ha acompañado buena parte de la jornada por los photocalls del Lido: “¡Pedro! ¡Pedro! ¡Pedro!”.
Como Almodóvar se ha enzarzado en saludar a todo el mundo, sobre el minuto 14 de aplausos Moore y Swinton ya empezaban a reír, esperando nerviosas una salida. Este ha sido el cuadro, aunque por fortuna nadie ha seguido el ejemplo de Adam Driver en Cannes de 2021, cuando al minuto cinco de ovación ya se había encendido un cigarro. Al día siguiente se excusó y no acudió a la rueda de prensa.
El gran día de Pedro Almodóvar
Contar los aplausos resulta tan anecdótico e intrascendente como describir cualquier acto de devoción popular, reconociéndolo y dándole espacio. Sin embargo, el aplauso a Almodóvar llega al final de una jornada intensa. Por un lado, sorprende porque el pase con prensa internacional, por la mañana, ha sido recibido sin un entusiasmo fuera de lo común. Ha habido risas en momentos puntuales, y aplausos gratos, pero nada más.
Por otro, no sorprende. Pedro Almodóvar tiene un auténtico idilio con la Mostra, desde que en 1983 estrenara aquí Entre tinieblas, y por la mañana Swinton, Moore y él han entusiasmado con sus apasionadas declaraciones en la rueda de prensa.
La retransmisión ha sido de las más vistas de este año, llegando a colapsar la conexión a internet del Palazo. Durante la rueda se ha hablado de inmigración, de eutanasia, de cambio climático, de la muerte y de la amistad. Podéis leerla en nuestra crónica. En cualquier caso, los aplausos no influirán sobre el Jurado Oficial presidido por Isabelle Huppert, que no se encontraba en la sala y que se sabe, está viendo las películas de Competición por separado...
Pero esta noticia actúa de termómetro para una película gustosa, tan popular como repleta de citas a todo el imaginario que la historia del arte ha soñado sobre América. En nuestra crítica, la defendemos como “la película menos propia ‘del manchego’, al tiempo que la más universal y generosa” y “tan intensa y armónica como las pelucas imposiblemente rubias y los estampados verdes exquisitos de Yves Saint-Laurent”.
Pedro Almodóvar ha adaptado la novela de la neoyorquina Sigrid Nunez Cuál es tu tormento en una película que encuentra a Ingrid (Moore), una escritora ociosa accede a convivir junto a su buena amiga Martha (Tilda Swinton) en una casa en medio del bosque, durante las semanas antes de que esta, enferma terminal de cáncer, se aplique la eutanasia. Es “una película de fantasmas”, como hemos titulado la crítica, aunque ha sido recibida con una vida y pasión envidiables.