'Stop Making Sense': el chalado 'show' de Talking Heads regresa a la gran pantalla
Cuando se cumplen 40 años de su estreno, llega a los cines una versión restaurada en 4K del mítico concierto del grupo de David Byrne que filmó con maestría Jonathan Demme.
8 marzo, 2024 02:29Cuando se estrenó en cines en 1984, Stop Making Sense enseguida fue aupado al Olimpo de los documentales de rock, en la categoría de conciertos filmados. Sin ir más lejos, la mítica crítica de cine Pauline Kael lo calificó como “cercano a la perfección”. Lo curioso es que el trabajo de Jonathan Demme (Nueva York, 1944-2017), entonces un prometedor cineasta todavía lejos de éxitos como El silencio de los corderos (1991) o Philadelphia (1993), se distanciaba de cómo se habían rodado hasta la fecha las actuaciones en directo para la gran pantalla.
Ya fuese el falso documental de los Beatles ¡Qué noche la de aquel día! (Richard Lester, 1964), el concierto de despedida de The Band en The Last Waltz (Martin Scorsese, 1978) o la gira de un jovencísimo Bob Dylan en Don’t Look Back (D. A. Pennebaker, 1967), las películas sobre conciertos de rock incluían siempre algo más que música: los artistas relajados o al borde de un ataque de nervios, entrevistas, los técnicos montando el escenario, declaraciones de espectadores…
La propuesta de Demme es mucho más simple y directa y, sin preámbulos ni interferencias, ofrece simplemente el show de Talking Heads durante la gira del disco Speaking in Tongues (1983), capturado con seis cámaras durante las cuatro actuaciones que tuvieron lugar en el Pantages Theatre de Los Ángeles.
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La banda, que se había curtido a finales de los 70 en la mítica sala neoyorquina CBGB, se encontraba en la cúspide de su trayectoria, habiendo abandonado el típico hieratismo del post-punk por una incombustible energía escénica en su viraje hacia el funk, el art pop y la world music, añadiendo a la formación original (David Byrne, Chris Frantz, Tina Weymouth y Jerry Harrison) varios cantantes y músicos negros, dando lugar a un directo exuberante.
La actuación se divide en tres partes, que reflejan de manera poco estricta la evolución de la banda, con una puesta en escena diferente para cada canción, con sus propia coreografía, iluminación e, incluso, vestuario, con ese traje ridículamente grande que viste David Byrne durante el último tercio.
Arranca el frontman en solitario, con el escenario vacío, interpretando a la guitarra Psycho Killer, y en las siguientes canciones se le van uniendo músicos de uno en uno, hasta que la banda al completo interpreta una energética Burning Down the House. A partir de ahí, el concierto afronta un crescendo interminable con éxitos como This Must Be the Place o Take Me to a River.
Es el magnetismo del siempre teatral e irónico David Byrne lo que guía la película, con su cuerpo espigado y sus movimientos de chalado, siempre con un aire paródico. Demme, consciente de ello, centra en él la cámara, aguantando el plano durante largos minutos y dejando de lado el montaje frenético que empezaba a poner de moda la MTV.
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El resultado es un filme casi íntimo, en donde el director no enfoca al público hasta el mismo final, cuando se rompe el hechizo (o la impresión) de que Byrne estaba cantando y bailando solo para ti.
Stop Making Sense
Dirección: Jonathan Demme.
Intérpretes: David Byrne, Chris Frantz, Tina Weymouth, Jerry Harrison.
Año: 1984.
Estreno: 8 de marzo, en versión restaurada en 4K