Hasta los haters de C. Tangana, nacido como Antón Álvarez, Pucho para todo el mundo, saben que es un fenómeno. Sin cantar ni afinar se llamó la ambiciosa gira de presentación del año pasado de su álbum más exitoso, El Madrileño, repleto de hits como Tú me dejaste de querer, Demasiadas mujeres o Los tontos. Ahora, el documental Esta ambición desmedida, dirigido por Santos Bacana, Rogelio González y Cris Trenas, que se estrenará el próximo 26 de octubre en cines por una sola semana, recupera esa odisea artística y financiera.
Para presentarlo en directo, al artista no se le ocurrió nada mejor que montar una verdadera fiesta en el escenario con toda una orquesta y visitas constantes de estrellas como Nathy Peluso que cantan con él en algún momento. Y la cosa se va de madre. Primero, porque cumplir los sueños de Pucho sale carísimo y no hay manera de recuperar el dinero. Y segundo, porque el propio C. Tangana está obsesionado con que no sabe cantar (ante todo, es rapero) y le da pánico el escenario. Lo que tendría que haber sido la gira triunfal de un músico en su momento cumbre se convierte, de manera insospechada, en lo que ellos llaman “una tragedia en tres actos”. En un momento dado, las pérdidas se cuentan por cientos de miles de euros.
Pucho ha explicado en el Festival de San Sebastián: “No nos hemos arruinado pero han sido dos años de trabajo, me podría haber comprado un piso y hubiera sacado un poco más. El drama financiero ha sido porque el show es el lugar donde los artistas recogen la parte económica. Están trabajando los bookers y managers y luego la gira se puede traducir en tres meses donde sacas el grueso de ingresos para poder seguir trabajando otro año componiendo. De todos modos, estoy orgulloso. Casi todas las cosas las he hecho por pasión aunque la gente tenga una idea distinta del motivo por el cual hago las cosas. Esto ha merecido la pena independientemente de la pasta”. Porque C. Tangana asegura que cunden los titulares en los que se le llama producto de marketing. Y eso, se ve, le duele.
En el documental, en el que apenas hay actuaciones musicales de la gira, vemos momentos de intimidad del artista con su novia y también la dinámica de trabajo con su equipo en su empresa Little Spain y con la discográfica. Cuenta el artista: “A mí honestamente me habría gustado otro documental, he tenido que afrontar literalmente este porque yo he dejado mi vida en manos de estas tres personas (los tres codirectores) a las que quiero mucho. Ellos han decidido qué salía y qué no. Para mí ha sido duro verme en muchas partes, mostrarme así. No quiero que la gente piense nada de mí, si nos quedamos igual por mí encantado de la vida. Lo mismo antes y lo mismo después”.
Prosigue C. Tangana: “Ha sido una manera de verme desde fuera. Yo soy como se ve en el documental, desgraciadamente, un obseso del control en cuanto a la parte creativa. Haber cedido tanto terreno me ha permitido verme también mejor el proceso. También muchas cosas que quiero mejorar de mí mismo, que claramente las veo. Pero hay un poso que me gusta. Cuando veo el abrazo de Pep con Johnny, veo que se está entregando al equipo y muchas partes me hacen sentir bien. Cuando salgo yo me quiero enterrar la cabeza debajo de la arena y ya está”.
En el propio documental, producido con el apoyo de Movistar Plus+, vemos que Pucho expresa en muchas ocasiones su hartazgo de la música y su voluntad de ser director de cine. Una ambición “no desmedida” que, como ha anunciado en primicia en San Sebastián, ya se está cumpliendo: “No tengo ni idea de qué director voy a ser pero me encuentro cómodo allí porque tampoco tenía ni idea de qué disco iba a ser El Madrileño ni ninguno de los anteriores. Tengo la ambición de hacer cine. Estoy rodeado de un ecosistema, Little Spain, con el que ya estamos manos a la obra. Ya está sucediendo. No soy capaz de definirme como director, voy a intentarlo y cuando la termine veremos qué tal”.
Ante la insistencia de los periodistas, Antón Álvarez acabó desvelando el proyecto que se trae entre manos, dejando caer que puede ser el primero de muchos: “Estoy rodando un documental, algo non scripted, en la terminología pro, sobre mi artista favorito en el mundo, Yerai Cortés, que también está en la gira. Va sobre él y su forma de componer y quién es él como artista”.
Ante la posible desolación de sus fans por el abandono de la música, afirma: “No tengo ni idea. Me gusta este punto en el que puedo no saberlo. He sacado discos. Seguiré haciendo música toda mi vida, es algo que sé hacer. Lo próximo que haga quiero que me apasione tanto como lo anterior. No siento que estoy en una rueda en la que tengo que estar sacando canciones todo el rato. Tengo ganas de ir al estudio pero la semana que viene no”.
Respecto a su inseguridad sobre sus facultades vocales, ha comentado: "El principal argumento es que mi interpretación vocal no es lo importante, la gente no va a escuchar eso. Están la composición, la producción y la performance en directo. En torno a todo eso hay una idea o un concepto artístico, y yo creo en él. En el estudio tengo inseguridades normales pero siento que estoy en control. En el escenario no. Yo hasta esta gira no creía que era un artista, creía que era un rapper, vengo de las fiestas y los DJ, mi ambición me hacía sentir menos artista. Me siento más artista gracias a este último espectáculo”.