A Isabel Coixet (Barcelona, 1960) se le acumulan los galardones a su carrera en los últimos meses. Tras recibir el Premio Nacional de Cinematografía en el Festival de San Sebastián, ahora la Seminci le concede la Espiga de Honor. “Me resulta extrañísimo, como si le estuviera ocurriendo a otra persona”, asegura la directora a El Cultural. “Que mi cine encuentre un reconocimiento me parece milagroso, porque considero que soy una cineasta bastante inclasificable. Me tengo que sentir afortunada porque, además, hay muchísima gente con talento que no es capaz de sacar adelante su primer o segundo filme. En cualquier caso, mi carrera es una prueba de que la única manera de aguantar en esta profesión es a través de la constancia y la cabezonería. Lo que pasa es que si antes competíamos en una carrera de obstáculos, ahora ya no hay carrera, solo obstáculos”.
La directora de La librería (2018), filme con el que ganó el Goya a la mejor película –un premio que ya había conquistado con La vida secreta de las palabras (2006)–, viaja a Valladolid no solo para recibir el reconocimiento del festival sino que, además, inaugura la programación con su nueva entrega: Nieva en Benidorm. Protagonizada por Timothy Spall, veterano y talentoso actor británico que fue premiado en Cannes por su interpretación en Mr. Turner (Mike Leigh, 2014), el filme cuenta la historia de Peter Riordan, un inglés solitario y metódico, obsesionado por los fenómenos meteorológicos, que decide visitar a su hermano Daniel, residente en Benidorm, tras haber sido prejubilado por el banco en el que ha trabajado toda su vida. Cuando llega a la ciudad descubre que Daniel ha desaparecido y trata de encontrarlo con la ayuda de Alex (Sarita Choudhury), una misteriosa mujer que trabaja en un club de burlesque.
Pregunta. ¿Cuál fue el origen de esta historia?
Respuesta. Nieva en Benidorm tiene una génesis larga y curiosa. El origen se encuentra en mi obsesión por rodar un filme sobre la corrupción inmobiliaria y la destrucción del litoral mediterráneo. Mi punto de partida era el caso concreto de un edificio que sale en la película, la Torre Lugano. Llegué a Benidorm con un pequeño equipo de tres personas y empezamos a rodar, pero me di cuenta de que el tema era más complejo de lo que imaginaba. Pero sí que experimenté el brutal choque cultural que supone estar en Benidorm y cuando volví a Barcelona empecé a fabular una historia que solo tenía que ver tangencialmente con la corrupción urbanística.
P. ¿De dónde surge un personaje como Peter Riordan?
R. De observar una dualidad curiosa de los británicos: en un pub a las siete de la tarde se mezcla gente que va totalmente borracha con personas que cenan allí lo mismo todos los días. Además, siempre me ha dado la impresión de que los ingleses tienen una manera muy poética de mirar al cielo. En un parte meteorológico siempre se quedan con la posibilidad, por pequeña que sea, de que las cosas puedan ser diferentes, y eso está en el sustrato de la película. Por último, siempre he tenido una fijación por los personajes que viven dormidos y de repente despiertan a la vida.
Nadie dice 'te quiero'
P. Nieva en Benidorm es en parte una historia de amor y también un thriller… ¿Cómo le gusta definirla?
R. El Macguffin, que diría Hitchcock, es la desaparición del hermano de Peter, pero en realidad es tanto un relato de despertar a la vida como una historia de amor. Y quería que en la historia de amor nadie dijera ‘te
quiero’ y que ni siquiera viéramos un beso. Estamos saturados de tanta escena romántica y de cama, siempre con las mismas palabras que al final no acaban de definir lo que los personajes sienten. Yo prefiero insinuar y dar pistas para que todo al final se formule en la cabeza del espectador. De hecho, me han llegado ya teorías de todo tipo sobre el final, y me parece bien. Estoy cansada de las películas que te lo dan todo masticado.
“Benidorm es una ciudad llena de contradicciones y paradojas y eso es lo quealimenta a los creadores”
P. ¿Cuándo entró Timothy Spall en la película?
R. Lo conocí cuando fui al rodaje de The Party, de Sally Potter, a visitar a dos de las actrices de La librería, Patricia Clarkson y Emily Mortimer. Tiempo después, le mandé el guion y por teléfono me dijo que le había gustado. Pero Timothy recibe muchísimas ofertas de trabajo y siempre está el riesgo de que decida irse a dar la vuelta al mundo con su mujer en su barco, así que decidí ir a verlo a Glasgow. Hablamos sobre libros, anécdotas de cine… De todo menos del personaje. Me pareció uno de los actores más cultos e informados que había conocido y que todo ese conocimiento le iba a ayudar a crear el personaje. En fin, los actores de cierto nivel en realidad hacen castings de directores y cuando estaba en el taxi camino del aeropuerto me llamó y me dijo que se apuntaba.
P. ¿Cómo ha sido trabajar con él?
R. Tuvimos largas conversaciones y enseguida me entregó lo que necesitaba: las maneras de andar, la desconfianza del mundo… Fue un intercambio muy rico y muy fácil. A mí no me gusta trabajar con estrellas sino con actores. Y él es un hombre que ha vivido mucho, incluso le diagnosticaron una leucemia y le dijeron que le quedaba un mes de vida. Cuando alguien ha pasado por eso creo que es capaz de cualquier cosa, desde interpretar al último verdugo de Inglaterra hasta hacer de un pobre oficinista de banco. Timothy hace que sea interesante verlo sentado o mirando al vacío, y eso es muy importante. Y según mi experiencia no es tan fácil ni tan obvio.
P. ¿Ha buscado retratar fielmente Benidorm?
R. No, Benidorm es una invención, cada uno la construye en su propia cabeza. Pero sí he querido mostrar cómo uno entra en la ciudad cargado de prejuicios. En principio, todo parece un poco dantesco, como un cuadro de El Bosco. Pero hay que darle también una segunda vuelta. ¿Por qué estamos rodando muchos cineastas allí? Porque es una ciudad llena de contradicciones y de paradojas, y eso es lo que nos alimenta como creadores.
P. Carmen Machi interpreta a una policía obsesionada con el viaje que realizó Sylvia Plath a Benidorm. ¿Cuándo se cruzó con esta historia?
R. Leyendo los diarios completos de Sylvia Plath, me enteré que estuvo un mes y medio en Benidorm y me pareció surrealista. Estuve detrás de esta historia y hablé con dos profesores que habían investigado mucho el tema. Me enseñaron la cafetería que sale en la película, donde estaba la primera casa en la que ella vivió. Y, de alguna manera, apareció esa mujer policía que tiene que escaparse de la realidad a través de la poesía. Pero la historia de Sylvia Plath y Benidorm también provoca esa nostalgia por cómo podían haber sido las cosas ya que, cuando ella estuvo allí, había empezado el turismo pero todavía no había rascacielos.
P. ¿Ha tenido influencias concretas de otras películas o libros en la creación de este filme?
R. Siempre tuve presente a J. G. Ballard, que ha creado poderosas imágenes en mi mente mientras leía sus relatos o novelas. Y para guiar a Sarita Chardohy vimos La última seducción (John Dahl, 1994). Le dije que quería que su personaje fuera como el de Linda Fiorentino pero eliminando un 25 % de maldad. Por lo demás, intenté evitar las influencias. Es una película en la que he sido muy libre y en la que he mostrado algunas obsesiones que no había revelado.
Un acto heróico
“La única manera de aguantar en esta profesión es a través de la constancia y la cabezonería”
P. Al público le está costando volver a las salas. ¿Cómo afronta en estos momentos el estreno del 13 de noviembre?
R. Estrenar ahora una película es un acto heroico y estoy muy agradecida tanto a El Deseo como a la distribuidora BTEAM porque hayan decidido tirar para adelante. En mi cabeza, sin embargo, hay muchas ideas contradictorias. Se planteó dejarlo para el año que viene, pero si no alimentamos las salas no sé si el público se va a volver a enganchar cuando todo acabe. Me aterra pensar en lo que pasará el año que viene. Así que les dije que acataría la decisión que tomaran, pero que si estrenábamos ahora yo iba a hacer todo lo que estuviera en mi mano por apoyar la película. Evidentemente, habrá personas que todavía no quieran ir al cine, pero a mí me parece un lugar muy seguro con las medidas que se han tomado. He crecido en una sala oscura y necesito pensar que van a aguantar el tirón. Sin ellas sería como si mi vida se esfumara.
P. Ha sucedido a Josefina Molina y Esther García en el Premio Nacional. ¿Es un síntoma de que el cine apuesta por la igualdad?
R. Es un buen comienzo, pero todavía falta mucho. Siempre ha habido mujeres directoras y productoras, pero hasta ahora no se ha valorado su trabajo. Más vale tarde que nunca. Ahora hay una gran generación de directoras, con un talento inmenso, y nos hace falta su mirada. Ojalá puedan desarrollar una obra larga y fecunda.
Del Oso de Oro a Gia Coppola
La Seminci ha conseguido regatear al coronavirus y llega a su edición 65 con una sugerente sección oficial en la que destaca la presencia del último Oso de Oro de Berlín: There Is No Evil, de Mohammad Rasoulof. También aparecen a competición filmes como Here We Are, de Nir Bergman, que ostenta el Sello Cannes 2020, y otros dos trabajos que arañaron premios en Venecia: El discípulo, de Chaitanya Tamhane (mejor guion), y The Wasteland, de Ahmad Bahrami (mejor película en la sección Orizzonti). En cualquier caso, la lucha por la Espiga de Oro estará marcada por la diversidad temática y estética del cine de autor y es difícil hacer un pronóstico, pero habrá que estar atentos a títulos como The Cloud in Her Room (Zheng Lu Xinyuan, galardonado en Rotterdam), Minari (Lee Isaac Chung, premiado en Sundance) y Servants (Ivan Ostrochovsky).
Además, en la sección Punto de Encuentro, entre un buen surtido de primeros filmes llegados de China, India, Irán o Nigeria, encontramos la segunda película de Gia Coppola, Mainstream, en la que la nieta de Francis Ford Coppola indaga en el lado oscuro de las redes sociales de la mano de Andrew Garfield. Por último, la organización homenajeará, además de a Isabel Coixet, a Javier Cámara, María Galiana, Charo López, Julio Medem y Gracia Querejeta.