Sally Potter
Con una distinguida trayectoria a sus espaldas, Sally Potter (Londres, 1949) es una de las voces más personales del cine europeo gracias a películas como Orlando (1992) -título que le dio la fama y sigue siendo una modélica adaptación de la novela de Virginia Woolf-, Vidas furtivas (2001) o Ginger&Rosa (2012). Ahora la cineasta británica regresa a las pantallas con uno de sus mejores filmes, The Party, aclamada en medio mundo como una ácida (que no amarga) sátira sobre el escenario de la alta política. En ella nos cuenta lo que sucede en una fiesta organizada por una política (Kristin Scott Thomas) que celebra su ascenso en el Partido Laborista como "ministra de sanidad" en la sombra. Un momento de gloria que se ve ensombrecido primero por la confesión de su marido de que padece una enfermedad terminal y acto seguido por el descubrimiento de un oscuro secreto familiar que ensombrecerá definitivamente la velada agitando las tensiones que permanecían ocultas. Muy divertida e inteligente, The Party nos ofrece una visión humanista y a la vez despiadada sobre un grupo de seres humanos tan confundidos y vulnerables como lo somos todos. Grandes actores como Timothy Spall, Bruno Ganz, Patricia Clarkson y Cilian Murphy completan el reparto de la película.Pregunta.- ¿Quería establecer un paralelismo entre lo público y lo privado a partir de estos personajes que se dedican a la política?
Respuesta.- Escribimos la película como un microcosmos de la situación política y social donde se funden lo personal y lo político. Me interesa cómo las ideas políticas se reflejan en la forma de vivir. Hay un lugar en el que todas esas capas, lo íntimo, lo personal, lo social y lo político interseccionan y es el que quiero reflejar.
P.- ¿Quería hacer una sátira de eso que a veces llaman "izquierda caviar"?Sucede con frecuencias que las mujeres que alcanzan posiciones de poder muchas veces tienen vidas privadas complicadas."
R.- Desde mi punto de vista, todos los personajes son buenos o lo intentan. Simplemente luchan por sus vidas y las oportunidades que tienen arrastrando sus propias contradicciones. En Gran Bretaña se les llama "socialistas de champán" y ese no es el lugar del que proviene esta película que está realizada desde el amor por estos personajes.
P.- ¿Diría que es una película amarga?
R.- No es amargura, es acidez, que no es lo mismo. Creo que el personaje de April (Patricia Clarkson) es casi como el coro griego, actúa como un intermediario entre los personajes y el público. Ella dice las cosas que otras personas también piensan pero no les gusta decir porque sienten que no deben hacerlo. Pero ella lo hace de todos modos. Creo que esa vena irónica y ese humor tan negro es una característica muy británica y tiene una larga historia, pero no creo que sea amargura. Pienso en ello como una suerte de "shock amoroso".
P.- ¿Quería mostrar el reverso tenebroso de vidas que desde fuera percibimos como exitosas?
R.- Vivimos vidas trágicas y cómicas a la vez. Y de eso trata toda esta película. Todo el rato estamos en un punto en el que no sabes hacia dónde va a ir. Por otra parte, sucede con frecuencias que las mujeres que alcanzan posiciones de poder muchas veces tienen vidas privadas complicadas. El caso más famoso es el de Hillary Clinton, ella lucha por hacerse un sitio mientras su marido se lía con otra. Todo el mundo tiene un talón de Aquiles, un lugar en el que puede ser dañado. Eso es algo fascinante de estas mujeres poderosas y es que también son vulnerables.
P.- ¿Y cuál es el lugar de esa Marianne misteriosa que todo lo acapara pero a la que nunca vemos?
R.- Todo el mundo tiene una "Marianne", alguien que lo querrá de una manera perfecta. Ella es como un mito de alguna manera, el mito de un amor perfecto, y en la historia está ausente pero al mismo tiempo es el personaje más presente.
P.- Ha citado el caso de los Clinton. ¿Está el sexo predestinado a ser el lugar en el que cojean los poderosos?
R.- La mayoría de formas de la sexualidad dan la impresión de ser muy jodidas. Alrededor de la sexualidad siempre hay mucho estrés y ansiedad y eso pasa con todo el mundo, aunque ahora parezca que estamos muy liberados y que se haya normalizado todo. Pero en seguida ves actitudes compulsivas o adictivas, es un área muy volátil en cualquier persona. Es un mundo en el que la gente puede convertirse fácilmente en irracional y tener comportamientos muy extraños.
Cuando te cargas la sanidad pública estás encogiendo los derechos de todo el mundo."
R.- En esta historia aparece muy pronto, cuando Bill anuncia que tiene una enfermedad terminal volviendo loco a todo el mundo. Ver la cara de la muerte genera mucha histeria. La gente lucha contra la mortalidad de una manera terrible y desesperada, y eso sucede con los jóvenes y los viejos. En todas las generaciones ves esa lucha aunque de formas distintas. En el caso de los viejos muchas veces tratan de reconquistar esa juventud perdida de muchas maneras pero por mucho que lo intentan allí están las heridas en sus rostros. Son heridas que no mienten.
Kristin Scott Thomas en The Party
R.- Hay una desesperación que tiene que ver mucho con nuestra sociedad por ser visto siempre en la cima. Es una locura colectiva. Eso al final acaba generando una gran vulnerabilidad. En el caso de Tom, por ejemplo, ves a un personaje guapo y con aspecto de rico, con una esposa fabulosa, el típico "ganador", pero en seguida lo que encuentras es que es quizá el más vulnerable y solitario de todos. Es un ser humano como cualquier otro al que vemos en el momento más indefenso de su vida, alguien que está perdiendo lo que más ama.
P.- ¿Quería reflejar la crisis que vive la izquierda en todo el mundo?
R.- Yo soy de izquierdas y es el mundo en el que me he desarrollado. Estos argumentos de lo que es posible y lo que no forman parte de mi vida. Fui a mi primera manifestación a los 11 años para protestar contra las bombas nucleares. Pero en estos últimos años lo que veo es que todo el mundo habla de política sin parar. Hay un enorme interés en ella. Es una cuestión absolutamente candente. Explorar este tipo de ambiente está en el zeitgeist, claramente. Y hay una crisis muy clara en la izquierda, en Gran Bretaña, en Estados Unidos y en todos los países. Surge esta pregunta de cómo lidiar con este tipo de nacionalismo xenófobo que parece surgir ahora. Y la izquierda está en ese momento de entender cómo responder a eso.
P.- En el filme se habla mucho del futuro de la sanidad pública, ¿está la izquierda a punto de perder esa gran batalla?
R.- La sanidad pública tiene que ver con lo más básico del ser humano. Cuando alguien se pone enfermo eso es lo único que existe, se olvidan de la política, se olvidan de todo, solo tratan de sobrevivir. Y el dolor lleva a la gente a hacer cosas que pueden ser terribles. Cuando te cargas la sanidad pública estás encogiendo los derechos de todo el mundo, el mensaje que das es que solo los ricos tienen derecho a estar sanos. Al final estás atacando a la gente donde pueden sentirse más vulnerables. De hecho esta fue una de las razones por las que sucedió el Brexit, hubo esta monstruosa mentira de que recuperaríamos mucho dinero para la sanidad pública si nos ahorrábamos lo que dábamos a Bruselas.
@juansarda