El director de cine checo Jirí Menzel ha fallecido en su casa de Praga el pasado sábado a los 82 años, según anunciaba su esposa y productora Olga Menzelova en Facebook, tras las complicaciones derivas de una cirugía cerebral a la que se había sometido en 2017. El nombre de Jirí Menzel se halla inevitablemente ligado al conocido como Nuevo Cine Checo de la década de los 60 del siglo pasado, una corriente cinematográfica que alineó a creadores como Milos Forman, Vera Chytilova o Ivan Passer. Menzel, que se forjó como cineasta en la Escuela de Cine de Praga (FAMU), es autor de una obra tocada por el humor y la ternura, películas que atienden a los pequeños conflictos cotidianos de la gente corriente, y que, en su incisivo retrato del choque entre la libertad personal y la opresión del estado, se erigen en genuinos alegados antitotalitarios.
Es el caso de Trenes rigurosamente vigilados (1966), película encantadoramente humanista que logró en 1967 el Oscar a la Mejor Película Extranjera. Suponía el primer éxito internacional del director en el cine y también la primera de sus muchas colaboraciones con el escritor Bohumil Hrabal. La película, que hace gala de un gran sentido del humor y de un pícaro erotismo, cuenta la historia de un joven aprendiz de ferroviario con problemas de masculinidad en el marco de la ocupación nazi. Las altas cualidades de Menzel quedaron patentes en su segunda obra, Capricho de verano (1968) donde interpretó un papel como actor.
El endurecimiento del régimen posterior a la invasión soviética de Praga de 1968 hizo que grandes intelectuales polacos tomaran el camino del exilio. Así lo hizo, por ejemplo, Miloš Forman. Menzel, por el contrario, no abandonó el país pero su siguiente película, Alondras en el Alambre, terminada en 1969, no pudo ver la luz hasta 1990 tras la caída del régimen comunista. La cinta fue galardonada ese mismo año con el Oso de Oro del Festival de Cine de Berlín en una emotiva ceremonia en la Alemania recién unificada. "En mi caso, la censura me sirvió de estímulo para buscar nuevas formas de expresión", explicaba a El Cultural en una entrevista en 2015. "La ausencia de toda censura lleva a la ausencia de pensamiento. En la historia del cine, de la literatura y del teatro siempre ha existido algún tipo de censura. Desde Roma y el Cristianismo, siempre ha habido tabúes y límites a la expresión. Y eso ha despertado la imaginación de muchos creadores. La libertad absoluta no ha traído el bien que esperábamos".
Las películas de Menzel nos enseñan que la vida no es fácil, pero que debemos aceptarla con una sonrisa. Dentro de su filmografía destacan obras como Tijeretazos (1980) o Mi pequeño pueblecito (1985), un sutil y cariñoso retrato de la vida en el campo que fue nominada también a los Oscar en la categoría de Mejor Película de Habla No Inglesa. La sencillez es marca de la casa y así lo demostraba el propio Menzel en un cara a cara con Patrice Leconte en El Cultural en el año 2014: "Uno de los autores que más me han influido, Karel Capek, se ganó mi respeto definitivo cuando dijo que su intención es que sus novelas pudieran gustarle a las lavanderas. El verdadero arte puede conectar con todo el mundo. El de hoy es producto de esta era del individualismo que produce artistas solipsistas. Todo esto comenzó cuando un señor dijo que un orinal es una obra de arte".
En la etapa posterior a la caída de la URSS, Menzel estrenó cuatro películas: La ópera de los tres peniques (1990), Vida e insólitas aventuras del soldado Iván Chomki (1994), Yo serví al rey de Inglaterra (2002) y The Don Juans (2013). De ellas solo Yo serví al rey de Inglaterra, un fresco de buena parte del siglo XX checo dibujado a través de la experiencia de un arribista con prodigiosas dotes sexuales (sexta colaboración entre Menzel y Hrabal), consiguió una importante repercusión internacional, llevándose el FIPRESCI en la Berlinale. "En mis inicios, tuve la suerte de hacer una película estudiantil (Umrel nam pan Foerester, 1962) que gustó y que hizo que me propusieran nuevos proyectos. Los estudios de cine con financiación estatal apoyaban mis películas. El cine se transformó en mi oficio", explicaba Menzel en 2015. "Soy una persona perezosa y no tengo la determinación suficiente para sacar adelante proyectos personales. Siempre he hecho películas por encargo. En ese sentido, desde la caída del régimen comunista y de la incursión de capital privado en la industria del cine, me ha costado más hacer películas. Me da mucho apuro pedirle a una persona que invierta dinero en una película que no estoy seguro que vaya a dar beneficios". En 2017, la Filmoteca Española le dedico un completa retrospectiva