Paco León: "Borracha y malhablada, Ava Gardner estaba en sintonía con España"
El actor y director estrena Arde Madrid, una serie que toma a la estrella de Hollywood como excusa para bucear en la España de los años 60
8 noviembre, 2018 01:00Paco León en el rodaje de Arde Madrid
Él mismo decía que no tenía intención de seguir dirigiendo después del éxito de aquella célebre Carmina o revienta (2012) pero seis años después Paco León (Sevilla, 1974) ya lleva dos películas más a cuestas (la secuela Carmina y Amén, de 2014, y Kiki, el amor se hace, de 2016). Ahora los tiempos mandan y da el salto a la ficción televisiva en Movistar +. Arde Madrid se llama su nueva serie de la que es director y coguionista junto a su esposa, Anna R. Costa. Ocho episodios que nos conducen hasta el Madrid de los años 60, cuando Ava Gardner aterrizó en Madrid fascinada con la cultura española y se instaló a pocos metros de Juan Domingo Perón, el depuesto presidente argentino, que estaba más que irritado con las jaranas nocturnas de la actriz.Ava Gardner, sin embargo, es el punto de arranque de una ficción en la que el guionista se fija menos en la estrella de Hollywood que en las personas a su servicio, dos amas de casa (con cofia a la vieja usanza) y el marido de una de ellas, interpretado por Paco León, un pícaro convencido de que el capitalismo significa "el que la pilla pa' él". Con Anna Castillo e Inma Cuesta como sirvientas y Debi Mazar dando vida al "animal más bello del mundo", Arde Madrid es un viaje a una época en la que España comienza a abrirse al mundo de forma titubeante y un reflejo fiel del estilo del director, experto en renovar la picaresca patria.
Pregunta.- Quizá lo más sorprendente para algunos espectadores es que Ava Gardner no sea la protagonista, ¿se plantean al personaje como un punto de partida?
Respuesta.- Lo que teníamos claro Anna y yo es que no queríamos hacer un biopic ni contar anécdotas. Queríamos hacer una ficción con un telón de fondo histórico. Entonces, estaba Perón, Ava… Hay tres o cuatro situaciones históricas como el suicidio de Hemingway, el bautizo de Antonio Flores o que Tita Cervera fue Miss España. Hay hitos que salen. Pero nosotros lo que queríamos era cambiar el punto de vista y no hablar de lo público sino de la intimidad. Para eso, utilizamos el punto de vista de los criados y no se ve ni se escucha nada que no oigan o vean ellos, lo cual ha sido duro de mantener. Creo que la originalidad de la serie y lo particular es precisamente ese punto de vista.
P.- ¿Son las personas de servicio testigos de excepción?
R.- Había una foto que me inspiró mucho en la que salían John Lennon y Yoko Ono preparándose para hacer esa sesión mítica en la cama cuando hicieron la campaña de "haz amor el amor y no la guerra". En la foto salía una señora de la limpieza haciéndoles la cama. En la leyenda ponía: "Detrás de cada momento histórico hay alguien haciendo las camas". Eso era lo que nosotros queríamos hacer, contar la trastienda y de paso reflejar esa dolce vita madrileña en contraste con la gente de verdad, que era bastante analfabeta sexualmente y muy ignorante.
P.- ¿Es una Ava Gardner desmitificada?
R.- Me parece más importante la persona que el personaje. Siempre. Es Ava Gardner con las bragas en los tobillos, de resaca... ya hemos visto lo divina que es Ava Gardner de pin up. Ella siempre decía que le gustaba España porque tenía sus mismos defectos. Cuando llegó a Tossa de Mar y vio que se desayunaba sol y sombra dijo "este es mi país". En cuanto a borracha y malhablada estaba en sintonía con España.
P.- Surge la picaresca que ya hemos visto en sus anteriores películas, ¿forma parte de su sello?
R.- No sé de dónde viene eso. No sé si es que tiene que ver con España o de un interés antropológico porque no se puede retratar la España de los 60 sin reflejarlo. Es una época en la que España empieza a abrirse, hay oportunidades de negocio y Manolo forma parte de ese mundo. La picaresca es algo muy español pero no lo entiendo como costumbrismo porque el costumbrismo tiene algo de nostalgia. Tiene algo de "aquellos maravillosos años" que no me gusta.
P.- Su personaje, Manolo, es el pícaro por antonomasia. ¿Vemos una forma de entender el capitalismo "a la española"?
R.- Para Manolo el comunismo es "todos iguales, todos pobres" y el capitalismo "el que la pilla pa' él". Hay desigualdad y que te pille arriba. Es una idea muy necia de que ganan los más listos y a él le toca ganar porque lo es. Hay un momento en el que acusa a su mujer de ignorante y habla de la "oferta de la ley y la demanda" porque no sabe nada. Reflejamos ese rol masculino muy español de que el hombre tiene que saberlo todo.
P.- Arde Madrid se llama la serie. ¿Cuál es el papel de la ciudad?
R.- En Kiki se hablaba de eso de que en Madrid la gente viene a hacer lo que no puede hacer en sus pueblos, incluida Ava. Hablo de esa gente de provincias que viene aquí a pintarse el pelo de colores. El problema es que Madrid no es tan moderna como parece. Esto lo decía el personaje de Inma Cuesta en Kiki. A Ava le pasaba lo mismo, ella se vino aquí como una chica de Murcia porque aquí no sentía la presión de Hollywood. Pero surge ese espejismo de modernidad porque luego a la hora de la verdad, te critican. Es un engaño.
P.- ¿Por qué quiso retratar el mundo de los gitanos?
R.- Hay una cuestión de familiaridad. Vivimos allí al lado de La Latina donde hay muchísimos anticuarios de gitanos ricos. Todo ese clan liderado por el Vargas y la Lucero se nos ocurrió a partir de conocer ese mundo. Todos los gitanos que aparecen son gitanos menos Miren Ibarguren que se hizo un "Robert De Niro" y estuvo mucho tiempo con ellos agitanándose y lo hace muy bien. Y también hablamos de gitanos porque le interesaban a Ava. Ella era una gran amante de la cultura y el arte en general. Ya fuera de las bulerías como de Robert Graves y Hemingway. En muy pocas culturas puedes ver que la fiesta esté unida a la cultura. En España es un ritual en el que aparecen manifestaciones artísticas tan excelsas como el flamenco. Esto lo vivió Ava y le fascinó. Le gustaba beber y follar, todo junto. Mezclar la música con el baile, y que no sea una cuestión de escenario sino algo único. Alguien que ha estado en una juerga flamenca nota que está pasando algo que no es solo fiesta y que es irrepetible.
P.- ¿Hubiera podido ser tan libre Ava Gardner en este mundo de selfies y persecución a los famosos?
R.- Se han ganado muchas libertades en estos años con la democracia. Pero también creo que estamos viviendo en un momento peligroso donde la corrección política es la nueva censura y hay una turba en redes dispuesta a linchar porque se cree moralmente superior. La mayoría de las reivindicaciones me parecen lícitas y cada colectivo tiene sus motivos para reivindicar cosas. Pero también creo que la libertad creativa debería ser sagrada. Ahora estamos en un momento en el que eso peligra. Hay muchas cosas que van fluctuando. Y ahora mismo las libertades están pasando por un momento complicado. Ojo, Ava sería más libre entonces que hoy, pero sus criadas no, porque en ese momento no podían abrir una cuenta ni podían divorciarse. Pero es una ingenuidad pensar que el progreso te lleva a ir ganando en libertades. En cualquier momento podemos retroceder en libertades. No soy militante político pero sí militante de la libertad creativa. Después también está la libertad personal y en cualquier contexto es lo que se busca. Ella también era así, le daba todo igual. Ahora mismo están los selfies y la prensa es muy agresiva pero Lindsay Lohan hace lo que le da la gana. Y eso me lo digo a veces a mí mismo porque me puedo plantear autocensurarme y quiero apurar los límites.
P.- ¿Por qué siempre vuelve a la comedia?
R.- Para mí la comedia no es un género sino una mirada inevitable sobre las cosas. Puedo contar cualquier cosa desde la comedia. Conozco los mecanismos y me sale así. Y Anna también. Nosotros queríamos hacer alta comedia, en el sentido de "arriba y abajo" pero también con presupuesto. A los productores les estalla la cabeza porque no entienden que una comedia sea cara. Y yo les decía, "cámbiale el género" y ponle drama si así me das dinero. Hay una alta comedia de Gregory LaCava o Lubitsch muy cara. Una de las razones del blanco y negro también fue que nos llevaba más al cine que nos gustaría parecernos. En color nos íbamos más a Velvet y en blanco y negro nos parecíamos más a Berlanga, Fellini, lo que queríamos ser.
@juansarda