Mario Camus durante un rodaje

Mario Camus durante un rodaje

Cine

Mario Camus y la belleza de los humillados

La segunda jornada del curso 'Mario Camus, la escritura de las imágenes' centra su atención en algunas de las principales adaptaciones que el director realizó

25 julio, 2018 02:00

Desde sus orígenes, el cine ha estado siempre estrechamente relacionado con la literatura. Muchas de las grandes películas de la historia han estado basadas en novelas. Y, dentro de la filmografía española, pocos representan esa faceta como el santanderino Mario Camus. Esa faceta ha sido explorada en la segunda jornada del curso de verano Mario Camus, la escritura de las imágenes, organizado por la Universidad Complutense en El Escorial con el patrocinio de Santander Universidades y la colaboración de El Cultural.

La primera conferencia del día, impartida por el escritor Gustavo Martín Garzo con el título Palabras mayores, ha girado en torno a La colmena, adaptación de 1982 de la gran novela de Camilo José Cela, y Los santos inocentes, de 1984, a partir de la obra de Miguel Delibes. Dos adaptaciones de enorme complejidad por el carácter de sus textos, que ponen de manifiesto que "Camus es un gran narrador de historias con un talento inigualable para conectar con el espectador y transmitir cercanía y autenticidad", ha señalado Martín Garzo.

El novelista ha destacado que "el cine, como el arte, debe ser un espejo en el que mirarnos, una herramienta que nos permita vernos a nosotros mismos y contemplar el mundo que nos rodea". Las imágenes deben ayudarnos a "asomarnos a aquello que la vida, con sus agobios y obligaciones, nos impide percibir". Las películas de Camus "nos hacen ver lo perdido y lo escondido" y, en este sentido, ninguna como Los santos inocentes. Este film es, al igual que la novela en la que se basa, una joya que, al mismo tiempo que describe la situación de la España rural, con los cortijos, los señoritos y los campesinos, contiene un componente lírico exuberante.

Fotograma de 'La colmena'

La esencia de la película, y de la novela, es, según ha señalado Martín Garzo, el personaje de Azarías (interpretado por Paco Rabal), un deficiente mental tierno y entrañable con un apego fortísimo por su grajilla, a la que se empeña en llamar su "milana bonita". A lo largo de la obra, Azarías demuestra tener una pureza de espíritu como ninguno de los que le rodean, una mirada limpia que se refleja especialmente en su relación con la naturaleza. Es uno de los Santos Inocentes a los que hace referencia el título. "El mundo de Delibes -según el autor de Donde no estas- está lleno de estos inocentes, que tienen la capacidad de contactar con la naturaleza, pero la mirada del escritor hacia ellos no es de conmiseración, sino que los mira con franqueza y ternura".

Por ello, ha afirmado el escritor que a Mario Camus se le podría atribuir una cita del otro Camus célebre, Albert, cuando escribió que "está la belleza y están los humillados. Por difícil que sea la empresa quisiera no ser nunca infiel ni a los segundos ni a la primera". "Decía Albert Camus que el desprecio por los hombres esconde con frecuencia el estigma de un corazón vulgar -ha dicho Martín Garzo-, y estoy seguro de que Mario también lo suscribiría". Su cine, de hecho, se caracteriza por un humanismo fuertemente arraigado en los desfavorecidos, en la capacidad de los débiles de hacer frente al dolor y la miseria con dignidad.

El novelista ha querido señalar una escena de Los santos inocentes que, en su opinión, resume a la perfección el auténtico espíritu de la película. En un momento determinado, la grajilla de Azarías escapa de su hombro y se sube al tejado. Él, desesperado, llama a gritos a su "milana bonita" para que regrese junto a él. Y eso es exactamente lo que hace el pájaro: volver a posarse en el hombro de su dueño y amigo. "En esta escena encontramos que, en una obra realista, se abre un mundo totalmente diferente en el que está la Verdad. Es una auténtica epifanía en términos de Joyce, momentos que conectan con otro mundo. Es algo prácticamente religioso".

El director busca siempre al hombre en su entorno, en comunidad, y, si en Los santos inocentes se centra en los campos extremeños, en La colmena lo que le interesa es el Madrid de la posguerra, en un bar donde se reúnen un conjunto enorme de personajes, "los restos del naufragio". Aquí radica la dificultad de adaptar la colosal novela de Cela (no tanto por extensión como por complejidad y número de personajes). Salir indemne de este empeño sólo está al alcance de un adaptador magistral, y él lo consigue reduciendo el número de personajes y recurriendo a un elenco de intérpretes de primer nivel, que consiguen que el espectador no se pierda al reconocer prácticamente todas las caras.

Diálogo con la literatura

En la segunda conferencia del día, El mundo de Ignacio Aldecoa en tres películas, el escritor y director de cine Vicente Molina Foix ha abordado las tres adaptaciones que Camus realizó a partir de textos del autor realista: Young Sánchez, Con el viento solano y Los pájaros de Baden-Baden.

Una escena de la serie de televisión 'Fortunata y Jacinta'

Aldecoa parece adecuarse perfectamente al trabajo de Camus, ya que el escritor decía ser un hombre que quería escribir "sobre la pobre gente de España y su realidad cruda y tierna". Sus personajes son antihéroes que deben adaptarse a unas condiciones socioeconómicas muy adversas. Pero, al mismo tiempo, sus obras están marcadas por un tremendo lirismo (sin duda debido a que su escritura surge de la poesía). Si bien su principal interés es reflejar la vida y el lenguaje de la gente sencilla y de las clases bajas, en sus libros se pueden encontrar pasajes poéticos muy marcados por Lorca y Gómez de la Serna.

Mario Camus fue amigo personal de Aldecoa, y, como no podía ser de otra forma con el director cántabro, quiso trabajar con sus textos literarios. Pero, dice Molina Foix, "lo que le convierte en el mejor adaptador de la historia del cine español, es que sus películas no se limitan a trasladar lo leído a la pantalla, sino que son respuestas a la novela que añaden algo, que aportan significados y matices". Y lo consiguió porque Camus es un hombre con mucha empatía, capaz de entender al escritor y de presentar al público sus inquietudes.

También para televisión

Pero el trabajo de Camus como adaptador de novelas no se ciñó únicamente al cine, sino que se desarrolló también para numerosas series de televisión, como La forja de un rebelde o Fortunata y Jacinta. Sobre esta última trató la última conferencia del día, Otra televisión y la literatura, impartida por Salvador Augustín, director de producción de TVE y productor de Fortunata y Jacinta en 1980.

La producción comenzó en 1977, un momento muy agitado y lleno de esperanzas. "Nos queríamos comer el mundo", explica Augustín. "Creíamos posible hacer una televisión potente y de alta calidad, y queríamos hacerlo ya". Así que le encargaron al director trabajar sobre unos guiones preexistentes. Sin embargo, Camus, al ver los guiones, decidió que era necesario partir de cero, y escribió él mismo a partir del material de la obra magna de Benito Pérez Galdós, un proyecto tremendamente ambicioso que se proponía, prácticamente, reconstruir el Madrid del último tercio del siglo XIX.

Y comenzó el trabajo de producción de la serie. Se eligió un reparto de campanillas, apropiado para el nivel que querían alcanzar, y negociaron y buscaron los mejores escenarios para poder crear el ambiente del Madrid de Galdós. Porque hay que tener en cuenta que "Galdós ha sido el mejor cronista que ha existido de Madrid. La ciudad es protagonista de la mitad de sus obras, y no podíamos hacer una serie sobre una de sus novelas sin recrear de forma creíble el entorno del momento". El resultado, después de mucha lucha para sacar la serie adelante, fue una ficción extraordinaria, de una calidad que no ha vuelto a ser alcanzada.

Para concluir la jornada, se proyectó la película Los santos inocentes, película sobre la que versaba la primera de las conferencias, una de las obras clave en la filmografía de Mario Camus.