La (conmovedora) historia del niño con síndrome de Down

Fotograma de La historia de Jan

Bernardo Moll dirgie La historia de Jan, una película en la que narra la vida de una familia con su hijo con Síndrome de Down

Quiere el tópico que las telemovies tengan como tema preferente algún tipo de enfermedad o discapacidad y en concreto, cómo la familia se afrenta a la adversidad. Y no es poco mérito que esta bella y necesaria película llamada La historia de Jan logre tratar un asunto tan dado a lo lacrimógeno como el síndorme de Down infantil y hacerlo de manera realmente encantadora y conmovedora. Porque en la película hay amor y hay estilo, dos características que no van de la mano con mucha frecuencia.

La historia de Jan tiene una historia curiosa. Su padre, Bernardo Moll, también director, decidió comenzar a grabar y plasmar en un blog su experiencia cuando supo, o comenzó a intuir, que iba a tener un hijo con Síndrome de Down. A partir de aquí, como en una especie de Boyhood casero pero no menos valioso, el padre va grabando el crecimiento del hijo discapacitado con especial atención a la madre, Mónica, la mujer de la que está enamorado.

No oculta la película la decepción y la tristeza de los padres al descubrir que su hijo no será "normal" y el gran mérito del filme es que poco a poco vamos descubriendo la gracia y el encanto de ese niño diferente que se convierte en un personaje absolutamente conmovedor. La cámara de Moll, montador de profesión, capta primero la alerta de esos padres inseguros que no saben cómo lidiar con un niño que escapa a sus parámetros para reflejar su progresivo enamoramiento, que se convierte a la vez en el enamoramiento del espectador.

Sin duda, el precedente más cercano a esta película es aquella Declaración de guerra (2001) de Valerie Donzelli en la que también veíamos a una pareja joven y "moderna" enfrentarse a la enfermedad de un hijo. Porque esta Una historia de Jan, como aquélla francesa, es una película sobre valores familiares realizada sin un ápice de moralina ni mucho menos resabios reaccionarios. Esos Bernardo y Mónica nos resultan reconocibles y reales en sus buenos momentos y en los no tan buenos para construir un bello filme sobre el amor, eso de lo que se habla tanto.

@juansarda