Hong Sang Soo.
Aficionado a que sus películas las protagonicen directores de cine, los críticos han resaltado muchas veces la veta autobiográfica de Sang-soo. Quizá porque ya expone mucho de sí mismo, el autor coreano contesta el cuestionario por email de El Cultural con una parquedad de palabras absoluta. Preguntado sobre si En otro país es una película que trata sobre el proceso de hacer películas su respuesta no ofrece muchas pistas: "No lo sé", espeta. Algo más elocuente se muestra cuando se le inquiere sobre la reflexión que el filme propone entre lo que sucede en la realidad y lo que pasa en nuestra imaginación y cómo ambas dimensiones acaban marcando nuestra experiencia: "Lo más importante es experimentar, no conceptualizar. Las tres mujeres que vemos en la película son en realidad la misma en cuerpo y alma".
En otro país es una película muy fiel a los parámetros estéticos y éticos del cineasta. Historias "mínimas" en las que brilla la composición de personajes que evitan cualquier subrayado y exclamación. Historias, también, muchas veces protagonizadas por mujeres, de las que Sang-soo opina que "no son muy distintas a los hombres". En Woman is the Future of Man (2004), dos amigos (uno recién licenciado en cine) se involucran en una relación a tres bandas con una mujer. En Woman on the Beach, un cineasta inicia una relación amorosa con una mujer que ha pasado muchos años en Europa y, como En otro país, realidad y ficción establecen puentes de conexión. En Hahaha, su filme premiado en La Croisette, dos amigos (uno de ellos cineasta) recuerdan su juventud y las personas que conocieron.
¿Es el cine de Sang-soo autobiográfico? "Mi vida, yo no sé lo que es mi vida", responde. "Mis películas, sin embargo, sé lo que son, solo películas". Porque Sang-soo elude las explicaciones sesudas y defiende que su obra tiene un componente eminentemente emocional: "Trato muy duramente de entender lo que sucede en frente de mí, dentro de mí, mucho antes que cualquier otra cosa". Con lo cual parece indicar que sí, su propio yo y su circunstancia son la materia prima de su obra. "El único punto de vista en mis películas es el mío, no puede haber otro", dice. "No escribo las películas desde el lugar de mis personajes", añade.
Queda claro que Sang-soo es un artista infatigable, ha hecho dieciséis películas en trece años, pero no un gran hablador. Cuando queremos saber cuál es el peso de la cultura occidental en su obra se limita a decir que la cuestión "es demasiado complicada para desarrollarla" y al preguntarle por Rohmer, el cineasta al que parece estar condenado a que lo comparen, responde que "vi algunas de sus películas cuando tenía 20 y 30 años y sí, me gustaron bastante". Lo mejor será, por tanto, acercarse directamente a la filmografía de uno de los autores más interesantes y desconocidos en España de la cinematografía mundial.