Laura (1944)

Ha quedado en el imaginario cinematográfico, grabado a fuego como un icono de la historia del cine y, en concreto, del sublime film noir, el plano en el que el detective Mark McPherson (Dana Andrews), de espaldas, queda hechizado ante la contemplación del retrato de Laura (la bellísima Gene Tierney). Es la expresión máxima de la seducción y el hechizo que ejerce la imagen virtual, del amor por un fantasma, en un hermoso y significativo blanco y negro. Laura es, fuera de toda duda, junto a Perdición y El halcón maltés, la obra máxima del cine negro, en la que se congregan las constantes de un género que definió toda una época y una postura frente al cine y frente la vida. El destino como algo implacable, la mujer entendida como un camino a la perdición, los claroscuros interiores que recuperaban para el cine las arriesgadas composiciones de luz del expresionismo, los detectives canallas y solitarios, los significados freudianos... todo se concentra en Laura, destilado y purificado, en un guión que sintetiza a la perfección la complejidad de la novela (que cuenta un mismo caso en cinco versiones distintas), en la que un detective se enamora perdidamente de la víctima del homicidio que investiga, una bella mujer de la alta sociedad sobre cuya vida (y muerte) permanecen demasiados interrogantes. Con un plantel de actores extraordinarios, en la piel de personajes de amplitud psicológica, independientes por sí mismos, y una trama "whodunit" perfectamente hilada y contada, cuya sorprendente resolución no decepcionará a los más exigentes, Laura mantiene todo el atractivo de los años cuarenta sin perder un ápice de su modernidad. Imprescindible en cualquier "dvdteca" que se precie.

Extras: Curiosamente, la carátula del DVD no anuncia ningún contenido extra. Pero es que esta película guarda muchas sorpresas en su interior. En su apartado de contenidos adicionales encontraremos la posibilidad de ver la película con comentarios de los compositores de la mítica y hermosa banda sonora del film, David Raskin y Jeanine Basinger, y también con los del historiador de cine Rudy Behlmer. Además, incluye una interesante escena inédita, no incluida en el montaje final, que se integra en la narración del escritor Waldo Lydecker sobre cómo aupó a Laura Hunt a la alta sociedad neoyorquina.

Escena clave: El momento en el que Laura, cuya muerte investiga el detective McPherson, aparece como un fantasma en su casa, donde el investigador se ha quedado dormido.