El Homo sapiens fue el protagonista del discurso Naturaleza, cultura y evolución, con el que José María Bermúdez de Castro (Madrid, 1952) ingresó ayer como miembro de la Real Academia Española (RAE). El paleoantropólogo y biólogo pasa así a ocupar la silla K, sucediendo al arabista Federico Corriente, fallecido el 16 de junio de 2020.
El codirector del yacimiento de Atapuerca y Premio Príncipe de Asturias se incorpora a la institución tras su elección por el Pleno de la RAE en la sesión del 16 de diciembre de 2021. Su candidatura fue presentada por los académicos Carmen Iglesias, José Manuel Sánchez Ron y Pedro García Barreno. Fue precisamente el vicedirector de la RAE y colaborador de El Cultural, Sánchez Ron, el encargado de dar la bienvenida al nuevo miembro de número y responder a su discurso de ingreso.
Progreso cultural
Tras desgranar el surgimiento y desarrollo del Homo sapiens, ha explicado que, “cuanto más avanzado es el progreso cultural de un pueblo, mayor es la percepción de sus gentes del abismo que existe entre ellas y las demás especies. Naturaleza y cultura serían aspectos diferentes y distantes".
Bermúdez de Castro explicó que la propia cultura emana de nuestra naturaleza: “Nuestra creatividad representa lo que se conoce como patrimonio cultural, que vamos enriqueciendo en beneficio de cada generación. Sobre ese patrimonio nos apoyamos para incrementar nuestra capacidad adaptativa. Naturaleza y cultura entrelazadas y abrazadas en una unión indisoluble”.
El científico ha querido desgranar los muchos aspectos que, a su juicio, compartimos con los primates, nuestros más directos antecesores del mundo animal, ya que “falseamos nuestra verdadera apariencia y creamos de manera artificial una mayor distancia fenotípica entre nosotros y los demás primates”.
Adaptación eficaz
Es el caso de la jerarquía, la política, la justicia o la cooperación, que consideramos exclusivos de los seres humanos y que, detallando sus correspondientes hallazgos científicos, se pueden observar también en los primates.
“Los seres humanos hemos adquirido un sistema nervioso de características únicas entre los primates actuales -precisó Bermúdez de Castro en su discurso de ingreso-. La plasticidad de los tejidos cerebrales es considerable y ello nos permite enriquecer nuestra mente con una infinidad de conocimientos. Gracias al crecimiento de la corteza cerebral hemos potenciado notablemente la capacidad para aprender, anticiparnos a los acontecimientos, planificar, mantener las ideas en la mente, organizar eventos, integrar experiencias, elaborar ideas nuevas y conceptos complejos, tomar decisiones de manera reflexiva, etc. En definitiva, hemos tomado conciencia de nosotros mismos y de la posibilidad de transformar la naturaleza como un modo de adaptación singular y muy eficaz. Fue así como nuestra propia biología dio lugar a lo que hoy en día la mayoría entendemos como cultura”.
Un equilibrio razonable
Bermúdez de Castro señaló que "la cultura ha sido una adaptación muy beneficiosa para nuestra supervivencia, pero se nos está yendo de las manos. Nos alejamos de la naturaleza o simplemente negamos la necesidad imperiosa de mantener un equilibrio razonable con el medio. Ya estamos pagando un alto precio por ello”.
“Esa complejidad cultural de nuestra especie también ha alcanzado momentos sublimes -finalizaba-. La arquitectura, la escultura, la danza, la literatura, la música, la pintura y el teatro, por citar solo las siete bellas artes más reconocidas, son logros extraordinarios de nuestra especie que estimulan nuestras emociones y nos elevan por encima de nuestras necesidades cotidianas”.
[la cultura, una ventaja evolutiva]
El paleoantropólogo recordó a los anteriores ocupantes de la silla K: “al político y escritor Francisco Silvela; al abogado, político y periodista Andrés Mellado; al médico, escritor e historiador Gregorio Marañón, o a la poetisa, dramaturga y maestra Carmen Conde, la primera académica de número de la Real Academia Española». Especial mención realizó Bermúdez de Castro a su predecesor: “El trabajo de Federico Corriente no ha hecho sino recordarnos que no existe tanta distancia, ni física ni cultural, entre los diferentes pueblos que se asoman al Mediterráneo, por mucho que queramos diferenciar el mundo de Oriente del mundo de Occidente”.
El vicedirector y académico de la RAE, José Manuel Sánchez Ron, físico e historiador de la Ciencia, contestó así al nuevo miembro de número: “Si alguien preguntase “¿para qué necesita la Real Academia Española un paleontólogo?”, que tenga en cuenta que una corporación como la nuestra que trata del idioma castellano, o español, no puede olvidar que la primera de sus tareas es explicar qué significan las palabras que se utilizan en nuestra lengua y deben, por consiguiente, ser recogidas en nuestro diccionario”.
Más allá de la divulgación
Sánchez Ron consideró “la polivalencia, la pluralidad de los conocimientos de José María Bermúdez de Castro" como “necesarias” para la Academia. Destacó también que su “nuevo compañero ha publicado en castellano un buen número de artículos, científicos al igual que de divulgación y ensayo, así como columnas en varios diarios, un blog sobre evolución humana, y trece libros, algunos de los cuales van mucho más allá de la divulgación científica”.
Actualmente, Bermúdez de Castro ejerce como coordinador del Programa de Paleobiología del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), es profesor honorario del University College de Londres y covicepresidente de la Fundación Atapuerca. Es académico correspondiente de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Galicia, y en 2010 fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad de Burgos.
Entre sus principales reconocimientos destaca el mencionado Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, otorgado en 1997 al equipo investigador de Atapuerca y recibido por el primer director (Emiliano Aguirre) y los tres codirectores actuales (Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell).