Un encuentro en 2017 con el físico y divulgador recientemente fallecido Jorge Wagensberg hizo que saltara la chispa de Materia viviente, vida pensante, trabajo en el que Eudald Carbonell (Ribes de Freser, 1953) y Jordi Agustí (Barcelona, 1954) han volcado la experiencia y el conocimiento que han ido reuniendo a lo largo de los años, bien sea desde los yacimientos de Atapuerca o la Universidad Rovira i Virgili en el caso de Carbonell o desde el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y libros como Fósiles, genes y teorías (Tusquets) en el caso de Agustí. Ambos son amigos desde la década de los 70 y comparten una misma pasión: el pensamiento evolucionista.
Carbonell, que en estos momentos dedica sus investigaciones al desarrollo de la tecnología y a la teoría de la ciencia, sentó las bases del proyecto con una serie de textos sobre la evolución cultural humana, lo que vendrían a llamar después “vida pensante”. Agustí, que centra sus trabajos, entre otros campos, en la cronología de las primeras dispersiones humanas en Eurasia, aportaría los aspectos más biológicos de la evolución, como el origen de las ideas evolucionistas y de la vida o las extinciones, parte que terminaría siendo la “materia viviente”.
Darwin, extinciones, sexo social y cambio climático son algunas de las paradas del libro de Eudald Carbonell y Jordi Agustí
El interés por el ser humano les ha llevado a desarrollar unos planteamientos capaces de delimitar qué es la humanidad y cómo evoluciona a través de la ecología planetaria. “Nos interesa conocer cómo la hominización y la humanización se complementan en este proceso evolutivo para generar la conciencia en nuestro género”, señalan los investigadores en el prólogo de Materia viviente, vida pensante (Lectio). El libro recoge todo lo que nos hace humanos desde el punto de vista interdisciplinar, incluyendo áreas como la biología, la ecología, la paleontología, la arqueología y la antropología. “Este conjunto de conocimientos se ha ido construyendo a lo largo de décadas de investigación que se ha ido volcando en periódicos, revistas, entrevistas y conferencias hasta alcanzar la masa crítica adecuada para el libro”.
En este recorrido nos encontramos, entre otras paradas, con la idea “genial” de Darwin, las extinciones a lo largo de la vida, los mecanismos de la evolución humana, el sexo social, la educación y el pensamiento en la especie. El Cultural ha conversado con los dos investigadores sobre temas tan candentes como el virus que nos acecha, la función de la tecnología en la evolución, el cambio climático que sufre el planeta y la sexualidad como función social. Sus respuestas nos dan algunas claves de lo que fuimos pero, sobre todo, de lo que somos.
P. ¿Cuáles son los retos del ser humano como especie en estos momentos?
Eudald Carbonell. Sobrevivir. Hacer emerger la conciencia crítica de la especie socializando la ciencia y la tecnología. Necesitamos una evolución responsable y un progreso consciente.
Jordi Agustí. Hay que afrontar el futuro ante unas condiciones que no se han dado nunca en la evolución de nuestra especie. Los mayores retos afectan a la expansión demográfica, las tensiones derivadas de la interconectividad entre sociedades dispares y de los procesos migratorios o los derivados de la permanente revolución tecnológica.
P. ¿Cómo se explica desde la paleontología la coyuntura pandémica que vivimos en estos momentos?
E.C. La pérdida de diversidad probablemente ha incidido de forma fundamental en la evolución y reacción vírica. Estos contactos humanos-animales existen desde el Neolítico e influyen en las patologías víricas.
J.A. Fenómenos como las epidemias o las pandemias es muy difícil que dejen alguna evidencia en el registro fósil, por lo que la paleontología puede aportar pocas pruebas directas en este sentido, como no sean los casos de infecciones puntuales que afectan a determinados individuos. Ahora bien, en términos de dinámica evolutiva sí que puede aportar algunos elementos de reflexión. Así, no debemos subestimar el riesgo que la pandemia debida a un virus altamente letal supondría para la supervivencia de nuestra especie. Aunque siempre quedaría un remanente de la población mundial que fuese resistente al virus, los efectos podrían ser devastadores. Y no tenemos idea de la diversidad de agentes patógenos que albergan las selvas tropicales que estamos devastando, con las consecuencias epidemiológicas que ya conocemos.
P. ¿Cómo ha convivido el ser humano con los virus a lo largo de su evolución?
E.C. La Yersinia pestis ha condicionado la vida humana en muchas ocasiones y probablemente el virus actual de la Covid lo continuará haciendo. Sin embargo, la selección natural, matizada por la selección científico–técnica, será capaz de mitigar estos problemas.
J.A. En sus orígenes, todas las sociedades humanas han tendido a mantener una relación de equilibrio con los virus que poblaban su entorno. La adaptación lleva al fenómeno de la coevolución, por lo que virus y humanos llegan a establecer una relación estable. Este equilibrio puede ser roto por el desarrollo de nuevas mutaciones por parte de los virus, o por la llegada de nuevos virus que no formaban parte del entorno de una determinada población humana, como sucedió con la llegada de los conquistadores europeos a América, que portaron consigo agentes patógenos que esquilmaron a las poblaciones locales, o en el momento actual, en el que estamos pagando la deforestación continuada de los ecosistemas tropicales, y exponiéndonos a sucesivos virus que estaban en equilibrio con las especies que poblaban dichos ecosistemas, como es el caso del Ébola, el Sida o ahora la Covid-19.
"Estamos pagando la deforestación de los ecosistemas tropicales y exponiéndonos a sucesivos virus". Jordi Agustí
P. ¿Marcará la tecnología el futuro de nuestra especie? ¿Hacia qué horizonte evolutivo nos dirigimos?
E.C. Por supuesto. La tecnología y la biotecnología marcarán y puede que determinen el futuro del Homo sapiens. Probablemente se generará biodiversidad en el género Homo y se procederá a la mejora biológica y social de estas nuevas especies. Esto debe realizarse con consenso de especie y ha de ser un patrimonio común.
J.A. La eclosión de la cultura ya marcó un hito fundamental en la evolución de nuestra especie, determinando unas pautas de supervivencia diferentes de las de los primates que nos precedieron. La tecnología constituye la prolongación natural de la cultura, y la actual revolución tecnológica marcará todavía más, si cabe, nuestra evolución futura. Ahora bien, dónde nos llevará esta revolución tecnológica es algo que yo no me aventuraría a profetizar.
P. ¿Es el cambio climático que vivimos una novedad para la historia del hombre? ¿cómo nos afectará como especie?
E.C. No, han existido muchos cambios climáticos en la evolución del género Homo. Los ciclos glaciares han hecho que en determinadas áreas del planeta la vida haya sido imposible debido a la falta de redes tróficas. Ahora mismo, el cambio climático nos afectará como especie por muchas cuestiones. En primer lugar, por la carga demográfica del planeta y por los cambios que se producirán en nuestros hábitats continentales y marinos.
J.A. Anteriormente ya hubo momentos de fuerte calentamiento global que determinaron la extinción de un gran número de especies. Es el caso de la mayor extinción en masa de la historia de la vida, la del límite entre el Paleozoico y el Mesozoico, que determinó la extinción de cerca del 90 % de especies vivientes. Otras grandes extinciones, como la de finales del Devónico, hace unos 370 millones de años, o la del final de Paleoceno, hace unos 57 millones de años, también se debieron a importantes aumentos de la temperatura global. En el momento actual, con la inyección continuada de dióxido de carbono a la atmósfera, seguimos sus pasos. La situación puede agravarse súbitamente si por efecto del calentamiento climático los ingentes depósitos de metano acumulados en forma sólida en los fondos oceánicos pasan también a la atmosfera. Los efectos serían entonces imprevisibles. Hay que ser conscientes de que el primer y principal perjudicado de este calentamiento va a ser el propio ser humano. La vida siempre sale adelante y nosotros... ya veremos.
"Gracias a la ciencia y la tecnología, los humanos deberíamos establecer nuestra lógica evolutiva". Eudald Carbonell
P. ¿Cuál ha sido la función del “sexo social”?
E.C. El sexo es un articulador básico para la reproducción de la vida. La humanidad ha convertido el sexo en un proceso social de selección y de esta manera al seleccionar el sexo lo ha socializado.
J.A. En la mayor parte de primates, el acceso a las hembras en estado de celo por parte de los machos es una fuente de conflictos, con estallidos de agresividad que puede determinar incluso la muerte de alguno de los contrincantes. Nuestro comportamiento sociosexual, caracterizado por la ausencia de estro y por la implicación del macho en la supervivencia de las crías, ha permitido mitigar estas tensiones sociales, proporcionando una mayor cohesión a los grupos.
P. ¿Puede la raza humana ser dueña de su destino o debe hacer un ejercicio de humildad a juzgar por su preocupante deriva?
E.C. La especie sapiens tiene que intentar generar teleonomía en su objetivo evolutivo. Hasta ahora ha sido el azar y la necesidad quien ha hecho la humanidad cómo es. Gracias a la ciencia y a la tecnología socializada, los humanos deberíamos establecer muestra lógica evolutiva.
J.A. Teóricamente la raza o, más bien la especie humana, podría ser dueña de su destino. Pero ¿quién es el sujeto dueño de su destino? ¿La especie en su totalidad? ¿Las diferentes sociedades que la conforman? ¿Los individuos que componen esas sociedades? ¿O tal vez una pequeña fracción de los individuos que las componen? En definitiva, ¿quién decide? Ciertamente nosotros deberíamos hacer ese ejercicio de humildad, pero ¿quiénes somos “nosotros”? ¿La totalidad de los individuos que conforman la especie? ¿Algunos de ellos? ¿Las clases dirigentes? En este sentido no creo que “la especie humana” pueda ser dueña de su destino, ya que no se trata de una entidad monolítica sino de un sistema complejo, estructurado en numerosos niveles jerárquicos. Buena prueba de ello es nuestra incapacidad para hacer frente a un tema tan grave y de tan funestas consecuencias como es el cambio climático.
Para Carbonell y Agustí, la ciencia y su evolución como estrategia humana nos ha permitido una nueva forma de adaptación a través de nuevos paradigmas y la revolución científico-técnica ha sido el marco de todo este proceso. El entorno en el que vivimos, cómo nos educamos, cómo pensamos, cómo nos comportamos o cómo conocemos es, para los científicos, la base de este nuevo enfoque humano. "La vida, la cultura, la tecnología, la organización social o la muerte forman parte de nuestra evolución como primates humanos. Esta visión holística que pretendemos dar -sentencian en el prólogo de Materia viviente, vida pensante- nos acerca a lo que debemos ser. Nos enfrentamos a retos nuevos que nunca antes se habían planteado con una especie tan extendida por todo el planeta".