Este viernes, 27, se celebra la Noche Europea de los Investigadores bajo la herida aún abierta de la pandemia. Pocas iniciativas científicas se encuentran en estos momentos al margen de sus efectos devastadores (sanitarios y económicos especialmente), de sus estadísticas diarias (siempre derrapando en la misma curva) y del horizonte que genera la avanzada carrera por la vacuna (con la de Pfizer, Oxford y Moderna por las calles principales). Nada se mueve en el mundo científico al margen de cada ola. Los laboratorios surfean con profesionalidad (sin precipitación pese a todo) una coyuntura difícil que pone a prueba sus maquinarias (tanto desde el sector privado como del público). La Noche de los Investigadores, que se celebrará en más de 300 ciudades de toda Europa, estará marcada por esta coyuntura. Una de las más volcadas con esta iniciativa será la Comunidad de Madrid. Promovida por la Consejería de Ciencia, Universidades e Innovación y coordinada por la Fundación para el Conocimiento Madri+d, hay programadas un centenar de actividades en las que participarán más de 650 científicos de una treintena de organismos. Muchos de ellos en coordinación con sus homólogos de Castilla-La Mancha, Galicia, Cataluña, Andalucía, Valencia y Asturias, entre otras comunidades, que también se unirán a este evento apoyado y financiado por la UE.
Si es la Noche de los Investigadores, es también la velada de Ugur Sagin y Özlem Türezi, el matrimonio de origen turco, de 55 y 53 años respectivamente, que empezó investigando el cáncer y terminó fundando BioNTech, la biotecnológica que se alió con Pfizer para asombrar al mundo con el primer anuncio de una vacuna que rebasaba el 90 por ciento de eficacia (sin el aval de ningún comité científico, todo sea dicho). Su historia de inteligencia, tesón, excelencia y capacidad de crecimiento solo está a la altura de los cachorros de Silicon Valley y de algunos (buenos) manuales de superación. Ellos han puesto nombre y apellidos a esta gesta que solo le pertenece a la ciencia (aunque luego cotice en Bolsa). Quizá su historia sea la historia de este mal sueño. Si ellos se han convertido en los protagonistas de estos tiempos de incertidumbre es porque, pese a todo, los científicos, la ciencia, ha llegado a tiempo. Desde muchos ámbitos se han reclamado comités de expertos. Ahora, en esta larga Noche que llega, queremos aprovechar para formar el nuestro con algunos de los mejores representantes de nuestros laboratorios para preguntarles cómo salir (tanto mental como físicamente) de esta ya prolongada coyuntura. Estas son sus ideas.
Margarita del Val: intervención temprana
Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CSIC-UAM). Coordinadora de la Plataforma Temática Interdisciplinar en Salud Global del CSIC
Para “acabar con la pandemia” haría falta viajar un par de años al futuro, ya que todavía hay muchas personas vulnerables y mucha incertidumbre en la consecución de vacunas y antivirales. Las propuestas más urgentes para prevenir contagios sería mantener abiertos los parques y espacios públicos al aire libre. El ejercicio moderado favorece el sistema inmunitario, que es la única defensa que tenemos frente al virus. También, y en todo momento, la intervención temprana (menos severa, menos duradera, menos impopular y más eficaz) y respetar siempre al menos tres medidas en otoño-invierno: mascarilla ajustada, aire purificado o ventilado, no interiores, distancia, poco tiempo de interacción, ausencia de contacto personal, higiene de manos, aplicación Radar-covid en el móvil, trabajo a distancia o escalonado en turnos, etc. Para reducir los contagios es necesario proporcionar mascarillas FFP2 gratis cada día tras entrar al transporte público desde las zonas de alta incidencia del coronavirus y menores recursos económicos, aumentar la frecuencia de ese transporte público, reducir aforos a niveles del 20% o cerrar temporalmente actividades de hostelería que impliquen prescindir de la mascarilla en interiores mal ventilados.
"Hay que mantener abiertos los parques y los espacios públicos al aire libre. El ejercicio moderado favorece el sistema inmunitario"
Otras ideas serían fomentar la calidad del aire en interiores (medir CO2 para ventilar siempre que sea necesario, o instalar purificadores de aire con filtros HEPA13 según aforo, o renovar el aire suficientemente en climatizadores de grandes edificios) y el teletrabajo, con medidas reales para el aumento de la digitalización, especialmente en todas las administraciones públicas de servicio al ciudadano. Sería partidaria de escalonar jornadas en las empresas de trabajo necesariamente presencial y garantizar la baja laboral en las cuarentenas preventivas necesarias por contacto con positivos, especialmente en el caso de trabajadores precarios y de familiares de escolares. Para trazar los contagios se debería diagnosticar masivamente con los nuevos tests de antígenos empezando por toda la población de las áreas de mucha incidencia, e identificar los contactos de los positivos por trazado exhaustivo con personal específicamente formado y contratado. Facilitar que se hagan las cuarentenas preventivas de los contactos y los aislamientos de los infectados en residencias o residencias medicalizadas para las personas que lo soliciten y no se puedan aislar de su familia en su propia vivienda, y, finalmente, diagnosticar regularmente y preventivamente a todos los residentes y trabajadores en sitios de alto riesgo (como las residencias de mayores y de dependientes) y facilitar que se mantenga la vida normal, trasladando a los contagiados con o sin síntomas a residencias medicalizadas. En el ámbito sanitario, aconsejaría poner el énfasis total en la prevención para no tensionar ni la atención primaria ni los hospitales.
Luis Rojas Marcos: resilencia
Profesor de Psiquiatría en la Universidad de Nueva York. Autor de Optimismo y salud (Grijalbo)
El Covid-19 ya ha robado más de un millón de vidas y, cuando no mata, nos colma de incertidumbre y mina nuestro sentido de futuro, el cimiento vital de la confianza. Por su parte, la conciencia de vulnerabilidad nos transforma en caracteres aprensivos, irritables. Mientras no se descubra una vacuna eficaz, aparte de tomar medidas de protección personal que nos distancien de este enemigo invisible, la mejor opción es invertir en nuestra resiliencia: la capacidad natural que nos ayuda a resistir, adaptarnos y superar las adversidades. Recordemos la cita de Darwin en El origen de las especies (1859): “No son los más fuertes de la especie ni los más inteligentes los que sobreviven. Sobreviven los más flexibles y adaptables a los cambios”.
"Gracias a las funciones ejecutivas ejercemos autocontrol, regulamos las emociones y buscamos información clara y fiable"
El primer requisito de la resiliencia es localizar el centro de control dentro de uno mismo. La conciencia de que ocupamos el asiento del conductor nos ayuda a neutralizar el miedo y adueñarnos de nuestras decisiones. Lo opuesto es situar el control en fuerzas externas como el destino, la suerte, o el consabido “que sea lo que Dios quiera”. La confianza en nuestro departamento ejecutivo es otro ingrediente de la resiliencia. Gracias a estas funciones ejercemos autocontrol, regulamos las emociones, y buscamos información clara y fiable que nos ayude a gestionar las circunstancias y sentar prioridades. Actividades protectoras de probada eficacia incluyen ejercitar, hablar, solidarizar y practicar el sentido del humor. Especialmente útil es alimentar la esperanza activa que nos inyecta la ilusión que necesitamos para neutralizar el fatalismo y no tirar la toalla. Como alguien dijo con acierto, podemos vivir un mes sin comida, tres días sin agua, siete minutos sin aire, pero solo unos segundos sin esperanza.
A lo largo de mi vida profesional he conocido a incontables hombres y mujeres que en su lucha por superar la adversidad descubrieron cualidades que desconocían y afirman haber experimentado cambios favorables en sí mismos, en sus relaciones y en su perspectiva de la vida en general.
María A. Blasco: ciencia global
Directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO)
Todos tenemos la esperanza puesta en la ciencia para acabar con la pandemia producida por el virus Sars-Cov-2. Los presidentes de Gobierno de nuestro país y otros países mencionan la llegada de una vacuna como el inicio del fin de esta pandemia. Trump prometió que la vacuna llegaría a EEUU en noviembre, y sacó pecho con tratamientos antivirales que se estaban desarrollando por empresas americanas. Nunca antes una misión científica, la de desarrollar vacunas y tratamientos contra la enfermedad Covid19, había tenido tanta relevancia en las agendas políticas. Pero estas esperanzas deberían de ir acompañadas de declaraciones por parte de esos mismos mandatarios de apoyo firme a la ciencia en nuestro país y en todo el mundo, pues es gracias a un sistema científico global y coordinado el que hayamos podido responder tan rápido a esta pandemia. Ese sustrato científico ha de nutrirse y apoyarse de manera constante pues es la fuente del avance del conocimiento y de las tecnologías que nos permitirán responder rápido a esta y a otras crisis globales. En nuestro país queda mucho camino por recorrer, no solo es insuficiente la financiación de la ciencia que aún no ha recuperado los niveles de 2009, sino que numerosas trabas administrativas hacen difícil la contratación de talento científico nacional e internacional que sin duda contribuiría a una imagen de país con la mirada puesta en el futuro.
Joaquín Fuster: higiene y distancia
Neurocientífico. Autor de El telar mágico de la mente (Ariel)
De manera urgente habría que movilizar e incrementar todos los recursos humanos y centros hospitalarios necesarios para acoger y tratar a todos los enfermos afectados por el Covid-19, que incluirán sobre todo los individuos más vulnerables a la enfermedad: los ancianos afectados por otras dolencias, como son la diabetes, la obesidad y los trastornos cardiovasculares y respiratorios. También aislar temporalmente e inspeccionar cuidadosamente a todo el personal e instalaciones de todas las residencias de ancianos del país. Hay que concienciar a la sociedad acerca de la imperiosa necesidad de guardar medidas higiénicas y de distanciarse de individuos vulnerables al virus. Entre otras medidas, abrir las escuelas, gimnasios, peluquerías... y normalizar lo antes posible la actividad industrial, comercial y financiera del país. Finalmente, prohibir a los científicos hacer política y a los políticos hacer ciencia.
José María Bermúdez de Castro: responsabilidad
Codirector de los yacimientos de Atapuerca. Premio Príncipe de Asturias 1997
En primer lugar, hay que agradecer y felicitar a quienes están haciendo un esfuerzo extraordinario por conocer mejor al SARS-CoV-2, la forma más eficaz para combatirlo y la búsqueda de un remedio eficaz. Su ejemplar dedicación y la del personal del ámbito de la salud en todos los países del mundo están evitando que la tragedia sea aún mayor. Gracias a esa información y a las evidencias observadas en diferentes lugares del planeta, sabemos que la única manera de contener esta pandemia es la detección precoz del virus en sus portadores (incluidos tanto los asintomáticos como los que desarrollarán la enfermedad), el consecuente aislamiento cuando ello sea necesario, y la responsabilidad personal. Mientras no existan vacunas o tratamientos que contengan al virus, esta es la única forma de parar la pandemia. Es necesario realizar pruebas a toda la población de manera sistemática, sin excepciones ni excusas. Ya no hay forma de realizar seguimientos, porque la pandemia está descontrolada. Además de las tres normas básicas que ya conocemos: higiene, distancia y mascarilla, las restricciones que se imponen en cada lugar pueden reducir las cifras escandalosas de contagiados y fallecidos. Pero no dejarán de ser un parche para ir saliendo del atolladero.
Mariano Esteban: conocimiento del virus
Investigador del Centro Nacional de Biotecnología (CNB)
Es obvio que para salir de la situación creada necesitamos la tan ansiada vacuna como medida profiláctica y disponer de fármacos antivirales eficaces como medida terapéutica, y que junto a los procedimientos de diagnostico rápido, constituyen las estrategias necesarias para control de patogenos como el SARS-CoV-2. Las medidas adoptadas de confinamiento, mascarillas, lavado de manos y distanciamiento ayudan pero no eliminan el proceso infectivo pues el virus siempre se mantendrá en la población hasta que ésta consiga la inmunidad de grupo. Será la ciencia la que resuelva cómo responder mejor a la infección mediante el conocimiento molecular y celular de la replicación del virus, su interacción con el hospedador, distribución en tejidos, patología y transmisión en humanos. Debemos de conocer cual es su reservorio animal de transmisión a humanos para actuar de forma rápida y controlarlo. Aún desconocemos el origen y la ruta de transmisión. Hemos hecho muy poco por favorecer la I+D e ignorar a los virus como inductores de muchas de las enfermedades que padecemos y seguiremos padeciendo de cara a un futuro próximo, con epidemias y pandemias recurrentes, pagando un altísimo precio en muertes y en la economía global.
Juan Luis Arsuaga: serenidad y Presupuestos
Director científico del Museo de la Evolución Humana. Autor de Vida, la gran historia (Destino)
Solo puedo recomendar serenidad, optimismo y paciencia, que son estados de ánimo, no medicinas, pero ayudan. Y desde luego mucha prudencia a la hora de salir de casa. Las vacunas y los tests rápidos de saliva, cuando lleguen, ayudarán a controlar la situación y poco a poco se irá avanzando. Para el verano espero firmemente que hayamos dejado lo peor de la pandemia atrás. No hay que dejarse abatir. Ahora hay que mirar con cuidado los Presupuestos Generales del Estado en el apartado de ciencia para ver si al menos hemos aprendido la lección...