Blinky Palermo, obra abierta
Weisses Zelt, 1967
Blinky Palermo, célebre mafioso de los cincuenta, fue el seudónimo adoptado por Peter Schwarze (Leipzig, 1943-Islas Maldivas, 1977) con quien, al parecer, tenía cierta semejanza. Discípulo de Joseph Beuys, fue receptivo a su mensaje según el cual era necesario presentar algo más que simples objetos. Así, Blinky Palermo inicia una reflexión sobre la ampliación del concepto de pintura que, pasando por diferentes etapas, concluye en el arte mural o, mejor, en la intervención en el espacio.
Esta exposición es una antológica que muestra una selección de obras de entre 1964 y 1977. Gloria Moure, la comisaria, las presenta como un conjunto, intercalando piezas y otros materiales al margen de criterios cronológicos o tipológicos. Su intención es la de presentar a Palermo como un todo interrelacionado y coherente. A parte de que se pueda hacer una valoración autónoma, para mí, todo este material representa un contexto o un trabajo de laboratorio. Porque nos lleva a lo que es la aportación de Palermo: la intervención pictórica en el espacio. Si existe un mensaje en la trayectoria del pintor éste es el de expandir la pintura, transformar la pintura en espacio o, en otras palabras, dramatizar el espacio arquitectónico. Una de las aportaciones de la exposición es la de reproducir arqueológicamente la instalación Los puntos cardinales que Palermo realizó para la Bienal de Venecia en 1976.
Claro está que Blinky Palermo continua las experiencias del neoplasticismo o el constructivismo. También se ha de recordar que sus preocupaciones sintonizan con una inquietud generalizada de la época. De ahí, por ejemplo, las intervenciones en el espacio de Sol LeWitt o las franjas de Daniel Buren, aunque posean un espíritu muy diferente. Tendríamos que preguntarnos cuál es el espíritu de Blinky Palermo. En este punto concreto no creo que se pueda dar una respuesta precisa. Blinky Palermo es un proceso inconcluso del que no tenemos información. ¿Decoración? ¿Juegos de percepción? ¿Acaso es una invención de los críticos o, lo que es peor, del mercado? Son preguntas sin respuesta. Mi primer impulso es observarlo como una reflexión sobre la pintura, como un intento de pensarla, de explorarla por dentro, de superar sus límites... pero sé bien que ésta es mi manera de ver y que éstas son mis obsesiones, no necesariamente las del mundo interior de Blinky Palermo. ¿Es legítimo, por tanto, atribuirle este significado?