Afable, generoso y, sobre todo, muy cuerdo. La nave de los locos, el título de su retrospectiva en el MUSAC de León, zarpa desde la vorágine de una memoria abigarrada de experiencias. Juan Ugalde (Bilbao, 1958) vivió los ochenta en Nueva York, la Movida en Madrid y ahora la vida tranquila en la periferia. En su trabajo de fotografías intervenidas con pintura, vídeo y collage plasma sus inquietudes políticas como reflejo de una civilización que se hunde.
Pregunta. Comencemos por esta antológica. Despliega cuatro décadas de su trayectoria. ¿Qué podremos ver?
Respuesta. La exposición empieza con un cuadro del año 82 y va por salas divididas en décadas. Es una revisión, más que una antológica. Me gusta la idea de revisar el trabajo, verlo junto. He variado mucho de estilo aunque hay un fondo que se mantiene. También es una forma de reflexionar sobre la obra en su contexto histórico, que ha sido muy movidito. Vivimos en estrés y en desequilibrio y de ahí surgió el título La nave de los locos. Me gusta ese cuadro de El Bosco, la nave de estos loquitos con sus historias. Va a ser una exposición divertida.
P. ¿Ese fondo al que se refiere es el uso del collage?
R. Sí, quería mezclarlo todo, tiempos, técnicas, y en el montaje también juego con ese sentido de hibridación. Vivimos en un mundo de collages.
“Siempre me ha interesado ese eros y tánatos, esa mezcla entre el suicidio y el viva la virgen”
P. ¿Cómo ha sido comisariar 40 años de producción?
R. La obra la seleccioné junto a la comisaria, Nathalie Pariente, y luego yo decidí el montaje. Ella tenía la idea de llenar el museo, que no fuera una exposición vacía, pero a mí me gustaba la idea de collage, que es lo único que he mantenido invariable.
P. ¿Hay obra nueva?
R. Sí, un vídeo hecho exprofeso. Me interesa trabajar con la pulsión de muerte de la sociedad en la que estamos, ¿Qué civilización es ésta que se autodestruye? Byung-Chul Han acaba de publicar Capitalismo y pulsión de muerte, por ejemplo. Siempre me ha interesado ese eros y tánatos, esa mezcla entre el suicidio y el viva la virgen. Es una reflexión sobre los estados de cordura, de locura, individuales y colectivos. ¿Quién está más loco, el que no se da cuenta de que está loco o el que vive su locura?
P. ¿Es su trabajo una crítica a la sobreabundancia visual?
R. Yo lo veo como una reflexión. Siempre me ha gustado el poema de Jaime Gil de Biedma “El juego de hacer versos”, donde dice: “Lo que importa explicar es la vida”. En mi obra siempre hay esa cosa como de contar, no mi vida, sino la vida en mayúsculas.
P. Entonces, ¿no hay espacio para la ficción?
R. Es que la vida es una ficción (risas) “¿Qué es la realidad? Aquello en lo que ponemos atención”. Esta era una frase de William James, filósofo del XIX. Me interesa muchísimo la ficción, como comprenderá, de hecho, hago ficciones desde la realidad.
“En la Movida había una alegría colectiva y una sensación de grupo que no he vuelto a ver”
P. ¿Qué consejo le daría el Ugalde de 2023 al de 1982?
R. Ninguno. Los consejos no van bien.
P. ¿Mejor el libre albedrio?
R. Un consejo sería como de padre. Hay una edad en la que tienes una creatividad brutal, yo lo noté entre los 17 y los 30, luego hay un declive. Ahí viví la Movida con todo el tema de drogas, alcohol… y tuve que hacer un reseteo. Luego busqué la creatividad en otros mundos y encontré que lo que hacía falta era estar tranquilito y concentrado en lo tuyo. No me arrepiento de nada, he tenido la suerte de sobrevivir. No somos muchos los que podemos decirlo.
[Basquiat x Warhol, pop al cuadrado]
P. ¿Qué le queda de la Movida?
R. Para mí fue estupendo. Había una alegría colectiva, una creencia en el arte alucinante que yo no he vuelto a ver, una sensación de grupo. Entre artistas las relaciones de amistad son muy fructíferas y eso hizo que estuviera muy bien, luego creo que la lectura que se ha hecho en algunos sitios no ha sido la correcta.
P. ¿Se ha mitificado?
R. Sí, ciertas cosas no eran tan importantes y otras no se han valorado bien.
P. ¿Como cuáles?
R. El cómic y la música. Al contrario de lo que ocurría en la parte plástica, la música no dejaba de ser parecida a lo que estaba pasando en Londres diez años antes. La gente se ponía pinchos... Visualmente era muy espectacular y los políticos se enorgullecían de que hubiera punkis, pero no era para tanto. En cambio, en el terreno del arte creo que hay un momento muy especial no vinculado a nada.
P. Ha sido un catalizador de la escena impulsando diferentes colectivos como Estrujenbank o Imagina Escorial, ¿qué le aporta el trabajo en grupo?
R. Siempre me ha interesado la relación entre el trabajo individual y el colectivo, ver que tus ideas se nutren de otras. Es un reto. El vídeo es más colectivo y la pintura, más íntima. Voy alternando ambos mundos.
P. ¿El trabajo colectivo anula el ego?
R. Sí, estoy ahora en el mundo del yoga e intento controlar el tema del ego. A nivel creativo me gusta trabajar desde el espacio meditativo. Intento manejar eso, que no es fácil.
[En tu fiesta me colé: los años 80 en la fotografía]
P. Ha trabajado con grandes galerías como Buades, Soledad Lorenzo, Fúcares o Moisés Pérez de Albéniz. ¿Cómo las ve dentro del sistema del arte?
R. Las galerías han cambiado tremendamente. Hace un tiempo tenían una función y hoy tienen otra. Ahora están como locas yendo a ferias, que es una cosa muy rara, ya casi no necesitan un espacio. El papel de las galerías es vital, son el primer frente en el que puedes exponer. Con los galeristas siempre he tenido relaciones de amistad y he intentado con mucho énfasis que así fuera. Es muy importante funcionar desde ese plano, con las galerías, con los colectivos y con todo.
P. ¿Se ha sentido libre de la presión del mercado?
R. Llevé a cabo una estrategia de ahorro para poder mantener esa libertad, porque te das cuenta de que el mercado del arte de repente te lleva a la cresta de la ola, luego te baja… Como estés gastándote todo lo que ganas luego las pasas canutas. Es duro, cuanto más arriba estás, más grandes pueden llegar a ser las puñaladas y más duras las críticas. Los mercados son como son, pura crueldad.