Dos grandes e intensas exposiciones en París centran la atención pública en la figura de Jean-Michel Basquiat. En un caso, en la Fondation Louis Vuitton, estamos ante una síntesis muy bien concebida y planteada de la relación de Basquiat con Andy Warhol, que los llevaría a trabajar juntos entre 1984 y 1985. En el otro, en el centro institucional y sala de conciertos Philharmonie de París, se traza un estimulante recorrido por el papel central que tuvo la música en su trayectoria.
Al comparar a Basquiat con Warhol, un dato inicial llama la atención: Warhol era mayor que él, pero las fechas de sus fallecimientos resultaron bastante próximas: Andy Warhol (1928-1987), Jean-Michel Basquiat (1960-1988).
Instalado en Nueva York desde 1949, Warhol comenzó desarrollando un valioso e intenso trabajo en el ámbito del diseño. A partir de 1960, ya como pintor, acabaría convirtiéndose en una de las figuras centrales del Arte Pop, con un amplio reconocimiento internacional. Nacido en Nueva York, de madre puertorriqueña y padre haitiano, Basquiat trabaja desde 1977 en la escritura gráfica y los grafitis urbanos, y en 1979 comenzó con la pintura.
Parece que Basquiat tuvo en todo momento un gran aprecio por el trabajo artístico de Warhol. En 1979, al verle en un restaurante del Soho, habla con él y le vende dos tarjetas postales con collages hechos en colaboración con una amiga. En 1980, en una visita a su Factory (el espacio de trabajo de Warhol), vuelve a encontrarle y le vende entonces un suéter concebido por él.
Su relación formal tuvo su inicio el 4 de octubre de 1982, cuando los reunió en la Factory el galerista de ambos Bruno Bischofberger. Basquiat tenía entonces 22 años, pero su figura había alcanzado ya un eco incluso internacional. Muy excitado, Basquiat se marcha con rapidez. Pero lo hace para realizar una pintura, con título en español, Dos cabezas, que le hará llegar a Warhol dos horas después, quien al recibirla dijo: “Estoy celoso. Es más rápido que yo”.
Es como si el encuentro profundo entre Basquiat y Warhol estuviera escrito. Al principio produjeron quince obras
Es como si el encuentro profundo entre Basquiat y Warhol estuviera escrito. Otro paso más: en el otoño de 1983, Bischofberger propone un proyecto de colaboración entre Warhol, Basquiat y el artista italiano Francesco Clemente, que se había instalado en Nueva York en 1980. Produjeron quince obras que se presentaron en una muestra en Zúrich en 1984.
Fue entonces cuando, primero a partir de pequeños formatos y luego con obras de gran tamaño, Warhol y Basquiat comenzaron a trabajar juntos, produciendo entre 1984 y 1985 en torno a 160 obras, literalmente “a cuatro manos”. De ellas, se han reunido unas 100 en la exposición conjunta en la Fondation Louis Vuitton de París.
Muy bien concebida y planteada, la muestra articulada en diez secciones, que también incluye un grupo de retratos cruzados, piezas individuales, instalaciones, e incluso obras de otros artistas activos en aquellos años en la escena artística neoyorquina.
El 14 de septiembre de 1985 se presentó en la galería Tony Shafrazi de Nueva York una exposición de 16 obras: Warhol / Basquiat: Pinturas, que produjo poco aprecio positivo y críticas casi todas negativas. En una nota de prensa se indicó entonces que Basquiat era “la mascota” de Warhol. Parece que con todo ello Basquiat se sintió incómodo y a pesar de que su aprecio por Warhol siguió firme, acabaron dejando el trabajo conjunto.
[Warhol o el error en la cadena de montaje]
Ese final se abre ahora con una perspectiva distinta: el gran significado y alcance de las obras de este “artista a cuatro manos”, que previamente no existía. Basquiat x Warhol, a cuatro manos reúne obras con temáticas muy abiertas, con imágenes que van desde marcas comerciales, alimentos, retratos mutuos, frigoríficos, coches, árboles… en síntesis con inscripciones, con palabras que articulan y subvierten los significados.
Lo que está ante nuestros ojos es una inserción profunda en las características de la sociedad de masas. Y de ahí la cuestión: tenemos que poder abrir la vida, abrir la vía de los sentidos y de la experiencia más allá de las imágenes y palabras masivas, ordenancistas y redundantes. En definitiva, el arte, las artes, abren la vida.
En paralelo a este viaje profundo, la exposición en la Philharmonie, Bandas sonoras de Basquiat, nos lleva directamente al papel central de la música en toda la trayectoria del artista, quien parece que poseía una colección de más de 3.000 discos de todo tipo de géneros. Durante el recorrido nos acompaña permanentemente una banda sonora específica.
Como trasfondo de la trayectoria de Basquiat, que comenzó a trabajar como músico antes que como pintor, vamos viendo la emergencia de nuevas formas urbanas de música como la No Wave y el Hip Hop. Lo más relevante: el jazz es para él la referencia musical central, destacando en todo momento la importancia, no siempre tenida en cuenta, de los músicos negros.
Podemos así apreciar la síntesis musical que modula las obras artísticas de Basquiat, desde la vida en las calles: imágenes + palabras + ritmos y sonidos… Jean-Michel Basquiat, artista referencial en el mundo de hoy.