En Picasso & Braque Go to the Movies (2007), documental producido y narrado por Martin Scorsese, el director Arne Glimcher afirmaba que las múltiples perspectivas del cubismo procedían de las películas que Picasso vio en París a principios del siglo XX. El pintor nunca enarboló esta influencia, pero sí que se interesó por este arte naciente. De hecho, él mismo rodó La mort de Charlotte Corday (1950), una película de artista producida por la Filmoteca Francesa que nunca llegó a las salas.
En los 50, con el boom del documental sobre arte, prestigiosos directores fijaron su mirada en el pintor: Alain Resnais y Robert Hessens –Guernica (1949)–, Paul Haesaerts –Visite à Picasso (1950)–, Luciano Emmer –Picasso (1953)–... Sin embargo, sería El misterio Picasso (1956), de Henri-Georges Clouzot, el filme canónico sobre el artista, ya que nos permitía verlo creando pincelada a pincelada en su estudio. En 1960, el malagueño realizaría un cameo en El Testamento de Orfeo (Jean Cocteau), como espectador de una corrida de toros junto a Jacqueline Roque, Luis Miguel Dominguín y Lucía Bosé.
En el terreno de la ficción, la película más célebre es Sobrevivir a Picasso (James Ivory, 1996), con Anthony Hopkins como protagonista, sin olvidar la disparatada Las aventuras de Picasso (1978), del sueco Tage Danielsson, y la ligera La banda Picasso (2012), en la que Fernando Colomo rastrea la implicación del pintor en el robo de La Gioconda.
Para la pequeña pantalla, Juan Antonio Bardem abordó los años de formación en Barcelona y París en El joven Picasso (1992) y Antonio Banderas cumplió su sueño de interpretar al artista en Genius: Picasso (2017), aunque ello enfadara a Carlos Saura, quien tenía en mente al actor para que protagonizara su ansiada película sobre Picasso, que no llegó a materializarse.