Protagonista de Muerte de un ciclista (Juan Antonio Bardem, 1955), uno de los grandes clásicos del cine español, la actriz italiana Lucía Bosé ha fallecido a los 89 años en Segovia a causa de una neumonía. Madre de Miguel Bosé y de toda una dinastía de artistas, Bosé participó en varías decenas de películas entre producciones italianas y españolas y vivió uno de los romances más sonados de los años 50 con el torero Luis Miguel Dominguín.
Nacida en Milán en 1931, saltó a la fama cuando se convirtió en Miss Italia en 1947, en la segunda edición del certamen, lo que le abrió las puertas del cine con dieciséis años cuando tan solo había trabajado como dependienta en una pastelería. Tras colaborar con Dino Risi y Giuseppe de Sanctis, Bosé protagonizó la primera película de Michelangelo Antonioni, Crónica de un amor (1950), en la que dio sobradas muestras de su talento. En 1953 director y actriz volverían a reunirse en La señora sin camelias, pero antes Bosé debutó en la comedia de la mano de Luciano Emmer en filmes como París, siempre París (1951) o Tres enamoradas (1952), mostrando su facilidad para cambiar de registro.
Su gran año sería sin embargo 1955 cuando estrenó tres grandes éxitos: Gli sbandati, de Francesco Maselli; Muerte de un ciclista, de Juan Antonio Bardem (su debut en el cine español y, probablemente, su trabajo más interesante), y Así es la aurora, primer filme de Luis Buñuel al volver a Francia tras su estancia en México. Además, ese mismo año, la actriz contrajo matrimonio con torero Luis Miguel Dominguín, con el que tuvo tres hijos (Miguel, Lucía y Paola), diez nietos y dos bisnietas. La mayor de ellas, Dora, acaba de lanzar su carrera como cantante con tan solo 16 años, por lo que la estirpe tiene más que asegurado su futuro.
Tras su matrimonio, Bosé abandonó su carrera como actriz durante más de una década. Regresó en 1968 de la mano de Pere Portabella en Nocturno 29 y poco después trabajó con directores tan prestigiosos como Federico Fellini (Satiricón, 1969) o los hermanos Tavianni (Bajo el signo del escorpión, 1969). Hasta mediados de los 70 se mantuvo en activo, llegando a trabajar con Marguerite Duras en Nathalie Granger (1972) o con Adolfo Marsillach en la televisiva La señora García se confiesa, y volvería a finales de los 80 para rodar Crónica de una muerte anunciada con Francesco Rosi y una versión de El ávaro de Moliere protagonizada junto a Alberto Sordi y dirigida por Tonino Cervi. Después fue espaciando sus trabajos como actriz, pero mantuvo un intensa vida social.