Fin de la polémica. El director del Museo Reina Sofía, Manuel Borja-Villel (Burriana, Castellón, 1957), ha anunciado este martes en una entrevista con la Agencia Efe que no presentará su candidatura para continuar al frente del museo tras quince años en el cargo. El jueves será su último día tras agotar las prórrogas reglamentarias. La institución abrirá un proceso para escoger al nuevo responsable el 1 de febrero. Según ha anunciado el gestor, se trata de una decisión que estaba tomada desde hacía "bastante tiempo" y tras hablar con su equipo y su familia.
"Las cosas se dicen cuando tocan y tenía decidido desde hace tiempo decirlo en este momento", ha señalado. No lo quiso revelar antes, ha justificado, para evitar que algún proyecto que tenía entre manos no saliera adelante: "Te pagan para trabajar hasta el último día". Hasta ahora, Borja-Villel había mantenido la incógnita sobre su decisión y se había granjeado numerosas críticas ante la posibilidad de presentarse a la reelección a través de un concurso público. Las bases del mismo eran tajantes al respecto: solo cabía la posibilidad de una renovación "como máximo por otros dos periodos de igual duración". Ya los había cumplido.
Desde este viernes, el Reina Sofía quedará en manos de Mabel Tapia, subdirectora artística, y de Julián González Cid, subdirector gerente. El proceso de transición se lleva tiempo gestando y todo está listo para el relevo, según informa Efe. El Patronato del museo publicará las bases del concurso para elegir al nuevo director, un proceso se podría prolongar meses, como ocurrió en el año 2007, cuando resultó elegido por unanimidad Borja-Villel.
[Museo Reina Sofía: una sucesión viciada]
El historiador del arte ha desvinculado tajantemente su decisión de las informaciones publicadas este fin de semana por el diario ABC sobre supuestas irregularidades en las dos prórrogas de su contrato (2013 y 2018). Ambas se hicieron bajo el Gobierno del PP, fueron avaladas por los ministros de Cultura del momento (José Ignacio Wert y Íñigo Mendez de Vigo) y contaron en ambos casos con un informe favorable de Abogacía del Estado. Según un comunicado de la institución, "han contado con una cobertura legal absoluta y plena, por lo que en ningún caso se puede hablar de fraude de ley".
Borja-Villel ha rechazado de plano las acusaciones y el centro ha pedido al diario que rectifique. "Ojo con las instituciones, hay que cuidarlas, ha costado mucho levantarlas", ha reclamado el todavía director del Reina Sofía.
Museo ¿politizado?
Durante los quince años que ha estado al frente del museo, Borja-Villel ha organizado más de doscientas exposiciones y ha convertido el museo en uno de los más visitados de España (de 1,5 en 2008 a más de 4 millones y medio antes de la pandemia, sumando todos sus espacios). Sin embargo, ha recibido críticas por cuestiones políticas e ideológicas. Incluso ha sido tachado de "podemita". Pero también por motivos artísticos, como su predilección por los artistas extranjeros o el arte conceptual.
Los ingresos propios del museo se han disparado del 5 al 40% (contando con la donación de obras), ha dado la vuelta en dos ocasiones a la colección permanente -la última a finales de 2021-, ha culminado la adquisición del Archivo Lafuente, ha creado una fundación de coleccionistas y ha conformado una red internacional de colaboradores, museos y organizaciones que, a su juicio, ha convertido el Reina Sofía en "un museo único, con una identidad muy marcada".
"Mi mérito es haberme rodeado de un equipo muy bueno de gente, de asesores y de colaboradores extraordinarios. En la propia colección se puede ver cómo centro de estudios, exposiciones y redes han trabajado al unísono desde el diálogo y, por supuesto, la discrepancia. Mi logro ha sido haber creado un espacio institucional en el que todas estas voces han convergido", ha señalado en la citada entrevista.
En relación con la presencia de mujeres en el equipo directivo, ha reconocido que "no quería que el museo se convirtiera en un panteón de hombres ilustres, sin otros colectivos como las mujeres, los indígenas o los esclavizados". "El verdadero reto es que sea un lugar en el que aquellos cuya voz no se haya oído sean escuchados", ha añadido. Este sábado viajará a Brasil para comenzar con su nueva etapa como comisario de la bienal del país latinoamericano, con lo que estará ocupado hasta finales de este año. Después, asegura, seguirá aportando al proyecto que ha construido estos quince años aunque "desde otro lugar".