Imagen | Mitsuo Miura, la vida en flúor

Imagen | Mitsuo Miura, la vida en flúor

Arte

Mitsuo Miura, la vida en flúor

Vuelve el artista del color a las galerías con una exposición que se desarrolla en dos temporalidades, una pictórica y otra escultórica

30 noviembre, 2021 09:18

Dos tiempos. Galería Cayón Blanca de Navarra 7 y 9. Madrid. De 8.000 a 66.000 €. Hasta el 22 de enero

La vuelta de Mitsuo Miura (Iwate, Japón, 1946) a las galerías es, como no podía ser de otra manera, a todo color. Llevábamos tiempo sin verle, desde la última gran cita en la Real Casa de la Moneda en 2017, y esta nueva entrega en la galería Cayón llega como una atrevida explosión en la que las gamas cromáticas flúor se abren paso en esta especie de celebración con la que el artista nos recuerda que sigue, con algún paréntesis, al pie del cañón. Reúne obras de las últimas dos décadas y hace especial hincapié en la pintura, en piezas de medio y gran formato de la serie Show Window realizadas entre 2001 y 2007.

Hay también trabajos recientes pero que se mostrará más adelante en el transcurso de la exposición porque, como ya es habitual en este artista, la propuesta se despliega en dos temporalidades, la eminentemente pictórica, primero, y otra más escultórica a principios de enero. Es entonces cuando podremos ver la serie Mis archivos 2021, pequeñas piezas de madera pintada muy conectadas con su instalación Memorias imaginadas en el Palacio de Cristal (2013) de las que, para rizar el rizo, ha hecho además dos versiones con más y menos intensidad de color, reforzando de esta manera tan sutil la idea del recuerdo, que no es siempre nítido y que traduce en esas pequeñas diferencias en el color.

Se apoya Miura en distintas versiones de un mismo tema para incidir en la idea de recuerdo, que no es siempre nítido

Esta es una idea que resuena también en las formas que flotan en sus lienzos, del mismo modo que lo vivido se retiene en nuestra memoria. Hay algo de repetición, de traducción del paso del tiempo, cuyo resultado son momentos iguales pero diferentes. No es amigo Miura de destripar el contenido de sus abstractas composiciones, que siempre relaciona con la realidad que le rodea y con sus vivencias cotidianas. El color y las formas, dos de sus señas de identidad, adquieren en muchas de estas pinturas el aspecto de organigramas. Se apoya además en atrevidos colores –rosas, naranjas, amarillos casi fosforitos– que extiende en el lienzo con el rigor de una factura muy nítida. En ocasiones el resultado es una maraña de geometrías perfectamente organizada. Algunas de ellas, muy potentes, se superponen a fondos neutros sobre los que pinta figuras rectas y bulbosas; otras, crecen sobre un festival de formas a dos colores (azul-negro, gris-negro), que tienen algo de urbano y musical, de partitura de jazz.

En el otro espacio vuelve sobre sus características formas oblongas, casi ovnis, que recuerdan a sus instalaciones. y un gran lienzo preside la sala a modo de altar. Paisajes, color y placer, sobre tela o madera. Estas son las claves de Mitsuo Miura… y de la vida.

@LuisaEspino4