El ‘Guernica’ de Ibarrola se vende en ARCO
La pieza del artista vasco entra en la colección del Museo de Bellas Artes de Bilbao. Llegado el ecuador de la feria algunos galeristas hacen balance de esta atípica edición
9 julio, 2021 20:08En 1977 el artista Agustín Ibarrola hizo un gran mural en homenaje a la obra maestra de Picasso. La pieza de 2 metros de alto por 10 de largo titulada Guernica se expuso por primera vez en la Sala Gris del Museo de Bellas Artes de Bilbao y dos años más tarde volvió a exhibirse en el mismo lugar. Y como parte de la exposición Gernika Gernikara (Guernica para Gernika) se mostró al público por tercera vez. Hace tan solo un año el galerista José de la Mano, que preparaba una muestra del artista vasco, observó en un viejo catálogo aquella posible versión. Habló con la familia y supo que había estado durante décadas en el caserío familiar.
En su stand para el 40.ª aniversario de la feria José de la Mano ha apostado por esta obra cuando se cumplen, también, 40 años del regreso de la pintura de Picasso a España. La pieza ha gustado y este particular homenaje al símbolo del pintor malagueño ya tiene una nueva casa donde dormir: el Museo de Bellas Artes de Bilbao. La pinacoteca que lidera Miguel Zugaza ha adquirido la obra por 300.000€ gracias a una aportación extraordinaria de las tres instituciones fundadoras del centro: Gobierno Vasco, Diputación Foral de Bizkaia y Ayuntamiento de Bilbao.
Por otro lado, los dibujos los ha adquirido el Museo Reina Sofía tal y como se ha anunciado en rueda de prensa. La pinacoteca que dirige Manuel Borja-Villel ha comprado 18 obras que engrosarán los fondos del museo. El precio total asciende aproximadamente a 300.000 euros que han sido aportados por el Ministerio y corresponden a 14 artistas y un colectivo, españoles e internacionales, históricos y jóvenes. Por su parte, la Comunidad de Madrid ha adquirido obras de Isidoro Valcárcel Medina, Cristina Iglesias y Ana Buenaventura por valor de 130.000 euros.
Volviendo a José de la Mano, el galerista nunca dudó de su presencia en esta edición de la feria. “Tenemos que empezar a andar así que pedí a Maribel López más espacio expositivo para mostrar el mural de Ibarrola”, comenta. Pero no queda ahí la cosa: la Comunidad de Madrid también ha añadido a su colección una obra de su stand. "Las instituciones están haciendo un gran esfuerzo para apoyar la feria y si ellos lo hacen el sector privado también debe hacerlo", asegura. Con un balance más que positivo, el galerista admite que sus ventas se dividen casi a partes iguales entre instituciones públicas y colecciones privadas.
CarrerasMugica también ha asistido en esta ocasión con un espacio más amplio que ha dividido en dos. "Venir significaba hacerlo bien porque si lo haces a medias empiezas una cuesta abajo que no sabes dónde puede acabar", apunta. Para el galerista la suerte ha sido contar con más espacio pues esto le ha abierto la puerta a añadir una sala más. Si bien la cara más visible es la que muestra obras de artistas como Armando Andrade Tudela, Jon Mikel Euba o Txomin Badiola, cruzando tan sólo una puerta el visitante se encuentra cara a cara con Tàpies, Picasso o Chillida. "Les llamo los abuelos porque muchos dicen que su arte se entiende. Pero dentro de 50 años esos artistas jóvenes serán los abuelos", bromea Nacho Mugica, uno de los directores de la galería.
A pesar de apostar por un formato diferente Nacho Mugica se muestra contento con el resultado pues "las piezas están más protegidas y los coleccionistas se pueden sentir más cómodos". Sin duda, la galería ha creado un efecto sorpresa con el que gana la primera batalla. Respecto a las ventas, aunque cree que podrían haber sido menores, su balance es positivo. "El 2020 fue un año muy bueno para nosotros y este está siendo bueno, aunque no muy bueno", apunta. De momento ha vendido obra a coleccionistas privados mexicanos y franceses pero también a la Fundación ARCO y a Iberdrola, que ha adquirido una obra de June Crespo. En este sentido, añade que "lo bonito es cuando algo funciona para los artistas y para los coleccionistas". Además, una pieza de Ángela de la Cruz ha sido reservada.
Desde Casado Santapau también llegan buenas noticias y es que Damián Casado y Concha Santapau aseguran que no echan nada de menos. Ellos también tenían claro que no podían faltar a la cita. "Tenemos que crear circuito y expectativas porque ganas hay por parte de todos", afirman. Si bien es cierto que hay menos galerías, el espacio sigue siendo el mismo y "físicamente no se nota". Desde el primer momento la galería ha contado con el interés de algunos coleccionistas privados y esperan poder cerrar algunas de las conversaciones que se han abierto durante los primeros compases de la feria.
Para eso la postferia, arguyen, es también muy importante. Hay un público de “de calidad”, lo cual gira a su favor pues han podido conectar con clientes nuevos y les han podido "mimar" más que en otras ediciones. Uno de los aspectos que destacan es que "las obras tienen un valor y los coleccionistas pueden mirar otras opciones o necesitar más tiempo para pensárselo". Este es uno de los puntos que también destaca Sabrina Amrani, galerista para la que la pandemia nos "ha enseñado a no correr". De hecho, considera que es una ventaja que se celebre en julio, fecha vacacional que puede servir para que el público internacional pueda hacer una escala en Madrid antes de llegar a la playa.
Para Amrani es difícil ofrecer un balance pues “no todo sucede durante los cuatro días que dura la feria”. El trabajo empieza meses antes y acaba meses después de modo que, al igual que para los compañeros de Casado Santapau, los días posteriores a la feria pueden servir para llegar a otros acuerdos. No obstante, durante estos primeros días el 90 % de sus ventas las ha cerrado con colecciones privadas. Para ella, además, es un momento para “comprometerse, cada uno en la medida en la que pueda, y estar en la feria. Es importante transmitir ese mensaje y que el público también se involucre visitando exposiciones. Todo ayuda”, advierte.
Sin embargo, desde la galería Luis Adelantado no se muestran tan optimistas aunque la Fundación Masaveu ha comprado en su stand una obra de Irma Álvarez-Laviada, artista galardonada con el Premio Cervezas Alhambra de Arte Emergente del año pasado. Y para Paloma González, que lidera junto a Enrique Tejerizo la galería F2, está siendo un año extraño, y no es para menos. Los pasillos más amplios, el menor número de espacios expositivos y la reducción del aforo ofrece una visión diferente a la de otros años. Sin embargo, también destaca la buena calidad del público, la necesidad “de adaptarse, de apoyar a la fiera e intentar que todo se ponga en marcha”. Para González y Tejerizo es “una edición normal de ARCO aunque vaya más despacio que otros años. Hace tiempo si no se vendía entre el miércoles y el jueves se complicaba la cosa pero hace tiempo que eso cambió”.
Aún quedan días de feria