Carmen Laffón y la sal de su vida
La artista inaugura en el Real Jardín Botánico de Madrid 'La sal', una muestra con 37 obras en las que captura las salinas de Bonanza en Sanlúcar de Barrameda
24 marzo, 2021 09:12Durante los últimos años Carmen Laffón (Sevilla, 1934) ha estado enfrascada en una serie de pinturas de gran formato sobre un único motivo: las salinas de Bonanza en Sanlúcar de Barrameda. El grupo, compuesto por cerca de 50 piezas, presenta un característico paisaje gaditano en el que es difícil saber si lo que vemos es la tierra o el mar. La línea del horizonte, que parte casi por la mitad los cuadros, responde a la perspectiva que la artista tiene desde su casa de La Jara, ligeramente elevada sobre el mar. Estos paisajes son “una aproximación más abstracta en la mitad superior y figurativa en la mitad inferior”, apunta Juan Antonio Álvarez Reyes, director del CAAC de Sevilla y comisario, junto al director del Patio Herreriano de Valladolid, Javier Hontoria, de La sal, exposición que se puede ver en el Pabellón Villanueva del Real Jardín Botánico de Madrid.
La muestra surge de la colaboración entre los dos museos que dirigen Álvarez Reyes y Hontoria. Primero se pudo ver en Valladolid, aunque tan solo un mes después de su inauguración el centro tuvo que cerrar sus puertas a causa de la expansión del coronavirus. Después viajó a Sevilla, ciudad en la que la artista ha visto su obra expuesta en la Fundación Cajasol, en el CAAC y en el Museo de Bellas Artes. A Madrid llegan 37 obras, entre pinturas, dibujos y bajorrelieves, que se podrán ver hasta el próximo 23 de mayo. “Han pasado casi 40 años desde la retrospectiva que le dedicó el Reina Sofía y fue en el año 2000 cuando su obra se pudo ver en la Casa de la Moneda. Es una buena ocasión para que Madrid se reencuentre con Carmen Laffón”, sostiene Álvarez Reyes. La artista hace doblete en la capital: la galería Leandro Navarro ha inaugurado recientemente La sal. Las Salinas de Bonanza, Sanlúcar de Barrameda, una exposición de 35 obras que la Premio Nacional de Artes Plásticas ha realizado entre 2020 y 2021.
“El Guadalquivir es el río de Sevilla, mi ciudad de nacimiento, que me lleva a Sanlúcar de Barrameda, mi otra ciudad, donde comencé a pintar y a soñar”, asegura Carmen Laffón, que no ha podido acudir a la inauguración “por razones de prudencia ante la situación sanitaria”. La pintora y escultora, para la que acometer estos cuadros de gran formato ha supuesto un esfuerzo físico y mental, entró en el mundo de la pintura a los 12 años de la mano del profesor de dibujo de su padre, Manuel González Santos. Y fue él quien la incitó a ingresar en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla a los 15 años. Tras acabar sus estudios en Madrid residió en Italia una temporada y cuando regresó a Sevilla siguió pintando en la casa familiar en La Jara, frente al Coto de Doñana, lugar mágico que se convirtió en un punto clave de su actividad artística y que ha convertido en el centro de sus última obras.
La sal es una muestra intimista que centra “su atención en un único motivo, algo muy moderno que sigue un poco los pasos de Cézanne y Campano, un rasgo que también es muy común en Laffón y que le otorga contemporaneidad”, destaca Javier Hontoria. A las pinturas de gran formato (de dos metros de alto por tres de ancho) se une un conjunto de bajorrelieves reciente en el que profundiza en el mismo motivo y revela el interés por la línea del horizonte. Se suma, además, un grupo de dibujos realizados durante el confinamiento. Aunque Laffón tiene su estudio muy cerca de su casa en los meses que tuvimos que refugiarnos en nuestras cuatro paredes decidió trasladarlo al salón: “me llevé toda la documentación y una carpeta con papeles, pasteles, carbones…”. Esos últimos meses los dedicó “a dibujar, sola, todo el día en la mesa con mi compás, mi regla y todo lo demás”, contaba en una entrevista con El Cultural.
La artista hace del blanco el protagonista casi total de este conjunto de las salinas de Bonanza, municipio asentado al margen izquierdo del río Guadalquivir y enfrente del Parque Nacional de Doñana. “La desembocadura del Guadalquivir tiene unos tonos plateados, por algo le llaman la Taza de Plata, pero el blanco tiene un planteamiento muy particular”, asegura Álvarez Reyes. En este sentido, este color ha sido empleado de forma magistral por “Zurbarán, por Goya en los Bandoleros y en el siglo XX ha sido fundamental en la obra de Malevich. Pero también han hecho uso de él artistas como Robert Ryman y Agnes Martin, artista aún más afín a Laffón”, considera Álvarez Reyes.
Con esta temporal Laffón, una de las pintoras más importantes desde la segunda mitad del siglo pasado, demuestra un interés por la observación del lugar, "un ejercicio en el que la voluntad de narrar no está exenta de un fuerte contenido emocional". Además, la artista capta de forma singular la luz y aporta matices a unas montañas que se convierten en un estudio que requiere de reflexión y de una mirada sosegada por parte del espectador.