Erling Kagge (Oslo, 1963) no es solo el aventurero que fue portada de la revista Time tras realizar dos extraordinarias expediciones al Polo Norte y al Polo Sur. Es, además, escritor y editor de éxito, abogado, filósofo y, por si fuera poco, destacado coleccionista de arte contemporáneo que por primera vez muestra en España una selección de las obras que atesora desde hace 40 años. El lunes, 24, inaugura en la Sala de Arte Santander de la Fundación Banco Santander, en Boadilla del Monte (Madrid), My C Art Ography. The Erling Kagge Collection y recibe uno de los Premio A al Coleccionismo de la Fundación ARCO.
Pero antes de visitar la exposición, que reúne 188 obras, merece la pena conocerle un poco más. Su vida es de novela. Hijo de un crítico de jazz y una editora, él y su compañero de expedición fueron los primeros hombres en llegar al Polo Norte sin apoyo exterior. Lo hicieron en 1990 arrastrando un trineo. En 1993 repitió la hazaña. Esta vez en el Polo Sur donde llegó tras recorrer 1.310 km en 52 días. El 1 de marzo de aquel año protagonizaba la portada de la revista Time. Unos meses después, hizo cumbre en el Everest convirtiéndose en el primer hombre en completar el triple desafío.
Después de aquello se tomó un año sabático y se inscribió como lector de filosofía en Cambridge para fundar luego en Oslo su propia editorial, una de las más importantes del país, tras la adquisición en 2000 de J. M. Stenersens Forlan, la más antigua de Noruega. Autor él mismo de varios libros, en 2015 se pasó cinco días bajo las calles de Nueva York, literalmente, explorando túneles, metro y alcantarillado, del Bronx al Battery Park, para acabar en el océano Atlántico y escribir Under Manhattan. Pero fue el éxito de El silencio en la era del ruido (Taurus, 2017) lo que le permitió colarse en las estanterías del mundo entero. Un bestseller en el que aboga por alejarse del alboroto constante (de la calle, del móvil, de las redes) y reencontrarse con el silencio, que no es, para el autor, sino volver a uno mismo. Una reflexión frente al ruido. Caminar, las ventajas de descubrir el mundo a pie (Taurus, 2019) es su último ensayo publicado.
Rodeado de jazz y literatura
Y es esa pasión, la misma que le hizo caminar solo sobre el hielo durante casi dos meses, la que le llevó a estudiar derecho y filosofía, la que le guía en sus negocios y le empuja a escribir, la que un día le llevó a entusiasmarse por el arte contemporáneo. “Crecí rodeado de buena literatura, jazz flotando en el aire, pero no teníamos ninguna relación con el arte contemporáneo. Para mí la curiosidad siempre ha sido una fuerza impulsora y durante mi adolescencia el arte contemporáneo empezó a crecer en mí, y yo empecé a sentir que podía crecer con él”, explica Erling Kagge con quien hablamos durante su primera visita al montaje de esta exposición para la que ha contado con la comisaria Bice Curiger, responsable de la Bienal de Venecia de 2011 y actual directora artística de la Fundación Vincent Van Gogh de Arlés.
Pregunta. Ha dicho que construir una colección es “como vivir o escribir tu autobiografía, algo muy personal”. ¿Cómo ha ‘vivido’ su colección?
Respuesta. Efectivamente, lo que funciona para mí quizá no funcione para ti. “Sva marga” [recurre al sánscrito]: cada uno debe seguir su propio camino.
P. ¿Qué fue lo primero que compró y cuándo?
R. Una litografía, firmada y numerada, hace 37 años. Era un trabajo inspirado por mi compatriota el noruego Edvard Munch y representaba una bella y melancólica mujer de pelo oscuro, al estilo de Eva Mudocci [la violinista y musa del autor de El grito], con tres hombres celosos flotando en el aire rojo delante de ella. Pensé que aquella mujer se parecía a mi novia, que justo acababa de dejarme, y lo compré por dos botellas de vino tinto.
“Prefiero comprar obra de artistas antes de que los historiadores del arte, los críticos y los comisarios hayan decidido si es bueno”
P. ¿Cuántas obras tiene su colección y dónde las almacena?
R. He leído que son 800 pero prefiero no dar un número. Es parte de mi vida privada. Vivo o he vivido con todas mis obras de arte. Amo mi colección.
Lo cierto es que Kagge posee una colección de arte muy personal y coherente y, dicen, sorprendentemente fresca. Entre las 188 obras seleccionadas para My Cartography. The Erling Kagge Collection se encuentran pinturas, esculturas, fotografías, instalaciones, dibujos o vídeos de artistas tan reconocidos como Olafur Eliasson, Raymond Pettibon, Wolfgang Tillmans, Franz West, Jana Euler, Ian Cheng o Eliza Douglas. El reputado crítico y comisario Hans Ulrich Obrist, director artístico de la Serpentine Gallery de Londres, ha dicho de él: “Erling Kagge es un coleccionista pionero que a menudo compra obra de artistas emergentes y les acompaña en su camino”.
P. ¿Le gusta más entonces adquirir a jóvenes todavía desconocidos que a artistas consagrados?
R. Sí, prefiero complicarme la vida que ir a lo seguro y prefiero comprar obra de artistas antes de que los historiadores del arte, los críticos y los comisarios hayan decidido si es bueno.
Seguir el instinto
P. ¿Qué tiene que tener una obra para llamar su atención?
R. Calidad. Puedo decir que una obra es emotiva, desafiante, incómoda, compleja, seductora, bella, única, divertida, pervertida, exigente y excéntrica, pero eso son solo palabras que describen en parte la calidad artística. La calidad es como una buena novela: algunas cosas se dicen, otras no se mencionan y, al final, muchas no tienen explicación. Como coleccionista, editor y explorador, a menudo decido seguir mi instinto.
P. ¿Ha comprado todo lo que ha querido, o hay algo que le gustaría tener y no ha podido?
R. No, por supuesto que no. Mi restricción es sobre todo económica, claro. Pero creo que eso es bueno, incluso saludable. La gente con demasiado dinero generalmente termina con colecciones aburridas.
P. Autor como es de un ensayo que aboga por el silencio en la era del ruido, ¿qué es más lujo para usted, el silencio o una obra de arte?
R. El arte bueno para mí –Sergej Jensen, Tauba Auerbach, Trisha Donnelly– a menudo trata sobre el silencio. El silencio tiene que ver con el querer saber.
P. ¿Qué tienen en común la montaña y el arte?
R. Todo gira en torno al espíritu explorador, todo tiene que ver con la curiosidad con la que uno se enfrenta al mundo. Como he dicho antes, con no ir siempre a lo seguro.
P. ¿Además de comprar arte, disfruta conociendo a los artistas y acompañándolos en su proceso de trabajo?
R. Sí, pero yo no compro arte para coleccionar artistas y nuevos amigos. Yo compro para coleccionar lo que creo que es buen arte. Sin embargo, es siempre un alivio y un gran placer cuando conozco a un artista y me doy cuenta de que artista y arte son la misma cosa, que van de la mano. Un artista como el alemán John Bock es en cierto modo su arte. Y esto para mí es una buena señal.
P. ¿Tiene algún asesor para su colección? ¿Se deja aconsejar?
R. Prefiero vivir mi vida como coleccionista confiando en mí mismo y no pagando a un asesor. Dicho esto, obviamente no me dejo llevar solo por mis ojos, también uso mi oído y mi olfato. Mucha gente sabe más que yo sobre el mundo del arte o sobre un artista en particular y sería ingenuo por mi parte no escuchar.
P. En 2015 expuso una selección de su colección en el Astrup Fearnley Museet de Oslo en una exposición titulada Love Story: ¿cada obra tiene su historia de amor? ¿Recuerda alguna especialmente ‘romántica’?
R. Sí, coleccionar es una historia de amor. Estoy enamorado de cada una de mis obras. Sé que esto puede sonar absurdo, pero sin el amor al arte tendría que hacer otra cosa con mi energía, mi tiempo y mis sentimientos. Y sí, encuentro muchas de mis compras románticas, desde aquella primera que he comentado antes. Nunca conseguí que volviera la chica, a pesar de intentarlo con todas mis fuerzas, pero todavía tengo la pieza y puedo entender por qué quería comprarla desesperadamente.
Consejos para un primerizo
Además de los ensayos mencionados, en 2015 Kagge escribió A Poor Collector’s Guide to Buying Great Art, una guía para animar a los amantes del arte a coleccionar bajo la premisa de que no hace falta mucho para comprar buen arte. Un libro en el que destaca la pasión y la intuición para moverse en un cambiante y complejo mercado. Pero hace falta algo más para no dejarse asustar e iniciarse en la compra de arte. “Tienes que obsesionarte e informarte. Ver todo el arte que puedas y leer con voracidad sobre el tema. Visitar galerías y museos y, si tienes opción, todas las colecciones privadas que puedas. Comprar libros y revistas de arte –y leerlos– y hablar con artistas, comisarios, coleccionistas, críticos y galeristas. Hay gran cantidad de información disponible online pero, cuidado: como toda información en la red, mucha es buena y otra es simplemente ridícula”. Y si tiene que aconsejar una compra para empezar con un presupuesto limitado, lo mejor, dice, es adquirir “una o, aún mejor, tres ediciones firmadas de fotos, grabados, esculturas o vídeos. Las ediciones numeradas y firmadas son el mejor valor en el mercado actual del arte y tienen un precio asombrosamente razonable. El arte es un lujo, pero no tiene que ser caro”.
“El arte es un lujo, pero no tiene que ser caro. La gente con demasiado dinero generalmente termina con colecciones aburridas”
P. No conocía a la comisaria Bice Curiger antes de esta exposición, ¿qué le llevó a ella?
R. Cuando me pidieron elegir a un comisario yo quería al mejor y, a la vez, a alguien a quien no conociera y que no estuviera familiarizado con mi colección. Admiro el trabajo de Bice Curiger y me sentí privilegiado y feliz cuando ella aceptó. Me encanta trabajar con Bice, tratar de absorber algo de su sabiduría, humor y conocimiento. Es importante ser consciente de las limitaciones de cada uno. Ella, simplemente, está más cualificada que yo.
P. ¿Cuál ha sido, por cierto, su última adquisición?
R. He comprado una edición de Torbjørn Rødland llamada Warrior en la galería Standard. Prefiero comprar piezas únicas, pero esta me gustó particularmente y la compré sin pensar.
P. Creo que es asiduo a ferias como Art Basel, aunque después de leer El silencio o Caminar no me lo imagino en el barullo de una feria: ¿le gustan, disfruta comprando allí?
R. Sí, me encanta Art Basel, por supuesto. Es genial para ver arte y, sobre todo, a gente viendo arte. Las ferias van sobre el ruido, eso es cierto, pero para mí el silencio interior es necesario. Con el arte, prefiero pensar menos y experimentar más.
P. Estará en Madrid en la semana grande del arte, donde además recibe el Premio A al Coleccionismo, ¿va a comprar en la feria?
R. Estoy deseando que llegue ARCO, claro. Pero, ¿comprar? Quién sabe.