Escenarios visionarios rinde homenaje a la amistad y al estilo visionario que unía a ambos artistas a través de 14 dibujos de Francisco Nieva y 14 pinturas al óleo de José Hernández. Íñigo Navarro, director de la galería, Sharon Smith, viuda de Hernández y José Pedreira, amigo de Nieva, han presentado la exposición, cuya inauguración será el jueves 12 de septiembre en el marco de Apertura Gallery Weekend y estará abierta al público hasta el 20 de octubre.
No solo compartían una amistad, sino un mundo estético muy particular que se caracterizaba por crear escenarios fantasmagóricos carentes de toda lógica, pero que resultan inquietantes hacia cualquier espectador. “Paco decía siempre que a él le gustaban los colores siempre y cuando fueran grises. Y en eso coinciden los dos, armonizan muy bien los tonos”, dice José Pereira. “Los personajes que creaba tenían un tono muy teatral. Algunos son personajes de obras suyas, pero no personajes para que los encarnen actores, sino fantasías sobre su propio teatro o sobre obras ajenas como el personaje Doña Rosita la soltera, de García Lorca. Son creaciones muy libres y sobre todo muy delirantes, que es lo que a él le gustaba”, añade.
“El cuadro Testamento inútil representa a ese José Hernández lleno de barroquismo que creaba escenarios fantasmagóricos e increíbles, pero que luego no tiene nada que ver con lo que era él”, explica Íñigo Navarro. “Los dos tenían la facultad de ser personas muy sociables que entablaban relaciones de una forma muy natural”, sigue Pereira. Tenían también muchos amigos en común, como los poetas Vicente Aleixandre, Carlos Bousoño, Claudio Rodriguez, Francisco Brines, José Hierro, Gloria Fuertes o Eduardo Haro Ibars, que dejaron por escrito la admiración que sentían por la pintura de Hernández y el teatro de Nieva.
"Se ve que los colores que utilizan son los mismos, que son tal para cual", comenta Sharon Smith, la viuda de Hernández. Sin embargo, "lo que en Nieva se manifiesta de manera desenfadada, en Hernández adquiere tintes más dramáticos, de terror metafísico en ocasiones". Otro aspecto que une al dramaturgo y al pintor es que ambos fueron autodidactas, no tuvieron formación académica. "A pesar de ello, tenían una gran erudición y adquirieron esa cultura por ellos mismos, estudiando", cuenta Pedreira. Su inquietud y carácter cosmopolita les convirtió en dos artistas únicos con la virtud de no parecerse a nadie.
La galería Leandro Navarro ha organizado este reencuentro entre dos artistas que resultaron ser figuras imprescindibles de la cultura española del siglo XX. Su primer proyecto juntos fue Danzón de exequias, un espectáculo muy vanguardista para los últimos años de la dictadura franquista, y tras varias colaboraciones que resultaron ser un éxito rotundo, como Pelo de Tormenta, La vida breve, y Tórtolas, crepúsculo…y telón, consolidaron una fuerte relación amistosa y profesional que perduró a lo largo de los años.