Image: Chus Martínez: Documenta no sólo se ha visto. También se ha vivido

Image: Chus Martínez: "Documenta no sólo se ha visto. También se ha vivido"

Arte

Chus Martínez: "Documenta no sólo se ha visto. También se ha vivido"

Este año la Documenta de Kassel ha recibido a 860.000 personas, un récord de visitantes a los que hay que sumar los casi 30.000 que visitaron la sede de Kabul

17 septiembre, 2012 02:00

Chus Martínez

Ayer cerró sus puertas una Documenta que ha dejado a pocos indiferente. Las cifras de visitantes, unidas a la buena acogida generalizada han llenado de satisfacción a sus responsables, que han vivido inmersos en una vorágine de actividades y propuestas insólita hasta ahora. Abierta en su formulación conceptual y ambiciosa en su despliegue en las innumerables sedes de la ciudad de Kassel y otros puntos del planeta, la cita quinquenal se despide con un record de visitantes, 860.000, a los que hay que sumar los casi treinta mil que visitaron la sede de Kabul. La organización aireó ayer cifras importantes. Más de 12.000 personas, un 112% más con respecto que en la edición anterior, compraron pases para visitar la Documenta durante toda su duración, 100 días, algo que marca un cambio de rumbo sobre cómo aproximarse a una exposición de arte. Nos los ha contado la comisaria española Chus Martínez, una de las artífices del proyecto, mientras corría de una conferencia a otra en el día final de la exposición: "Ha sido un proceso muy intenso. Una de las cosas más interesantes ha sido la diversidad de los participantes, no ya sólo en cuanto a los propios artistas sino también entre los estudiantes de arte que nos han ayudado con muchos proyectos y que han constituido una academia de doscientas personas que han "vivido" en la exposición. Todos los días ha habido conferencias, performances, conciertos, encuentros... Ha sido una experiencia que se ha vivido día a día intensamente.

Pregunta.- ¿No era lo esperado?
Respuesta.- Era un deseo muy fuerte que compartíamos Carolyn [Christov-Bakargiev, directora artística] y yo. Pensaba en los tableaux vivants, o en las películas de Pasolini con sus mercados medievales de los que la gente no parece irse nunca, o en los cuadros de El Bosco, donde hay un sinfín de actividades con multitud de gente en tránsito, como un Jardín de las delicias. La sensación ha sido increíble.

Vista de la instalación de Pierre Huyghe en Auepark

P.- ¿Cuál ha sido el tema central de esta Documenta, más allá de conceptos y no- conceptos?
R.- El tema central es algo que en inglés se llama "artistic research" e implica el modo en que el arte cuestiona e investiga la vida en el centro de la cultura. La idea del no-concepto significa que los conceptos no se presentaban a priori. No es que no hubiera un concepto, ¡había muchos! La interrelación de estos conceptos conforma una nueva topología, una nueva forma de vincular saberes que antes no se relacionaban y que aquí lo han hecho a través de la obra de arte y no a través del discurso de un comisario. La función del comisario ha sido la de poner eso en juego. No es como el índice de un libro en el los capítulos siguen indefectiblemente a los que le preceden. Los conceptos estaban reunidos en la obra, en el lugar, en la experiencia.

P.- Pero la exposición era abierta, orgánica, de algún modo intuitiva...
R.- Una de las claves ha sido la ambición de renovar la idea de teoría. Por eso hay que andar con cuidado con términos como "intuitivo" u "orgánico". Sí que está ligada a la experiencia pero siempre desde la necesidad de impulsar lo propositivo y de asumir que el arte es pensamiento y que se encuentra en el centro mismo de la renovación de las ciencias sociales. Es muy importante que situemos al arte en ese ámbito, junto otras disciplinas como la historia, la filosofía, la literatura...

Vista parcial de la obra de Tacita Dean

P.- ¿Cuál cree que ha sido la recepción del proyecto?
R.- Creo que en líneas generales ha tenido muy buena acogida por parte de los medios. Creo que ha sido positiva y generosa. En Alemania se debate mucho, es divertido, con voces muy distintas y enriquecedoras, pero creo, que, en general, ha suscitado mucho interés. No hay más que ver el número de profesionales y de medios acreditados.

P.- Alguien dijo que esta era una exposición que mostraba cierto pesimismo hacia el arte contemporáneo...
R.- No puedo estar menos de acuerdo. Hay muchas formas de mirar las cosas. Cuando al entrar en el Museum Fridericianum te recibía una espacio enorme totalmente vacío [la pieza de Ryan Gander era una corriente de aire frío], hubo gente que lo interpretó de una forma negativa, otros como si habláramos de una suerte de liberación, de un espacio que descongestiona. La ambivalencia siempre está ahí pero creo que un porcentaje inmenso, por no decir la totalidad, de la Documenta expresa una confianza extrema en la función del artista y de su trabajo...

Vista de la pieza de Giuseppe Penone

P.- ...Tal vez por la presencia de participantes que no eran artistas...
R.- Hubo 2 científicos y 8 escritores. Las artes visuales se pueden abrir a lo que les dé la gana, precisamente, porque el optimismo es mayúsculo. Este es un momento de generosidad en el que nadie quita y todos suman. No hay nada negativo.

P.- ¿Qué bases puede sentar esta Documenta en el debate sobre el concepto de "exposición", sobre el exhibition-making?
R.- Muchas, pero eso sí que es muy complejo de resumir brevemente. La idea, por ejemplo, de habitar dentro de la exposición, la de reformular los espacios en función de la selección de determinados artistas. Esto lo dirá el futuro, y serán otras exposiciones las que nos digan cuál es la influencia real que ha dejado la Documenta. Pero sí creo que hay muchos aspectos que se van a analizar y que pueden ser muy formativos en ese debate.

P.- ¿Cómo se relaciona esta Documenta con el momento histórico en el que se inscribe?
R.- De muchas formas pero principalmente desde la voluntad, visible en el proyecto editorial 100 Notes/100 Thoughts, de entender el tiempo presente, el tiempo pasado y el que está por venir en función de las jerarquías que sitúan a los artistas en esa coyuntura. La idea del colapso y de la recuperación, la posibilidad de remontar un estado de crisis, por ejemplo, ha sido fundamental. Documenta ha querido analizar el presente en toda su amplitud.

Vista de la instalación de Lara Favoretto en la Hauptbahnhof

P.- ¿Cómo han funcionado las otras tres sedes de Documenta, Kabul, Alejandría y Banff en Canadá?
R.- Han sido experiencias riquísimas que se han desarrollado de formas muy distintas. Para mí, Kabul ha sido muy especial. Hemos trabajado en seminarios durante un año y medio y la respuesta de la gente ha sido extraordinaria. La exposición [montada en un edificio en los Jardines de Barbur] fue muy bonita y también el modo en que se transformó la arquitectura para acogerla. A nivel de visitantes fue un éxito. Kabul es una ciudad del tamaño de Barcelona y la exposición tuvo 27.000 visitantes en un solo mes. Esto quiere decir que la audiencia estaba compuesta no sólo por la élite sino también por otros estratos de la sociedad. La estancia en Alejandría duró una semana. Fue todo muy controvertido. Hablamos de la posibilidad del despertar, del sueño, con la gente viviendo un momento social y cultural muy agitado. Disfrutamos con intensidad de la conversación, del intercambio de ideas. Y lo de Banff, en Canadá, fue todo lo contrario, fue una experiencia extraña, con larguísimos silencios, fruto quizá del agotamiento. Fue más de convivir que de hablar.

P.- ¿Y el futuro?
R.-Mi futuro pasa por Estados Unidos, más concretamente Nueva York. Lo anunciaremos en breve.