Image: Elvira González

Image: Elvira González

Arte

Elvira González

"El Estado tiene que observar más y no ser dirigista. El amiguismo es fatal"

10 septiembre, 2010 02:00

La galerista Elvira González en su despacho. Fotografía de Sergio Enríquez-Nistal

Lleva casi 50 años siendo una de las galeristas de referencia de nuestro país. Pionera en trabajar con artistas como Rodin, Picasso o Calder, sigue apostando por un arte "de calidad y sin concesiones". Con el coreano Lee Ufan abre temporada.

Elvira González (Madrid, 1937) es como un libro abierto. Bastan unos minutos para darse cuenta de que la historia que acumula su biografía es consecuencia de ser una persona abierta al mundo. Es esa, también, su mejor definición como galerista. Cuarenta y siete años lleva de profesión en el mundo del arte aunque su vocación inicial la llevara a calzarse diariamente unos zapatos de baile en el Teatro de la Zarzuela. Las colgó al casarse con el pintor Fernando Mignoni, para irse a vivir a París, descubrir el Salón de Mayo, las bienales, las galerías. Para conocer a infinidad de artistas:"Eso -confiesa- me fue perdiendo". Una pérdida que la pareja convirtió en su mayor hallazgo: la madrileña galería Theo. Desde 1967, y durante 26 años, por sus salas desfilaron artistas que hasta entonces no habían expuesto en nuestro país: "Hicimos la primera exposición de Rodin y Juan Gris; la Suite Vollard de Picasso; dimos a conocer a los artistas españoles de la Escuela de París, al escultor Lobo, que nos entusiasmaba, a Pablo Gargallo, Julio González, Tàpies, Dalí, Calder, Palazuelo, Chillida... Incluso tuvimos dos exposiciones de impresionistas. Así empezamos, todo entusiasmo y energía".

Y sigue igual
Desde hace unos años son sus hijos, Fernando, Elvira e Isabel Mignoni, los encargados de aportar nombres nuevos a los grandes clásicos que definen a la galería. Un leve vistazo a la próxima temporada de exposiciones revela el buen entendimiento generacional. Han inaugurado con el artista coreano Lee Ufan, nombre clave de las muchas exposiciones sobre arte contemporáneo japonés que han recogido, en los últimos años, museos como el Pompidou, la Tate o el Guggenheim de Nueva York. A continuación, Calder "que sigue enamorándonos como la primera vez que lo vimos"; en enero Waltercio Caldas y, después, las Cartas voladoras de Elena del Rivero, pieza en la que ha trabajando un año entero.

Todo cuenta
Con esos casi 50 años de carrera a sus espaldas, la pregunta sobre su jubilicación parece obligada: "Bueno, estoy ya bastante jubilada. Ahora son ellos los que tienen más contacto con los artistas y coleccionistas. Y yo, pues miro las cuentas".
-Hablando de cuentas, ¿cómo llevan la crisis?
-Como podemos y con experiencia, porque no es la primera crisis que he sufrido, ya he visto unas cuantas. Por eso sé que lo de pagar es lo más importante. Y cobrar, claro, para poder pagar. Los primeros que tienen que cobrar son los artistas.

-¿En ningún momento pensó en cerrar?
-¡No, no! ¡De una crisis no te jubilas! Ya he pasado cuatro crisis muy graves, porque además, cuando empezamos, era una crisis permanente. La evolución del mercado del arte ha sido espectacular. Se ha incorporado gente joven nueva y con ánimo de hacer colecciones extensas e internacionales, aunque hay pocos coleccionistas, muy pocos. Antes tampoco había muchos, aunque eran "de verdad", no había especulación ni se pensaba en el arte como inversión. La gente compraba lo que le interesaba. Algunos de mis primeros coleccionistas ya no están pero siguen sus hijos y nietos. Tenemos a una tercera generación de gente coleccionando en la galería.

-¿Y cómo se convierte uno en coleccionista en estos tiempos?
-El que paga a plazos es tan serio como el que paga de golpe.

Testigos de cada uno de sus pasos profesionales, también la galerista colecciona obras de artistas amigos y que admira. La primera que compró fue un bodegón cubista de Henri Laurens. Después llegarían muchas más obras, como las de Calder, favoritas de sus nietos: "Lo que llevo a casa es lo que no quiero vender. Recuerdo que mis hijas, cuando eran pequeñas, me reprocharon que vendiese un Morandi maravilloso. Bueno, ¡pues benditos mis bienes que remedian mis males!". Mirando atrás...
-¿Ha visto cambiar mucho el mundo del arte?
-Mucho. En 1971, por hacer una exposición de la Suite Vollard de Picasso, sufrimos un atentado político y ahora, hay que hacer cola para entrar en el Reina Sofía y en el Prado. Por aquel entonces el Prado no hacía prácticamente exposiciones, no existía el Reina Sofía. Ni siquiera habían muchas publicaciones; las instituciones no compraban; los bancos no tenían colecciones de arte. Ahora, todo es distinto. Se viaja mucho más y eso hace cambiar las mentalidades. Estamos más informados y los coleccionistas saben lo que quieren. ARCO tiene un éxito enorme de público y, comparado con lo que ocurría 40 años atrás, ahora hay un interés por el arte contemporáneo impresionante. La voluntad es general, e incluso hemos organizado el próximo 16 de septiembre una inauguración conjunta de todas las galerías para que las gente de fuera de Madrid participe de la temporada de exposiciones.

-Sigue presente la idea de que ir de galerías es algo minoritario. ¿Cómo cambiar eso?
-Haciendo buenas exposiciones, con lo que creemos que es lo mejor. Somos el puente entre el artista y la sociedad. Antes que los museos, porque los comisarios de exposiciones y directores de los centros de arte conocen a la mayoría de los artistas en las exposiciones de las galerías. Cada vez que vamos a una feria y presentamos la obra de nuestros artistas, hacemos una labor de promoción cultural que no la hace ni el Estado. Éste tiene que observar más y no ser dirigista. El amiguismo es fatal.

Al hilo de los colegas de profesión, deja entrever su talante incisivo, al hablar del aprecio recibido por el mundo del arte: "Bueno, me siento valorada, aunque hay galeristas que han sido mucho más famosas que yo. Casi me siento más respetada en el extranjero. Cuando voy a la feria de Basilea, me ponen un sitio inmejorable. Ahora son más conocidos mis hijos".

...para seguir adelante
Hablando de hijos y de ferias, Isabel Mignoni se incorpora a la conversación en medio del debate sobre la maltrecha situación de ARCO: "La crisis estalló cuando ya no se podía más. ¿Cómo es posible que ARCO en España sea mejor feria que la de Berlín, cuando en Berlín tienen mejor coleccionismo, más galerías, más artistas y mucho más mercado? Porque ha calado en la ciudad desde todos los puntos de vista: social, cultural, económico... Si a Carlos Urroz le dejan hacer su proyecto y todos ponemos de nuestra parte, la feria seguirá siendo ese referente para el arte actual tanto en España como en el extranjero".
Reconocen que sus exposciones no son de masas, que, de hecho, a menudo son difíciles y sofisticadas, y que en la galería no hacen concesiones. "Lo primero es la calidad y generar confianza -añade-. Es lo que esperan los coleccionistas de nosotros". Una expectativa que también Elvira González proyecta al hablar de la labor de Manuel Borja-Villel al frente del Reina Sofía: "Hay que darle un margen de tiempo. No hay que valorar lo que compre ahora, sino cómo va redondeando la colección del museo y su línea de exposiciones. Creo que será positiva, pero quiero ver más".

Paso firme e ideas claras

Elvira González repasa su historia como galerista como si danzara por un escenario conocido, cuyo espacio controla bien. Sus pasos sólo se detienen para incidir en algunas de sus ideas clave: "El arte tiene algo que engancha y que te ayuda a entender el mundo en el que vives. Los artistas son filtros de la sociedad y la gasolina de la galería". Su compromiso con ellos es firme, aunque reconoce que "la primera exposición de un artista desconocido es algo que se tiene que trabajar muchísimo porque no es cuestión convencer sino de que el espectador entienda lo que hay de interesante en ese artista. Es un trabajo de insistir y generar confianza". Esa misma tenacidad por el trabajo bien hecho la lleva a ser crítica con los muchos centros de arte y los museos "que ves que se gastan fortunas en el edificio y no se preocupan tanto del contenido".