El Futurismo llega a la Tate Modern de Londres
La exposición londinense analiza la relación entre el movimiento fundado por Marinetti y el cubismo
9 junio, 2009 02:00The Revolt, de Luigi Russolo 1911.
EFEEl Futurismo llega ahora a la capital británica con una exposición en la Tate Modern que celebra el centenario del primer manifiesto de ese movimiento de vanguardia fundado por el poeta italiano Filippo Tommaso Marinetti.
Según explicó el director de la galería, el español Vicente Todolí, en su anterior paso por París (centro Pompidou), la exposición puso más énfasis lógicamente en los artistas cubistas y orfistas como Picasso, Braque, Delauney o Picabia.
En Londres, su última etapa, se ha querido devolver protagonismo a los propios futuristas a la vez que se hace más hincapié, según Todolí, en su pasión por la publicación de manifiestos.
La exposición que ahora llega a la Tate y que podrá verse hasta el 20 de septiembre recrea en parte la famosa exposición futurista itinerante de 1912, y documenta su profundo impacto en toda Europa.
Así examina el efecto recíproco entre el futurismo y el cubismo francés, que produjo un híbrido bautizado como cubofuturismo, o su enorme impacto en Rusia, con la obra de artistas como Malévich, Liubov Popova o Natalia Goncharova, quien rechazó, sin embargo, las pretensiones de pionero de Marinetti.
Hay en ella obras realmente espectaculares como El funeral del anarquista Galli (1911), de Carrá, que capta como pocas el campo de fuerzas futurista, o La danse du Pan Pan au Monico (1912), de Severini, un enorme lienzo de 2,8 por 4 metros, que sitúa al espectador en el centro mismo de un torbellino de colores y de formas.
Impresionante es, por otro lado, la cabeza de mujer (Fernande), de Pablo Picasso (1909), la primera escultura cubista, que influyó en otros artistas como Archipenko, Lipchitz, Laurens y Boccioni.
No podían faltar tampoco la icónica escultura Formas únicas de continuidad en el espacio (1913), de Boccioni, que representa a una figura que parece cortar el aire mientras avanza, o su pintura La fuerza de la calle, de 1911, que capta soberbiamente la energía de la ciudad moderna y refleja su impacto emocional en quienes la habitan.
Según señaló, por su parte, el comisario de la exposición, Matthew Gale, en la Tate se ha querido además prestar especial atención a uno de los aspectos más oscuros de los futuristas: su relación con la guerra y sus consecuencias.
Marinetti, que saludó la guerra de "única higiene del mundo", animó a Severini a "vivirla" en sus cuadros, mientras que Giacomo Balla supo captar con sinuosas formas abstractas el ambiente nacionalista que llevó a Italia a renunciar a su neutralidad en 1915 en obras como Formas Grito Viva Italia o Manifestación Patriótica.
Como es lógico además, tratándose de Londres, ha merecido también atención la respuesta británica al movimiento italiano: el llamado (por el poeta norteamericano Ezra Pound) vorticisismo, fruto de una escisión en 1913 dentro del grupo de artistas asociados al pintor y crítico Roger Fry y sus Talleres Omega.
Por cierto que los Talleres Omega serán objeto a su vez a partir del 18 de junio de otra exposición en el Instituto Courtauld, que conserva una importante colección de obras sobre papel, tejidos, alfombras, objetos de cerámica y muebles diseñados por artistas de ese movimiento como Vanessa Bell, Winifred Gill, Duncan Grant y otros miembros del famoso grupo de Bloomsbury.
La escisión que dio lugar al vorticismo fue en realidad producto de una pelea entre Fry y el pintor Wyndham Lewis, quien abandonó los talleres Omega para constituir el Rebels Art Centre.
Marinetti lanzó en Londres en 1914 otro manifiesto futurista que bautizó Vital English Art, en el que se apropió de los nombres de los rebeldes del grupo de Wyndham Lewis sin su permiso, y éste respondió publicando a su vez en el primer número de su revista Blast su manifiesto vorticista.
Entre los vorticistas representados figuran pintores como David Bomberg y Nevinson, así como Epstein y Gaudier-Brzeska, este último de origen francés, entre los escultores.