Gonzalo Tena, la dimensión de la pintura
Gonzalo Tena
10 enero, 2008 01:00Being being ready to find a human mind, 2007
Ausente de la escena madrileña desde 1990, Gonzalo Tena (Teruel, 1950) forma parte de la generación de artistas que renovaron el arte español en los años setenta. Fue miembro, junto a José Manuel Broto, Xavier Grau y Javier Rubio-que abandonó la práctica del arte- del Grupo de Trama, el único colectivo con verdadera relevancia teórica entonces, extremado defensor de la pintura-pintura y de la abstracción, quien junto con los figurativos madrileños y los artistas conceptuales elaboró un discurso contemporáneo, internacional y coherente, muchos de cuyos presupuestos permanecen vigentes. A finales de la década y principios de los ochenta los Trama transformaron profundamente sus criterios, inclinándose Broto y Grau por una pintura menos reduccionista y más lírica y Tena, tras un largo parentesis de casi seis años, por su fidelidad a una idea de la pintura en la que el lenguaje, en sus diferentes acepciones, y la verdad pictórica desprendida de ese lenguaje han desempeñado, creo, un papel central en su trabajo.Mentiría si afirmase que he seguido su producción de estos casi veinte años con la observancia y escrupulosidad exigidas, pero de lo que conozco me gustaría resaltar un dato: su preferencia por los fondos negros y cuando no negros, muy muy oscuros en sus cuadros. Una opción que no me parece baladí tanto en cuanto hace que la pintura más que sobrepuesta a una superficie se evidencie como emergida de una penumbra original y vacía. Otros podrían ser un raro humor personal, quizás buñuelesco como quiere alguno de sus comentaristas, y una cada vez más pronunciada erudición, nada violeta, respecto a la pintura y su historia.
Para su representación en la galería Fernando Latorre ha elegido un motivo y un tema que le son más que cercanos, las palabras de Gertrude Stein, sobre las que afirma haber trabajado ocho años y uno de sus textos más incognitos The Geographical History of America or the Relation of Human Nature to the Human Mind (1936), cuya segunda parte La relación entre la naturaleza y la mente humana da título a la muestra y cuyas retahílas se incorporan, frase por frase, a las piezas. Recorre las paredes de la galería medio centenar de obras sobre papel de dimensiones idénticas, 70 x 16,3 cm. -que imponen una mirada igualmente sin solución de continuidad-, en las que contra el fondo negro del papel, un juego ininterrumpido de semejanza y diferencia va generando sus delicadas formas y figuras, fruto éstas de un gesto mínimo, como si cada pequeña expresión conociese su música propia y ésta nos resultara audible en el color, extraordinario y singular, cuya percepción exige la máxima atención del espectador.
Lea el lector su espléndido Brueghel y la Torre de Babel. Entre las líneas que analizan e interpretan la obra del maestro, Tena desliza unas palabras que se acomodan a su propio hacer: "pinturas que han abordado, o han intentado abordar, ese espacio inabarcable que se abre cuando el cuadro que vemos, el objeto físico, está también presente en la otra dimensión, la dimensión interior propia de la pintura".