Ofelia García
Otros destinos
3 enero, 2008 01:00HB-I, 2007
Es raro el caso de Ofelia García (1951). Parece uno de esos de alianza de artista con el tiempo en su transcurrir, de sincronía. En primer lugar lo manifiesta ese esbozo de biografía que informa de una artista precoz, que comenzara a exponer en la ternura de los once años y que a los veinte, sin temporada en el infierno conocida, desapareciera durante seis lustros de las salas de exposiciones para volver ante el ojo público como otro yo artístico. O sea, una artista llamada Ofelia García que nada tiene que ver con la niña y la adolescente. Una artista nueva que nace en la madurez, la memoria y la experiencia. En medio, un viaje probablemente arrebatador e íntimo pudo tener lugar y algo hizo salir a las obras de la madrileña de su panteón de silencio. No conocí las obras colgadas en su reaparición en 2002 (Centro Cultural Moncloa, Madrid) pero al parecer estaban ya invadidas por los tránsitos urbanos, por los lugares de partida, de inicio de trayecto y por el viaje al pasado propio. Desde luego, sí empezó a ocurrir en la individual de 2005 en la galería Rafael Pérez Hernando lo que se confirma en ésta. La pintora se había encontrado con la fotografía (postales, álbumes familiares) pero aquí unifica ambas técnicas y toma los mandos de la creación en presente. Descubre también (aunque no todo su potencial) la variación y la serie, en una actitud barroca y postmoderna, haciendo varias impresiones de fotos sobre las que pinta una y otra vez. La posibilidad de lo nuevo y la imposibilidad de la captura van en consonancia con una creciente fascinación por capturar el momento de lugares donde, como las estaciones de tren, se originan casi infinitas posibilidades de camino y recorrido. Ofelia García ha enviado a sus mejores halcones a un viaje en el tiempo.