Image: María Cañas, pasión videocreadora

Image: María Cañas, pasión videocreadora

Arte

María Cañas, pasión videocreadora

La virtud demacrada.

29 noviembre, 2007 01:00

La virtud demacrada, 2007

Galería Carmen Carmona. Jaúregui, 9. Sevilla. Hasta el 11 de diciembre. De 1.500 a 3.000 E.

Después de llevar mucho tiempo experimentando con las posibilidades metalingöísticas del discurso audiovisual en todas sus vertientes heterodoxas, no ha sido hasta este año cuando a María Cañas (Sevilla, 1972) le ha llegado el merecido reconocimiento a su incansable labor. La concesión de diferentes galardones en 2007 y varias exposiciones continuadas en España y el extranjero, la han confirmado como uno de los valores con más futuro del panorama artístico andaluz.

Cañas presenta ahora en la galería Carmen Carmona su serie La virtud demacrada, una colección de foto-collages de tono barroquizante donde reúne imágenes sincopadas de gran intensidad, montajes digitales sacados de un agitado imaginario particular que reflexionan en torno al erotismo, el sexo y la pornografía en nuestra saturada sociedad de la información. Para construir estas sórdidas composiciones, la artista acude a dos de sus grandes fuentes de inspiración, la Historia del Arte y el cine, recreando a partir de fragmentos de estos mundos conocidos escenarios nuevos que le sirven para crear iconoclastas sinestesias visuales. Junto a estas fotografías también puede verse en la sala el último video de Cañas, un falso documental rodado en Nueva York titulado Meet my Meat, cortometraje que gira en torno a la búsqueda infructuosa del amor vehemente que se infiere de algunas afamadas películas rodadas en la ciudad americana, rastro que se ha perdido asfixiado por el ritmo trepidante una megaurbe ahíta.

Salvando las distancias históricas, la estética libre y fascinante de los trabajos audiovisuales de María Cañas tiene mucho que ver con las maneras sugestivas del granadino Val del Omar. En la plástica lírica, abierta y experimental del desaparecido cineasta del 27 primaban las sensaciones que se producían por encima de las narraciones que se contaban, una dominante poética que convertía sus obras en enérgicos cúmulos de percepciones antes que en cerradas historias lineales. La diferencia entre uno y otro estriba en la identidad y en la temática, en ese sentido María se siente más cercana a Jean-Luc Godard y su búsqueda de nuevos lenguajes videográficos que trasciendan a los convencionales.