La fotógrafa Ouka Leele ha fallecido este martes tras una larga enfermedad en un hospital de Madrid, según han informado fuentes de la familia. La artista, de 64 años y de nombre real Bárbara Allende Gil de Biedma, fue uno de los iconos de la Movida madrileña y una de las figuras que protagonizaron el cambio social y artístico que aconteció en España en los años ochenta. La creadora se hizo célebre por sus instantáneas en blanco y negro coloreadas con acuarelas.
Nacida en Madrid en 1957 en el seno de una familia de la alta burguesía bilbaína, su sobrenombre artístico lo tomó de una constelación de estrellas inventada por El Hortelano, uno de sus compañeros de generación e inquietudes junto a Ceesepe o Alberto García-Alix, para su emblemático cómic Europa Requiem?! (1978). Ouka Leele comenzó su idilio con el arte desde muy joven, encontrando la inspiración en el mundo de los sueños. Es dentro de esos paisajes oníricos donde descubrió escenas increíbles que traslada a la realidad y materializa en su obra a través de escritos, fotografías, dibujos y pinturas. La teatralidad que proponen sus imágenes, el reto de despertar una o varias fantasías dentro de cada composición, fueron una de las señas de identidad de su obra.
Premio Nacional de Fotografía 2005 por "su decisivo testimonio de la sensibilidad y la vida artística española de los 80 para acá, y sus personales aportaciones cromáticas, compositivas y narrativas", Medalla de Plata de la Comunidad de Madrid, Ouka Leele recibió el pasado 15 de mayo la Medalla de Madrid que concede el Ayuntamiento de la capital, entre otras muchas distinciones. Expuso sus obras, desde finales de los setenta, en instituciones como el Museo Reina Sofía, la Fundación La Caixa o la Colección ARCO.
De formación autodidacta, comenzó con la fotografía a finales de los setenta de forma bastante casual, pues siempre había querido ser pintora, y de hecho fue en Barcelona, a donde se trasladó en 1978, el lugar en el que empezó a pintar a mano sus fotografías en blanco y negro, y donde un año después participó en su primera exposición individual, Peluquerías, que le trajo el reconocimiento de la crítica.
"Desde muy pequeña he estado tocando el arte, pintando. La fotografía no la buscaba. De pequeña no me interesaba nada. De hecho, la primera cámara que tuve me la regalaron en la primera comunión, creo, y nunca la usé", afirmaba la artista en una entrevista con Efe en 2019. "En realidad no se puede decir que soy fotógrafa, porque yo trabajo la fotografía desde la pintura", explicaba en una entrevista con El Cultural hace unos años.
Ouka Leele irrumpió en la escena madrileña a principios de los ochenta con sus fotos coloreadas a la acuarela. Fue una de las protagonistas de la Movida, catarsis cultural española tras el final de la dictadura franquista, y se convirtió en un referente del arte contemporáneo, de ese movimiento que se bautizaría como "posmodernidad". Como resumen de su biografía se puede decir que fue la artista que coloreó la Transición.
Libre por no tener un sello de fábrica, lo que consideraba una "condena para los artistas", y sin querer encasillarse, tuvo una amplia trayectoria artística, aunque sus imágenes sobre la Movida han ayudado a construir una historia indeleble de la sociedad española en un momento de evolución.
Con su trabajo, perseguía, según sus propias palabras, "acercar la belleza a la realidad" y crear nuevos mundos; concebía la fotografía como "poesía visual, una forma de hablar sin usar palabras", y sus fotografías, creadas en principio en blanco y negro, las pintaba llenándolas de luz y color.
Entre su amplia producción, una de sus obras predilectas fue su emblemática foto de Cibeles hecha en 1987. "Una superproducción que duró todo un día, con doce o trece personas posando, un fotógrafo en helicóptero y yo subida con la cámara a una grúa". También sentía también especial cariño "por trabajos más íntimos", como las fotos a su hija.
Una de las últimas exposiciones de Ouka Leele fue Supernova, el año pasado en el Círculo de Bellas Artes y en el marco de PhotoEspaña. Fruto de la colaboración con el Archivo Lafuente, institución que conserva unos mil quinientos fondos de la obra de la artista –la mayoría inéditos–, la muestra seleccionaba trabajos fotográficos, dibujos, material audiovisual y proyectos editoriales correspondientes a los primeros años de carrera durante la década de los 70 y 80. Fue un recorrido en el que su faceta como dibujante cobraba especial protagonismo, junto a una amplia selección de fotografías en blanco y negro y donde también había hueco para algunas de las obras que componen su aclamada serie fotográfica Peluquería.