La antología Las últimas, que incluye las cinco obras de teatro más conocidas de Lucía Carballal, es un libro valioso. Debo aclarar que Carballal (Madrid, 1984) es una de mis autoras de teatro favoritas, admiro la originalidad de los temas de sus obras y cómo los presenta; sus personajes imprevisibles; su toque humorístico; y una idea realista de la existencia proclive al fracaso que expone sin retórica ni dramatismo y que traslucen las cinco obras aquí agavilladas. Su teatro refleja los contrastes ideológicos de nuestra época, las viejas ideas en colisión con las que ahora están tan de moda, pero sin discurso, sino a partir del engranaje dramatúrgico que la autora domina: diálogos que construyen las acciones de los personajes y que son las que hacen avanzar la trama.
Todas las obras de este volumen han sido estrenadas en teatros madrileños, un gran logro para su autora si tenemos en cuenta que es notable el número de textos dramáticos contemporáneos que se publican y no llegan a escenificarse. Ha sido inevitable que durante la lectura vinieran a mi memoria muchas de estas representaciones y los actores que las encarnaron. Pero como bien dice Elena Medel en el estupendo prólogo que le ha brindado a Lucía, en la poética de su teatro “las palabras definen el mundo” y durante la lectura “impresiona distinguir las palabras y los acontecimientos que las unen”.
Recuerdo Una vida americana que dirigió Víctor Sánchez Rodríguez con la fantástica escenografía de Alesio Meloni, una caravana en medio de un bosque de árboles de plástico. En esa caravana se cobija una familia transgresora: una madre lesbiana, su hija queer y otra de quebrada personalidad. Han dejado su barrio de Tetuán en Madrid y están en un bosque de Minnesota buscando al padre que las abandonó y al que la madre culpa de la vida americana que no pudo ser; en realidad, la obra es una búsqueda de la identidad de cada personaje. La situación es chocante, pero se hace verosímil conforme avanza la historia y los personajes se perfilan.
Con buen pulso para los diálogos, Carballal saca un divertido rendimiento al uso del lenguaje queer, y va sumando temas variados que relacionan Estados Unidos con España: comentarios políticos, recuerdos de la época de la base americana de Torrejón, referencias a costumbres judías... Por momentos la personalidad de la madre decanta la situación hacia el sainete, como cuando organiza una cena del Sabbat “como una familia normal”, dice; ella se amarra a las tradiciones para dar solidez a su “proyecto de familia del futuro”.
El teatro de Carballal, del que este libro reúne cinco piezas, refleja los contrastes ideológicos de nuestra época
Pieza más claramente dramática es La resistencia, diálogo entre dos escritores que también son amantes: él es un consagrado novelista, y además ha sido profesor de ella, eterna aspirante a escritora que de momento regenta un restaurante. La pareja mantiene una larga conversación cuando el restaurante ya ha echado el cierre, un combate dialéctico en el que se cruza el amor con la ambición profesional; los entramados de la creación artística y el mundo editorial con la admiración que se supone deben profesarse los amantes; o cómo evadimos nuestra responsabilidad en los fracasos que nos asesta la vida. Es una obra intimista, lírica, de una cruel sinceridad, tejida con una opacidad que poco a poco va desvelándose.
Mientras que la comedia Las bárbaras tiene un corte más clásico, que incluye fantasma y resolución de enigma. Carballal dialoga en torno al feminismo con las mujeres de la edad de su madre y nos recuerda, de paso, que no brotó de la noche a la mañana, sino que la reivindicación viene de atrás. Reúne en un hotel a tres viejas amigas ya jubiladas o casi, con perfiles socioeconómicos distintos. El engranaje dramático se dispara, afloran mentiras y viejas rencillas, y se cuelan asuntos como el heteropatriarcado, el instinto maternal o las relaciones homosexuales desarrollados con bastante chispa. Descubrimos los sueños de cada una, cómo las ha tratado la vida, también los peajes que han pagado para conseguir lo que tienen y lo que han perdido en el camino.
El volumen se abre con Los temporales, tragicomedia irónica sobre el empleo, y las pésimas condiciones en las que hoy se trabaja, poblada de personajes contradictorios (un coach, el sindicalista, el joven trepa…) con una estructura metateatral compleja y ambiciosa. Y se cierra con su última pieza, La actriz y la incertidumbre, encargo que escribió durante la pandemia para ser emitida en streaming. Obra breve, de ambiente claustrofóbico, en la que pone en paralelo las dificultades de dos actores para ensayar una pieza de teatro en tiempos de confinamiento y el fracaso de su relación como pareja.