Eloy Moreno. Por Gusi Bejer
Hace cinco años, Eloy Moreno (1976) presentó su primera novela, El bolígrafo de gel verde, al premio Planeta. Naturalmente, no ganó, así que decidió autoeditarla para que no acabase “en el fondo de cualquier cajón” de una gran editorial. Durante dos años fue de librería en librería con el libro a cuestas y el boca a oído volvió a funcionar, incendiando las redes sociales, hasta que Espasa se ofreció a editarla. Lleva ya ocho reediciones. El Día del Libro será también suyo.
Pregunta: ¿Le recomendaría a un autor novel que se arriesgue con la autoedición?
R: Sí, porque a veces es la única salida. Eso sí, es una opción que hay que trabajarla y mucho, pues uno va solo, no hay medios de comunicación que te lancen, ni una editorial que te promocione en las librerías, en las revistas...
P: ¿Y la autodistribución?
R: Eso es lo más difícil de todo. Es complicadísimo -a veces imposible- llegar a depende qué lugares. Con las pequeñas librerías es más fácil que acepten un libro sin una editorial detrás, pero las grandes cadenas... eso es otro mundo, pues tienen todas las compras centralizadas con determinados distribuidores...A pesar de todo, conseguí colocar el libro en algunas, sólo hace falta ser muy cabezota.
P: ¿Qué fue lo mejor que le pasó esos dos años en los que conquistó las librerías una a una?
R: Lo mejor, el estar en contacto directo con los lectores. Yo me pasaba entre 9 y 10 horas de pie en las librerías, promocionando el libro y hablando con cada lector que pasaba por allí. Sí, lo mejor fue cuando un lector volvía la siguiente semana a comprar más ejemplares para regalar.
P: ¿Y lo peor?
R: Ver cómo alguna librería me rechazaba simplemente porque iba sin una editorial.
P: ¿Qué le dicen hoy esos libreros ante el éxito de su novela?
R: La verdad es que no me preocupo por eso. Prefiero preocuparme por los que sí me apoyaron (que fueron la mayoría), los que aportaron su granito de arena para que hoy la novela esté publicada en Espasa. Nunca sabré como compensar su ayuda; por eso, siempre que puedo, les llevo bombones.
P: ¿Qué le debe su novela a facebook y a las redes sociales?
R: Todo. Absolutamente todo. De hecho, en cuanto salió la edición con Espasa añadí al final una página extra, en la que he intentado compensar mínimamente toda la ayuda que he recibido desde las redes sociales. Facebook y la web han sido y siguen siendo mi principal contacto con los lectores. Cada día recibo una media de 50-60 mensajes y los respondo absolutamente todos. Es lo menos que puedo hacer, y lo hago encantado.
P: ¿Un boli verde puede cambiar una vida?
R: Un boli, una canción, una pulsera, una carta... cualquier pequeño detalle puede cambiarnos la vida. Muchas veces pensamos que la vida cambia por grandes acontecimientos y no es así, la vida cambia por las pequeñas cosas que nos sucecen.
P: ¿De verdad vivimos, como el protagonista del libro, en apenas 500 metros cuadrados, pendientes del reloj?
R: Sí, de verdad, y si alguien no se lo cree que haga la prueba. Cualquiera de nosotros podemos sumar los metros cuadrados en los que nos movemos diariamente y seguramente no sobrepasen los 500. Con respecto al reloj, sólo hace falta mirar nuestra muñeca izquierda... o el móvil.
P: ¿La literatura es una buena estrategia de supervivencia?
R: Para mí la literatura es placer, es desahogo, es desaparecer durante horas viviendo otros mundos, otras vidas.
P: ¿Qué lee?
R: Leo todo lo que me recomiendan mis amigos, por eso que comentábamos de las redes sociales. Facebook no deja de ser un montón de grupos de amigos y claro, cuando vas a comprar un libro, ¿a quién le haces caso, a un crítico o a un amigo? A la hora de elegir una obra no me importa el género, leo a todo tipo de autores: Saramago, Follet, Asimov...
P: ¿Y españoles?
R: Me encanta Millás, envidio esa capacidad que tiene para inventarse mundos y situaciones tan fuera de lo cotidiano. Y Matute, porque siempre que leo algo suyo me traslada a mi infancia.
P: ¿Tiene ya en mente su segunda novela?
R: La verdad es que hay pequeñas ideas pero nada concreto. Ahora prefiero seguir promocionando ésta. La novela acaba de nacer, y hay que ayudarla a que siga creciendo, yque mucha más gente la conozca... Si uno tarda dos años en escribir una novela, habría que dedicarle, como mínimo, el mismo tiempo a promocionarla. No entiendo ese sistema actual en el que se publica mucho más de lo que se lee, en el que si un libro no funciona en las primeras semanas, desaparece, es muy injusto.