Eva Rufo
"Las mujeres de Lope luchan por lo que quieren"
17 julio, 2009 02:00Eva Rufo. Por Gusi Bejer
Hay varias razones para ver ¿De cuándo acá nos vino?, lo último de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) que tras su estreno en Almagro llega esta semana a los Festivales de Olmedo y Olite. Una es su elenco maduro y equilibrado, en el que destaca Eva Rufo. La actriz, reclutada hace dos años para La Joven, se ha quedado en la formación.
Respuesta: Teníamos muchas ganas de actuar frente al público. Llevábamos tres meses de ensayo, que es bastante tiempo, y no sabíamos cómo iba a funcionar. El estreno fue como haber parido.
P: ¿Cómo detectan los actores si una obra ha gustado mucho o poco?
R: Más que en los aplausos, se siente durante la representación; más que en el ruido, en los silencios. Si los hay, sabes que hay comunicación.
P: Que una madre le dispute a su hija el novio induce a pensar que la moral de entonces no era tan mojigata como se cree.
R: Sí, esta obra habla de la supervivencia en un Madrid, el del Barroco, en el que se perdía la camisa con mucha facilidad.
P: Ha sido Belisa, Leonor y ahora Ángela, tres damas de Lope, quién tenía fama de mujeriego. ¿Entendía Lope a las mujeres?
R: Yo creo que sí, y lo que caracteriza su obra es precisamente el conocimiento del universo femenino. Aunque todavía no podemos hablar de profundidad psicológica de los personajes en el teatro de la época, las mujeres de Lope luchan por lo que quieren y, eso, es muy moderno.
P: La vistió Lorenzo Caprile y ahora Pedro Moreno ¿Qué siente cuando se pone un traje de estos grandes figurinistas?
R: El primer día que fui al estudio de Lorenzo flipé, también con Pedro. Lo que más me gusta de ellos es la sencillez con la que trabajan y cómo se adaptan a ti. Esa es una clave de su genialidad: se ponen al servicio del equipo para que todo brille.
P: Después de dos espectáculos con La Joven, siempre de protagonista, recala en uno de los elencos y sigue con primeros personajes. No se puede quejar...
R: No me quejo de nada, lo que me está pasando lo vivo con mucha alegría y me siento muy comprometida con la CNTC.
P: ¿Y cómo se compromete una actriz?
R: Entregándose a fondo con el trabajo que te proponen y dando lo mejor de una. Opinando sobre lo que haces y poniéndoselo fácil al director.
P: ¿Su carrera va viento en popa a toda vela?
R: (Ríe) No sé... quizá para el teatro mi ritmo resulte rápido, pero yo no creo que vaya tan rápido, más bien todo lo contrario: tengo la sensación de ir bastante despacio.
P: ¿Dónde se formó?
R: Estudié en la Resad de Madrid y luego hice un posgrado del Aula José Estruch en la misma escuela. Con el Aula participé en dos espectáculos hasta que Eduardo Vasco (director de la CNTC) me vio y me animó a presentarme a las pruebas para La Joven con otros 400 actores menores de 30 años. Me seleccionaron y luego he hecho talleres con la CNTC.
P: ¿Y qué opinión tiene de la Resad?
R: Lo bueno es que es muy variada y se aprende de todo. No existe la figura del maestro como gurú y es una suerte. Así que no he tenido maestros, pero sí profesores como Charo Amador, que me dio las herramientas para ser la intérprete que soy, Vicente Fuentes, profesor de voz y verso y que también está en la CNTC como asesor, y Miguel Medina, profesor de Literatura que ya murió.
P: Y su inclinación por el teatro, ¿de dónde le viene?
R: Es algo que se lleva dentro. Mis padres me han orientado hacia el mundo artístico, pero cuando quise estudiar interpretación, me aconsejaron que hiciera una profesión más sensata. Hice Educación Especial y al acabar me inscribí en la Resad.
P: Y conociendo ahora a la profesión teatral ¿es tan insensata como suponían sus padres?
R: Sí, no es nada sensata, pero es parte de su encanto. La vida del actor es inestable.
P: ¿Es la CNTC el mejor sitio donde podía haber caído?
R: Sí, sin duda, es el mejor. Aquí aprendo de gente que lleva en esto toda la vida, de los actores, de los técnicos.
P: Alguna desventaja tendrá...
P: Puede tener el peligro de hacerte un poco funcionario, pero ahí está la pericia del actor para no anclarse en una forma de hacer las cosas.